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Camino con paso decidido hacia él mientras le analizo. Su egocentrismo me pone histérica, una sola conversación había sido suficiente para descifrarle, aunque siento que no del todo. Atleta, eso estaba claro (sus músculos no pasan desapercibidos bajo su chaqueta), engreído, mujeriego y... misterioso. En todo el año no le había visto en el instituto hasta hoy, nunca he escuchado nada sobre él y hoy ya me lo he encontrado dos veces. Qué suerte la mía...

-Me voy a empezar a asustar... ¿Es cosa mía o me estás acosando? —Se pasa la mano por el pelo y suelta una risa que acompaña Gala. Gala me agarra del brazo y me susurra en el oído con cara de sorpresa.

-¿Le conoces?

-¿¡Qué?! ¡No! —Sin controlar mi tono de voz hago que un grupo cercano se gire y se centre en la conversación. Y por desgracia, no cualquier grupo, el de Lidia.

-Uuh... eso ha dolido. Qué rápido olvidas amor —Se lleva la mano al pecho y hace gesto de dolor. Gala le mira y vuelve a reír como una tonta.

-Bueno será mejor que me vaya antes de que me salte otra clase por estar vomitando del asco —Sin dejarle contestar me giro y me dirijo hasta la próxima clase. Las horas pasan lentas pero por suerte llega la hora del almuerzo.

-¿Dejamos las cosas en la taquilla primero y después vamos a comer? —Gala me mira cansada y yo asiento.

-Sí, claro. Vamos—Recorremos el largo pasillo hasta llegar a las taquillas. Rebusco la llave en la maleta y la abro. Acto seguido, un papel se cae al suelo.

-Se te ha caído eso —Gala lo señala e introduce sus cosas en la taquilla. Extrañada, cojo el papel arrugado y lo abro. Su caligrafía me sorprende y me dispongo a leerlo.

"Mañana a las ocho en tu casa amor. Quiero quitarme el trabajo de encima. Me refiero al de educación física ;)"

¡¿Amor?!, pero qué se ha creído este tío. Estaba claro que no era mi día y mucho menos sería mi semana si teníamos que volver a vernos. Mi cara me delata al leer la nota y Gala pregunta por ella.

-Un tonto que quiere que le pase el ejercicio de matemáticas —Intento disimularlo y suelto un suspiro interno al darme cuenta de que Gala se lo cree.

-Bueno, déjalo estar. ¿Vamos a comer?

-Ahora te alcanzo, acabo de recordar que tengo que preguntarle una duda al profesor de matemáticas.

-Ya ha acabado su turno —Dice Gala extrañada.

-¿¡Mates!?, quería decir inglés, mi cabeza...

-Vale... te guardo un sitio.

En cuanto le pierdo de vista comienzo a caminar por el pasillo en su búsqueda. Nunca le había visto almorzando en el instituto por lo que no podía estar en el comedor. Decido probar suerte en los aparcamientos y en la cancha pero no le encuentro en ningún lado. Al final desisto y vuelvo al comedor.

-¡Jess! ¿Dónde te metes? —Rachel me invita a sentarme con la mano y Dylan me ofrece una bandeja con el menú básico.

-Gracias chicos, os quiero —Dylan me pica un ojo y comienzo a comerme los macarrones. Realmente no me doy cuenta del hambre que tengo hasta que los pruebo.

-Frena, te vas a atragantar —Sofía me mira riéndose y sigue hablando con Gala.

-Ey Jess, no nos has dicho con quién te ha tocado de pareja —Rachel termina y Gala me lanza una mirada pícara. Antes de poder contestar habla ella.

-Con... ¡Jason! —Dylan se atraganta con el agua y Rachel me mira estupefacta.

-¿Me vais a decir qué pasa o vais a seguir mirándome así?

-Jason está en nuestro grupo, aunque bueno, nunca viene a clase. ¡Qué fuerte!, todas las chicas están detrás de él y por no decir que es de lo más popular...  —Responde Rachel.

-Pues te lo cambio, por quien sea —Digo mientras juego con el tenedor en el plato.

-Qué va, yo a Sofi no la cambio por nada jajaja.

-Qué suerte tenéis—Digo con rabia mientras Sofía me enseña la lengua.

-Bueno, ¿nos vamos? —Gala se levanta y todos le imitamos. Recogemos la mesa y salimos a los aparcamientos.

-Jess voy a acercar a Rach a su casa, si quieres te llevo.

-Ay, es que había quedado con mi hermano para ir caminando, pero gracias Dylan—Me despido de ellos y me dirijo hasta la universidad. En diez minutos ya puedo a ver a Lucas apoyado en la entrada y hablando con una chica. Le hago una seña desde lejos y se despiden.

-¿Quién era esa? —Le miro de reojo y veo como se inquieta.

-Una amiga de la facultad. No te pongas con interrogatorios, te lo advierto —Me río y le empujo. Durante el camino comenzamos a tener la típica conversación de cómo nos había ido el día y qué habíamos almorzado. Lucas me cuenta una anécdota de un amigo suyo que se había caído en la fuente de la facultad y la verdad que el camino a casa se hizo más ameno, casi hasta pude olvidar la locura que había sido mi día.

Llegamos a casa, y Lucas se encierra en su cuarto, mi madre y yo siempre lo llamamos "la cueva". Era mi momento perfecto para conseguir la firma antes de que ella llegara. Sin hacer ruido, me meto en el cuarto de mi madre y comienzo a buscar en los cajones algún papel con su firma. Nada. Voy a su despacho y doy con uno, justo cuando se abre la puerta.

-¿Jessica qué haces aquí? —Mi cuerpo se tensa, pero reacciono rápido e introduzco el papel debajo de mi camiseta. Me giro y veo a mi madre en la puerta con expresión cansada.

-Estaba buscando un bolígrafo negro, se me ha gastado el mío —Acabo la frase y me regaño a mí misma en mi cabeza por la tontería que acabo de soltar.

-¿Le has preguntado a tu hermano?

-No... ¡qué buena idea!. Voy a ver si tiene uno —Le doy un beso en la mejilla y me escabullo hasta mi cuarto. Suelto un largo respiro y me tiro en mi cama. Definitivamente, no estoy hecha para esto. 

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⏰ Last updated: Aug 19, 2018 ⏰

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Y de repente, túWhere stories live. Discover now