— ¡Colócate un poco de merengue po, Salmón! —le pidió como tercera vez en el camino la Igna al Simón, que venía manejando, al final si le habían dado permiso para ir en auto obvio que con la única condición de no tomar, "Loca me da igual tomar o no, mi cuerpo quiere vacile" respondió ante las burlas de la Igna ante esa condición.
Igual ahora que me ponía a pensar los únicos que tomaban como si la vida fuese a acabar mañana era el Simon y yo, la Igna era una vieja culia amante de los vinos y pisco sour, y la Isi igual tomaba pero se cuidaba caleta, lindas mis niñas. En todo caso esa era la razón por la que no salíamos tanto a carretear, somos más de juntas piolas.
— Eh, hermanas mías, pantera mía, les sugiero bajarse aquí —anuncio el Simón parando el auto en medio de la calle.
— Salmón, por si no te diste cuenta estamos en medio de la calle —le respondió la Igna.
— Si se, si es aquí; pero no quiero que me hagan bullying de por vida porque no me se estacionar bien, así que partieron, se bajan y yo las veo adentro —ordeno el Simón y pa que pelear, así que le hicimos caso.
Presentí que habíamos llegado temprano, eran las nueve y media recién, sin embargo eso no significo que igual hubiera harta gente ya tomando, pude reconocer a un par de grupos que eran del liceo, en cambio habían otros que seguramente eran desconocidos.
Me acerque a la barra y pedí agüita, literalmente pedí agua, no me quería curar todavía.
— Agua? De verdad? Me cago, que sana —se burló el loquito que estaba detrás de la barra y le había pedido agua.
— Hueon, no sé qué mierda es esto, pero está más rica que la chucha —intervino la Igna a mi lado con una lata de cerveza en la mano y un cintillo de picos en la cabeza.
— Ahí sale el nombre, culia ciega. ¿Y que mierda es ese cintillo? —me reí de ella y negué con la cabeza.
— Ah chucha. Cotillón po, ¿qué más? —se rió mi amiga y miro la cerveza para leer el nombre, podía notar su mirada perdida, este hueona se ve iba curar pronto.
— A alguien le tocara turno de niñera hoy, parece —comenta el tipo de la barra, que no tenía idea como se llamaba. Era guapo, pelo oscuro, facciones marcadas y piel clarita. Me sonrió y yo le sonreí de vuelta.
— Mmh, por esa razón vai a tener que mantenerme sobria... —dije sin cerrar la oración para que me dijese su nombre.
— Tomas —respondió. Qué lindo que no fuese tan ahueonao para cachar mi indirecta—. ¿Y tu como te llamai, ojitos claros?
—Florencia —respondo y tomo un sorbo de mi vaso.
—Nice —asiente—. Sé que la huea es masiva y todo pero, ¿Y tú de donde cachai al Franco?
—Onda, conocerlo, lo cache recién cuando me avisaron del carrete en el liceo, y el que me aviso... no sé si lo cachai, se llama Bastián —Él se rio y siguió asintiendo.
—Ese Bastián anda metido en todos los carretes —comento sin gracia, puta que era lindo pero fome el hueon.
— ¿Y tú? ¿De dónde lo cachai? —le pregunte mirando mi vaso, esperando a que la conversación se volviera más entretenida.
—Es mi primo —contesto y se dio vuelta. Puta y yo que me lo quería comer, ah.
—Hola —un tipo me saludo y se sentó a mi lado, tenía cara familiar
—Hola —le respondí, ahora que me giraba y lo veía detenidamente lo reconocí, era del grupito de tercero, tenía carita de niño, era rubiecito y se veía inocente.
—Te sonara súper loco esto pero... te conteste la historia donde te quejabai sobre biología y me ignoraste, me dejaste el visto —me dijo en un tono avergonzado pero al final igual se rio. Abrí la boca recién acordándome de que al final no le había contestado y me la tape con la mano rápidamente.
—Puta sorry, te juro que se me olvido —respondí con sinceridad—. ¿Pedro no?
—Sí, pero da igual —sonrió amable—. Mejor te hablo en persona.
Le sonreí amistosamente y le respondí a su pregunta de ig:
—Biología plan común, de todas formas el electivo es peor. Odio biología.
— ¿Electivo? —Levanto las cejas con curiosidad—. ¿Cuál tomaste?
—Físico matemático —respondo orgullosa.
Me acuerdo que siempre compañeros y familiares me leseaban porque aparte de ser un "rostro bonito" era seca para todo lo que tuviera que ver con cálculos, seguramente se creían el cliché de que por entrar en el estereotipo de belleza asumían que era tonta, o no sé, Johnny la gente está muy loca.
—Cerebrito —comenta el negando con la cabeza.
—Se me hace fácil —me alzo de hombros.
—Ya te andai pelando Flo —interrumpe el Simón colocándose a mi otro lado—. Hueon esta casa parece un laberinto, no sé qué mierda. ¿Viste a la Isi?
—No. Nos dispersamos desde que llagamos —le contesto mirando hacia mi alrededor en un intento de buscarla con la mirada—. Oye y hay que tener cuidado con la Igna, me parece que se va curar pronto.
—Puta ya —suspira asumiendo el cuidado de nuestra amichi—.Ahora que tengo dieciocho siento que tengo más responsabilidad hueon, son como unas vibras distintas, siento que maduro.
Suspiro e hizo unos gestos extraños asintiendo con la cabeza.
—Claaaaaro —Le di un empujoncito hacia el lado—. Te acompaño a buscar a la Isi.
Nos paramos y fuimos en dirección en la casa ya que estábamos en el patio. Ahora que era más tarde y había más gente la casa si parecía un laberinto, tenía una puerta de la cocina al garaje (que estaba abierto y daba al patio de atrás, del living al patio trasero y delantero, y la habitación de abajo tenía un ventanal que daba al patio trasero.
—Ahí esta po —apunto al comedor, la Isi estaba jugando al con un grupo de otro cuarto—. Voy a ver a la Igna.
Comencé a caminar entre la gente que estaba o hablando, bailando o comiéndose. Ignacia Valeria Martínez Portales exclame mentalmente, abrí la boca en "O", mi amiga que se hacia la santísima se estaba comiendo con un loco en la puerta del living, si fuese por su reconocible color rubio fresa, no habría sabido quien era.
—Ojitos claros —sentí un murmullo a mi lado y me di vuelta, era el hueon fome de la "barra", el Tomas—. Sorry por no pescarte tanto antes, pero se me tiene prohibido hablar contigo —se excusó levantando los hombros.
— ¿Se te tiene prohibido hablar conmigo? —me rei burlándome de lo que me acaba de decir—. ¿Y se puede saber quién es?
—Puta no, no puedo —me sonrió y comenzó a sonar un old reguetón del bueno y comencé a bailar incitándolo a que me siguiera, lo que claramente hizo.
—Pucha, entonces espero que ese desconocido no le moleste si es que... —me acerque y me lo comí.