Día 5, mes Marzo

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Pipi pipi pipi, 6:30
Y si, en algún momento se tenían que terminar.
Otra vez... otro día, otro ciclo. Pero un ciclo un poco nuevo, ¿Que porqué? Bueno, porque es inicio de clases, comienzo de clases en otro colegio. Que lindo, gente nueva, que te apunta, que te mira, que se ríe, que asume. Nada mejor que ser la rara.
Y ahí voy rumbo al infierno, sin poder frenarme.
Camino por el pasillo antiguo de paredes de roca y piso de madera de roble. Están todos tan pendientes de sus obligaciones que creo que no se dieron cuenta de soy nueva. Eso me hizo ganar un poco más de confianza.
Aunque me sigo sintiendo como una de esas lámparas viejas en las que solo les queda ese poquito brillo tenue que apenas alumbra. Y como tan poco brillo, nadie me prende.
Ya entré a 4to y soy una de las primeras en llegar, por suerte. Me elijo un banco y me siento lo más sola posible del grupito del fondo.
Por lo que escuché, (sin querer) hay un chico que se llama Logan, y Daiana una de los pelos un poco alborotados, como si no se hubiera querido despedir de la cama.
Son las ocho y ya están todos presentes y ubicados.
La profe de Mates empezó con números y toda la mierda de ecuaciones, por lo que intenté de poner la mayor atención posible.
-Laura, Laura... no entiendo nada. ¿Qué carajo son esos números?-dice un pelirrojo
Todos se ríen y  molestan al muchachito, pero a él no le molesta.
Es ahí cuando me quedé pensando en el chico y sus rizos rojos ladrillo.
¿Adivinen quién no prestó atención?

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