Defensas Abajo

2.9K 227 116
                                    


Al parecer se sentía atraído hacia un tipo de libertad no caótica

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Al parecer se sentía atraído hacia un tipo de libertad no caótica. De esas que estaba en las zonas grises, intensas y heroicas. Las personas que más apreciaba eran aquellas que veían el objetivo y lo alcanzaban a toda costa, pero sin perder el sentido de aquello que era lo correcto.

A veces con auto-sacrificio.

A veces con fuerza.

Pero otras veces implicaba agilidad, rapidez, astucia, análisis e inteligencia. Dedos rápidos ingresando y cambiando información, ojos grandes y llenos de conocimiento que absorbían todo, labios tensos en total seriedad que luego se relajaban en una enorme sonrisa. Una despreocupada postura, porque había tanta seguridad en ese pequeño cuerpo, que no le importaba qué pensara el resto. Un orgullo y seguridad abrumadores que podrían asustar a cualquiera al comprender que esa mente era poderosa a niveles incalculables.

Un bostezo a boca abierta, brazos estirándose al techo, dedos tronando al entrelazarse entre sí. Ojos miel, cabello a juego, solo un poco más cálido, perfecto.

- ¿Keith...?

Él sintió su cuerpo paralizarse, se había ofrecido a buscarla y se había distraído. Una vez más se había absorto mirándola hasta perder la noción del tiempo. No podía creer lo impaciente que podía ser en tantas cosas y como en otras le era increíblemente fácil dejar que el tiempo fluyese. En especial cuando se trataba de Pidge.

-Hey... -sonó casual, se sintió agradecido de esa característica suya que lo hacía ocultar lo que sentía.

Ese mecanismo de defensa podía ser muy útil cuando temía ser delatado. Pero aun así se acercó, sabía que era una buena excusa en ese momento para dejar de merodear a su alrededor y simplemente aproximarse. Pidge se había acomodado en una mesa de trabajo y tres pantallas la iluminaban en la oscuridad. Al parecer ella había decidido no encender la luz o muy probablemente se había olvidado, demasiado entregada a su trabajo.

- ¿Vienes por Cosmo? –consultó Pidge, bajando una de las manos hacia el asiento largo.

Ahí lo notó. En un inicio se había preguntado por qué ella se había atrincherado contra la pared teniendo tanto espacio, pero al acortar la distancia entre ambos pudo asomarse sobre el espaldar y notar a su lobo recostado en todo el asiento y con la cabeza apoyada en el regazo de Pidge. Ella acarició el pelaje azul, enterrando los dedos por el mismo y rascando al animal de manera distraída sobre el lomo, siguiendo el camino de cada vértebra.

No era la primera vez que sentía envidia de su propio compañero.

Cosmo se había apegado a Pidge de manera fascinante. Y no lo culpaba. Ella había confiado en el animal y lo trataba con respeto, pero la personalidad de Pidge armonizaba bien con el solitario lobo, podían pasar horas uno junto al otro sin perturbarse, pero también había momentos en que Pidge simplemente jugaba con Cosmo, lo acariciaba, mimaba, lo incitaba a perseguirla, a entrenar con ella y derrumbarse de agotamiento y dicha en su estado puro.

Defensas Abajo «Voltron» [Kidge]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora