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Sus ojos se abrieron con gran sorpresa al ver tal montaje de papeles y rosas por doquier, algunas eran tulipanes, otras eran claveles, que raramente eran de su gusto. Pero apesar de lo bello que se miraba el lugar, hubo algo que llamó más su atención, y no, no eran los estudiantes que lo miraban ansiosos, no era la estúpida de Mina que sostenía una cámara a sus espaldas; si no aquel pelirrojo que estaba como a unos diez pasos suyos, con una sola flor en su mano, una que era muy rara de conseguir, una que era semejante a su manera de ser. Una muy bella en su tipo.
Una canna índica.
No mostró expresión alguna después de eso, no estaba enojado o siquiera feliz, simplemente era como algo vacío, porque él lo veía con una sonrisa de esperanza, llena de vida y angelical, de esas que aprendió que sólo se las daba a él, únicas y especiales para su persona, cuya no era más que una mierda.- ¿Que se supone que es esto? -dejó salir de la nada, seco y lo suficientemente audible para que sólo Eijirou la escuchara.
En ese momento, a Eijirou se le fueron las palabras; como si todo lo que estuvo ensayando se le hubiese ido por el desagüe. Tragó con nerviosismo, sin apartar la mirada de Katsuki. ¿Como podría decirle todo lo que sentía sin sonar estúpido? ¿sin hechar a perder todo lo que había planeado por semanas? Cuando por fin había abierto los ojos para darse cuenta de que estaba enamorado de alguien tan magnífico como Bakugou, tardó en aceptar esos sentimientos, pero no había problema, podía hacerlo ahora, justo en ese momento.
Tomó aire y se acerco hasta Bakugou, quién por inercia dio un paso hacia atrás, él paro cuando le vio hacer esto; pero sonrió para pedirle permiso, y justo hasta ese momento le vio fruncir las cejas un poco, pero acepto. Cada paso más cerca de él le aceleraba el corazon, podía sentir como un nudo se juntaba en su garganta y todo empeoraba cuando Mina soltaba chillidos de emoción, no podía estar más agradecido de tener la ayuda de alguien como ella. Pero justo estuvo cerca de Bakugou le extendió aquella flor, él la tomó, claro. Pero ya no le dirigió la mirada, esa no fue una buena señal para Eijirou, así que sin adelantarse a hacer más de sus teorías carraspeo un poco y comenzó a soltar lo que su corazón le dictaba: Palabras de amor puro.
-Blasty... digo, Bakugou... y-yo he hecho esto por una única razón y es por que te quiero, no como amigos, si no como algo más. Me has enamorado con tu manera de ser, todo tú me tiene cautivado y yo... yo, quería pedirte-
-Que sea tu novio -murmuró Bakugou, aun con su mirada baja, mirando atentamente aquella canna, tan hermosa e inigualable.
Kirishima sonrió tímido y respondió afirmativamente en voz baja. Fue hasta entonces que los estudiantes de ahí chillaron, desesperados por saber si aquel chico del festival aceptaría al pelirrojo, ese que era el sueño de muchas; soló por ser como un bello angel.
-Debiste preguntarmelo a solas, estúpido.
-L-lo se, pero es que fue idea de Mina y yo-
-Porque mi respuesta es no.
-...¿Eh?
Katsuki alzo la mirada y le extendió la flor a Kirishima, no había rastro de sentimiento en su mirada. No había algo que le dijera que fuese una broma, una mentira, sólo una mirada de que era cierto. De que esa pequeña sensación de rechazo era cierta, que sólo él sentía esas mariposas cuando estaban juntos.- No correspondo tus sentimientos, lo siento.
Eijirou tomó la flor y vio como Bakugou rodeaba su cuerpo y se iba, probablemente a casa por ser fin de semana, quizás a entrenar que era lo más común en él. Pero Kirishima se quedo ahí, con la flor en la mano y el el corazón roto. Esa había sido su primera vez confesándose, su primera vez siendo rechazado.
Vaya que dolía como los mil infiernos.
Y todos ahí vieron como la alegria del pelirrojo desaparecía de poco a poco, así que sin mas, comenzaron a retirarse sin decir nada. Mina estaba en shock sin poder moverse tan siquiera unos milímetros para abrazar a su compañero de secundaria.
Y lo peor de todo, es que estaba grabado.
-Matt.
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BNHA Week; 2018
FanfictionDurante siete días, he de publicar algo para ustedes. Algo que ni el mismo Ares soportaría leer. ¿Y saben por que? Porque el azúcar en estas historias, forman algodones que te puedes comer a lágrimas. #BNHAWeek2018