Capítulo 18

1.3K 105 47
                                    

Inevitablemente, Christophe cerró los ojos en cuanto sintió los suaves y candentes labios del rubio sobre los suyos, como si hubiese estado esperando por ello. Su corazón martilleaba contra su pecho, y su estómago se sentía extraño: ¿las famosas "mariposas", tal vez?

No, lo que el muchacho sentía era la maldita colisión de dos cuerpos celestes tras años y años orbitando paralelos: de una vez por todas, uno de ellos se había desviado de su travesía para unirlos por fin.

Gregory se separó cuidadosamente, abriendo los ojos para toparse con un Christophe de mirada entrecerrada y mejillas sonrosadas.

-... ¿Y bien? –gruñó el de ojos marrones, frunciendo el ceño levemente.

-Ah, claro –el joven inglés dejó escapar una risita, relamiéndose los labios-. ¿Te parece si termino de aclarar mis dudas definitivamente en mi habitación?

-Fils de pute –DeLorne lo apartó de un empujón, cruzándose de brazos. Gregory sonrió de nuevo al fijarse en la reciente erección que sus labios habían provocado en los pantalones del francés-. ¿Q-qué cojones miras, imbécil?

-Tan... vulnerable.

El Topo volvió a empujarlo, tirándolo al suelo boca arriba para colocarse sobre él, ambas manos a los lados de la cabeza ajena.

-Qui est le vulnérable maintenant?

-Embrasse-moi, stupide Christophe.

Gregory agarró el cuello de la ahora arrugada camisa del chico sobre él, atrayéndolo otra vez hacia sus labios. Esta vez, el beso fue más largo y lento, un poco más apasionado que el anterior. La confusión del mercenario a causa de los recientes acontecimientos lo mantenía en una nube. Pero tenía miedo de bajar de ella de un momento a otro.

Realmente se estaba besando con Gregory Fields.

Y se estaba dando cuenta de cuántos años había esperado para que esto ocurriese.

El francés no pudo evitar llevar las manos al cabello ajeno, enredando sus dedos entre los dorados y sedosos mechones del que había sido su mejor amigo. Este, por su parte, gateó hasta hacerse un hueco entre las piernas del más alto, acabando con la distancia de una vez por todas.

El de ojos celestes continuó uniendo sus labios repetidas veces, hasta que su lengua se coló de forma juguetona. A DeLorne se le erizó la piel.

El moreno apretó los puños, y Fields sintió que el chico agarraba su cabello con más fuerza: no pudo evitar sonreír de forma pícara, y se atrevió a morder suavemente el labio inferior del más alto. Éste pegó un respingo, pero verdaderamente no quería separarse. Por tanto, esta vez agarró las mejillas del inglés y lo atrajo de nuevo hacia sí. Una vez que Gregory introdujo de nuevo su lengua, aquella sensación de calidez causó que El Topo aguantase un gruñido.

-Lo digo en serio –el más bajo se apartó un poco, susurrando contra los labios del moreno-, creo que deberíamos continuar en mi habitación.

Gregory volvió a besarlo, pero esta vez lo empujó y se levantó, corriendo hacia la puerta de la casa del árbol.

-¿Vamos?

Christophe se incorporó, un tanto aturdido. No obstante, esto no le impidió seguir al travieso rubio que bajaba la escalera de cuerda y se adentraba en la casa de los Fields. Cuando entraron, el inglés subió corriendo las escaleras su habitación. El Topo, tras cerciorarse de que la puerta principal había sido cerrada, no dudó en perseguir al muchacho cual león que persigue a su presa. Sin embargo, él no se sentía como un león en absoluto, a causa de los fuertes latidos de su corazón que le nublaban la vista.

Love is our Resistance | South Park - GregstopheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora