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Sábado por la noche y todo estaba tan tranquilo que parecía ser otro instituto; pero después del incidente de la semana pasada, nadie quería molestarse en armar otro problema.

Ya había pasado un mes desde que las clases habían iniciado, y el sábado anterior los chicos de tercer año habían organizado un escape en grupo a las montañas, por lo que varios de primero se metieron en problemas y ahora le tocaba a Momo como presidenta estudiantil arreglarlo todo para que los directivos no tomaran cartas fuertes en el asunto.

Así que esa noche estaba en la sala del concejo arreglando varios papeles para asegurarse de que los estudiantes que se habían escapado tuvieran su castigo, pero sin perjudicarlos con alguna suspensión de clases.

Eran aproximadamente las 9:00 de la noche cuando su celular vibró sacándola de sus pensamientos y del trabajo que llevaba haciendo por lo menos dos horas antes.

Tomó su celular y lo desbloqueó para ver el mensaje que le había llegado a través de whatsapp. Era raro que alguien que no fuera Jirou se comunicara con ella a esas horas, más si sabía que estaba haciendo trabajo de oficina.

Finalmente leyó el mensaje, bueno, el nombre del emisor.

Su cara se descompuso totalmente al ver que Todoroki le estaba enviando un mensaje. Desde el incidente de la última vez y la amenaza del albino, no había vuelto a saber nada de él; pero era claro que no se iba a librar tan fácilmente de eso, por lo que abrió la conversación para leer lo que estaba escrito.

9:12 p.m.
Todoroki: Mi habitación, ahora.

La pelinegra soltó un amplio suspiro, sabía que su secreto era importante; pero no podía dejar el trabajo de lado.

Su celular volvió a vibrar.

9:14 p.m.
Todoroki: ¿Necesito recordarte lo que vi?

Tragó saliva, no era buena idea meterse con él, pero tampoco quería quedarse de brazos cruzados y obedecer todo lo que le dijera.

9:14 p.m.
Yaoyorozu: Tengo trabajo en el concejo, no puedo.

Cuando sus dedos pulsaron "enviar", tuvo que darse un segundo para respirar, si volvía a escuchar ese celular vibrar lo lanzaría por la ventana. Y como si sus plegarías se cumplieron, no tardó en sonar.

9:16 p.m.
Todoroki: Sólo una loca como tú podría trabajar a estas horas, es el único lugar del edificio donde hay luz.

9:16 p.m.
Yaoyorozu: Al menos tengo el puesto, no como tú.

9:16 p.m.
Todoroki: Cuida tus palabras, Yaoyorozu. Te vas a terminar quemando.

Se desesperó, nunca había podido hablar bien con ese chico y en esos momentos estaba tentada a darle un buen golpe; pero en vez de hacer eso, descargó toda su ira sobre su celular lanzándolo hacia el piso para que sonara en algún rincón que no le diera problemas.

Seguramente por la mañana todos sabrían de su aventura con el profesor Aizawa y tendría que dejar el cargo de presidenta.

-Maldita seas, Todoroki-murmuró apretando con fuerza la pluma que llevaba en la mano.

Cerró los ojos intentando concentrarse en otra cosa; pero la conversación con su madre llegaba a su mente con fuerza.

-Te irás, no me importa cuanto llores o cuando te arrastres-sentenció la mujer.

Institute for rebels. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora