Capitulo 2

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Llegue a casa y mamá estaba en la cocina me acerque a ella le dí un beso y me sente en la mesa.

-¿Qué tal estuvo la tocada?- pregunto sin dejar de lavar unos platos.

-Bien, Alex dijo que mejoramos- dije levantandome y tomando una manta para secar los platos.

-Eso es bueno, ¿Adam no vino contigo?-
-No mamá él llevo su moto al bar, llego antes que yo, ¿Papá aun no llega?- dije cambiando el tema.

-Dijo que llegaría tarde tubo un caso, ya sabes cosas de abogados-
Sonreimos complices.

-Esta bien, ire a descansar. Te amo-

-Y yo a ti-

Subi a mi habitación, me duche y me recoste en la cama.
Revise mi teléfono y tenia dos mensajes.

Mensaje

Adam...-Buenas noches preciosa-
Adam...-Te amo-

Sara... - Descansa, Te amo.

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Desperté por la alarma de mi teléfono, lo apague y eran las 6:15am me levante me di un baño tibio ya que estaba un poco fresco.
Me puse unos jeans de mezclilla y una blusa blanca.
Baje a tomar el desayuno.

-Buenos días mamá, buenos días papá-
-¿Qué tal durmio mi princesa?-
dijo papá sosteniendo un vaso de café en la mano.
-Bien-

El timbre sono.

-Debe ser Nathan- dijo mamá dandome un jugo de naranja.
Lo tome rapidamente, agarre mi mochila.

-Nos vemos los amo- dije cerrando la puerta no esperando respuesta.

-Hola-
-Hola ¿Te llevo?-
-No gracias, solo vine a ver como te subes a tu coche para luego correr tras el-
Ambos sonreimos burlones.

-Vamos enano se nos hace tarde Annie nos espera- dije quitandole seguro a mi coche.

El camino a casa de Annie fue algo silencioso, Nathan estaba perdido en su teléfono y yo conducia.

Toque el clauson al llegar a casa de Annie y ella salio de su casa despidiendose.

-Hola-
-Hola sube-
Hize una mueca

Llegamos al instituto, muy pronto.
Annie vivia a pocas cuadras de allí pero siempre nos gustaba llegar juntos.

-Bien llegamos-
-Hoy tenemos examen, ¿estudiaron?- dijo Nathan mirandonos

-¿Qué?-
-Se me olvido por completo- dijo Annie

-Creeme, ya somos dos-

-Nos ira bien tranquilas-

-Apresurense enanos- dije empezando a correr ambos se miraron y me siguieron.

Le digo enano a Nathan porque mide unos centimetros menos que nosotras.

Entramos al instituto y como cualquier otro colegio, amigas que hablaban en bolita, chicos golpeandose el hombro como forma de saludo, maestros llendo a sus respectivas aulas.

Un infinito entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora