Sorrow. Regret. Lie. Love. ~ [HunHan]

Capítulo Uno: El ángel que cayó.

La vista nublada a más no poder le impedía observar sus alrededores. Su cuerpo adolorido, crujía apenas movía alguna de sus extremidades. El suelo húmedo y blando impregnado sobre sus blancas ropas desprendía un hedor insoportable. Entre quejidos, alaridos y maldiciones, comenzó a volverse consciente de su situación actual; estaba en la tierra. Había caído. 

"¿Pero cómo?", se preguntaba. Hacía solo un momento se encontraba caminando sobre las nubes, con la mirada clavada en aquellas pequeñas figuras andantes que parecían hormigas a la distancia.

No recordaba el momento exacto en que se comenzaba a interesar acerca de la vida terrestre, para ser más exactos, en los humanos. Nacido como ángel, encargado de obedecer las ordenes de Dios, pasando primero por un siglo entero de arduas practicas y estudios, todo bajo la tutela de un ángel superior de nombre Baekhyun. Aquel tutor se encargó de enseñarle discretamente de que manera se vivía allá abajo, le enseñó los mandamientos y cada ley existente, tanto en la tierra, como en el cielo y en el infierno. 

Ansiedad era lo que sentía al conocer sus avances clase tras clase. Sabía que si lograba una calificación alta al fin podría ir de misionero a nuevas tierras. Sabía que podría bajar a la tierra, y ver las pequeñas figuras andantes que parecían hormigas... pero de cerca.

Si recordaba algo a la perfección eran sus lecciones. La voz suave de Baekhyun repentinamente retumbó dentro de su cabeza sumida en dudas.

[ ... ]

— Baekhyun a Sehun, aquí Baekhyun a Sehun, rápido, lo perdemos.

— Basta, eres un tutor demasiado molesto. —Exclamó, mirándolo inexpresivo como era tan propio y característico de él.

— Molesto serás tú, enano. Ahora que has vuelto sano y salvo al salón, te contaré sobre las leyes que desde la creación, Dios se tomó el tiempo de imponer.

— Vale, te escucho.

El tutor aclaró su garganta con dramatismo antes de proseguir.

— Una de las reglas más conocidas es aquella que prohíbe el tener contacto excesivo con los seres humanos. Hay ciertos tipos de ángeles entrenados como guerreros, encargados de luchas con demonios, y luego estamos nosotros. —Se apunto a si mismo, y luego apuntó al menor—. Nosotros tenemos la misión de crear pactos para, que al final de la vida de quien desee el pacto, su alma descanse en paz. 

Baekhyun se paseó por el pequeño salón que usaban para las tutorías; cuatro paredes, una enorme puerta café con una cruz colgando por detrás, una pizarra común de color negro y muchas tizas hechas de nube.

— ¿Sabes por que existe esa ley, Sehun?

Sehun negó, tragando con dificultad. Era insoportable el ardor en su garganta cada vez que no sabía una respuesta—. No. Si fueras tan amable de explicarme...

— Existe por que así los ángeles no se enamoran de los humanos. Jamás te fíes de su apariencia dulce. —Golpeó la pizarra con fuerza, volviendo a despertar la atención de su pupilo—. Pueden ser igual o aún más despiadados que el mismo Lucifer. Aparte, los ángeles no tenemos control sobre nuestros sentimientos hacia especies ajenas.

— Entonces... ¿cuando me toque ir de misionero, debo cuidarme de los humanos?  

— Exactamente. Bueno, ya con esto terminamos la lección de hoy, ahora, vete a dormir escuincle.