Capitulo 4

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El musico entró a la habitación abriendo la puerta de una patada, tocando la flauta y bailoteando con ropas bufonescas de tonos azulados y un sombrero de arlequín con campanillas en las puntas.

La dulce música proveniente de su instrumento invadía los oídos de los presentes haciéndoles sentir como se elevaban y que de las macetas de la sala florecieran rosas y se elevaran enredaderas cubriendo todas las paredes grises con un vivo verde.

Avanzó hacia las personas congregadas allí dando pequeños saltos y volteretas, su rubio cabello moviéndose ligeramente por debajo del gorro, sus ojos cerrados como si se localizara por el sonido, sus orejas casi puntiagudas moviéndose lentamente atenta a los ecos de sus notas.

Con un giro final tomo por la cintura a la embelesada Rebecca mientras dejaba que las notas finales salieran de su flauta.

-El placer es mío, soy Chester Lafingstok

-Tarde como siempre. – dijo Camille con los brazos cruzados, incólume ante el efecto de la música.

Los ojos del joven Lafingstok se clavaron en la maga- tus direcciones tampoco fueron las mejores.

-Increíble... ejem, función la que ha realizado señor esta misión es en primer lugar de sigilo. - interrumpió Critias. - Asique agradecería que se quitara esos cascabeles.

- ¡no se diga más! – dijo el musico, que acerco nuevamente su flauta a sus labios, nuevamente una dulce melodía llenó la sala mientras sus cascabeles parecían desintegrarse y a su vez se materializaba una jarra de cerveza, con una última nota alta terminó de materializarse la bebida que atrapo en el aire. - a su salud

-impresionante, pero si me permites, ¿porque no llevas la túnica de mago?

Chester levanto un dedo mientras vaciaba rápidamente su jarra, al terminar lanzo un suspiro de satisfacción y dijo- La ropa que llevo y mi nivel de alcohol en sangre afectan a mi magia.

-Eso es mentira- aclaró Camille- el uniforme le parecía feo y tiene problemas con el alcohol.

-El único problema que tengo con el alcohol es cuando ya no tengo.

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El fuego crepitaba lentamente en el piso de piedra que cubría el balcón del segundo piso.

Shidus se encontraba dormido como un tronco y Manny dormía al lado de él, pateando y gruñendo entre sueños. Mientras tanto Raz, Ofen, Irina y Kuld se encontraban charlando y conociéndose bajo el brillo de la fogata.

-Asique puedes usar magia. - preguntó la cazadora

-Si y no. - respondió Raz. - puedo usar magia, pero debido a como soy no puedo usarla bien.

-No controla bien sus emociones. La última vez que intentó lanzar un hechizo tuvieron que remodelar los aposentos de los magos. Tiene algunos problemas de ira. - agregó Ofen

Se escuchaba la leve cacofonía de algo siendo arrastrado.

-Asique solo puedes usar hechizos cuando tus emociones se salen de control. Raro, usualmente es al revés. - dijo Irina

El sonido se hacía más fuerte.

Los sentidos de batalla de Ofen entraron en acción. Sus ojos se abrieron como platos y antes de que algún otro se diera cuenta ya estaba parado con su arma en mano gritando- ¡oigo cadenas! - se acercó a Shidus y lo empujó con el pie -despierta imbécil. Escuché algo.-

Red de tinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora