Capitulo 3. Promesas

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Promesas

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Recuerdo... cada nombre de las personas que entraban en mi habitación, oh si, ellos solían gritarme... Lastimarme, pero no creo que lo hicieran con malas intenciones, por lo menos no al principio, podía reconocer el miedo, olían a él, su amigo y al mismo tiempo un enemigo, su sangre también sabia mas espesa de lo normal, quizás era por la falta de agua en sus organismos o por miedo.

De todas maneras, siempre terminaban muertos, y yo tachaba sus nombres en las paredes con su sangre, o la mía, ambas manchaban así que servían...

Tuve que parpadear unas cuantas veces antes de poder adaptarme al cambio de ambiente, de repente habían prendido las luces de mi cuarto, no me gustaba que prendieran las luces... Indicaba que alguien me iba a visitar y... No... No quiero mas castigos... Eran... suficientes por un día... Apenas podía y mantener mis ojos abiertos.

Vi la puerta abrirse y lo primero que hice fue ver como un hombre entraba, no pude evitar tensarme y esconder rápidamente a Mimi en sabanas para suspirar, sentía mi corazón latir contra mi pecho y... Tenía miedo... ¿Qué me harían ahora?

Quizás esta vez tratarían de quitarme la ropa... No quería castigos por defenderme... Uh...

Pero tampoco me dejaría... Le prometí que no dejaría que me hicieran algo, no dejaría que me penetraran, no, no quería llorar como Raquel lo hizo cuando uno de los doctores le quito la ropa y ante mis ojos le hicieron gritar y más... Pobre chica... Su nombre también estaba tachado en mi pared.

Ella duro poco, pero fue una de las pocas que en lugar de quererme matar me tenían miedo y por este no se me acercaba.

Mis pensamientos se pierden al verlo, era el Dr. Al.

—Ely... —el hombre me sonríe cálidamente, ese hombre era como mi padre, aunque el mio no me quiera... A veces él me premiaba por comportarme bien y hacer lo que él quería... Al era diferente, él me trataba bonito y me pedía de por favor las cosas, no me gritaba... No me golpeaba o amenazaba.

—¡Al! —chillé y me lancé a abrazarlo.

—Hola pequeña —sentí como me acariciaba el pelo, peinándolo con cuidado y cariño—¿Podemos hablar rápido antes de que te vayas? —me pregunta con tranquilidad, nunca me daban dos opciones, pero a él lo podría escuchar cuando quiera.

—Claro, claro —susurre, sin querer apartarme de él, a su lado no me sentía tan indefensa...

Un ronco suspiro salió de su garganta y me cargo.

—Ely... ¿Por qué no quieres tener un compañero de celda? Ya sé que casi siempre terminan queriendo matarte, pero... ¿Y si fuera como Anny o como Peter? —alzo una ceja, no quería... Ella... No quería matar a otro amigo...

Peter fue el primer nombre en ser tachado hace 3 años... Desde ese nombre la pared se había llenado de nombres... Todos tachados, una de las ultimas había sido Anny, se la habían llevado hace quizás meses...

—¿Y si le doy miedo y me quiere matar? O por el contrario... No puede ni verme... Peter y Anny fueron diferentes... Ellos... Hablaban conmigo... Sonreían... Parecían humanos... Lo demás... Ugh... Los animales son mucho mejor antes que las personas... —susurre, aferrándome un poco a la bata de Al— Sé que cuando sus cuerpos dejan de moverse... Ellos son libres... Los sacan de aquí... —le intente sonreír al doctor, este frunció el ceño— Los sacan de esta habitación y no vuelven, me gusta pensar que... Lograron ser libres... Pero... Yo no me quiero quedar sola Al... Mimi tampoco quiere... No queremos mas sangre en nuestras manos...

BROKEN -nadie es lo que aparenta ser-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora