Capítulo 4

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Una noche... extraña:

Serena:

Me despedí de Rei y Nicolas con mucha alegría, volviéndolos a felicitar por la buena nueva.

—Sabía que te pondrías muy feliz. —acercándose a mí comentó Andrew.

—¿Y tú cómo sabías, Andrew? —continuaba sin entender ese detalle.

—Verás, me los encontré en el camino. Muy contentos. Eso me hizo suponer que no pasó nada malo con los resultados, así que fui a preguntarles directamente a qué se debían esas sonrisas y, —se alzó de hombros—... supongo que no pudieron aguantar la noticia o simplemente no les quedó de otra. Sus caras los delataban. Sin mencionar que Nicolás le iba tocando exageradamente esa parte del estómago. —vaya, con que Drew se había llevado la exclusiva. Bueno, no me molesta. Al fin y al cabo Rei y él también son amigos.

Partimos cada quien por su lado. Llegué a casa bastante contenta y lo primero que hice fue abrir mi red social para ver si Rei había publicado algo acerca de lo de hoy. Pero no fue así. En cambio, lo que si había era la solicitud de Neherenia. Continuaba allí, ahora con un mensaje en la bandeja de entrada y cuyo texto ponía dos simples palabras: »Hola, Serena«. No lo respondí. Aunque uno de mis defectos es la curiosidad, quise dejarlo para después. Total, ¿qué importancia debía tener?

Puse música a todo volumen. Como iba a ausentarme por algunos días decidí que sería bueno hacer limpieza general. Sobre todo, lavar la ropa que había utilizado en la semana. Para cuando terminé ya pasaban de las once; el cielo se veía hermoso. Había un manto de estrellas tintineantes, el viento que era ligero acariciaba a mi rostro con la suavidad del algodón y no hacía ni frío ni calor. El ambiente ideal para un paseo romántico nocturno o acampar. En lo personal, preferiría lo primero. A todo el mundo le ha quedado claro lo romántica y cursi que puedo llegar a ser.

Ahí me quedé un ratito en stop. Solamente siendo consciente de la sencillez que me rodeaba y que muchas veces suelo dar por hecho. Como a unos cuantos metros hacia la izquierda de mi calle termina el camino pavimentado y sólo queda un extenso terreno de tierra y pasto sin recortar. A lo lejos, si miras con atención, se alcanza a distinguir una iglesia un poco antigua en donde a sus costados se levantan variados negocios (ahora cerrados). Más allá no hay otra cosa, más que la carretera. Ésa es mi vista diaria. Por el momento luce simple y común, sin embargo, cuando es temporada de fuegos artificiales... ¡Uf, se convierte en el paisaje más hermoso!

Lleno a mis pulmones de aire fresco y doy un gran suspiro. Será mejor que vuelva a mis asuntos; todavía debo ducharme.
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La una de la madrugada eran cuando al fin pude ir a la cama, y aún así, despierto sintiéndome fresca y más feliz que una lombriz. ¡Y es que a partir de este día veré a mi novio todos los días! ¡Qué emoción!

—¿Me pregunto si mi novio de ojos bonitos se sentirá igual...? —me muerdo el labio frente al espejo. Y no espero más, asalto a mi escaso guardarropa.

Como saliendo del trabajo iría derecho a casa de Andrew (y sí, también porque vería a Darien), quise verme un poco más arreglada. Peiné mi cabello en una cola de caballo bastante alta; mi melena rubia tenía el mismo largo que el de mi amiga, así que sabía de antemano que se vería genial. Me puse un poco de color en las mejillas y labial rojo sangre. Aparte de la falda también usé medias oscuras. Iba casi toda de negro, excepto por la blusa. Incluso me atreví a usar tacones.
Al llegar al trabajo me elogiaron un montón. Querían saber a qué se debía tanto esmero pues no era usual. Yo sólo negaba y reía por dentro. Todo iba perfecto, hasta que alrededor de las cuatro de la tarde ya me había arrepentido de haber llevado tacones. ¡Mis pobres pies estaban matándome! Sabía que inevitablemente sucedería pero, el entusiasmo pudo más y ahora debía pagar el caro precio por el pecado de la vanidad.

Así Como Si Nada 🌹 Darien Y Serena (reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora