Yoongi se quedó de pie sin saber qué hacer. La mano aún seguía en su hombro y él estaba allí estático tratando de que mente se las ingeniara para sacarlo de ese aprieto.
Demonios, demonios, demonios. ¿Qué hice para merecer esto? Fui un buen chico, juro que me comport... bueno, no me comporté exactamente bien en mi infancia pero era un niño. AWANTAAAA, JESÚS.
—Creo que te he descubierto, pequeño S. —La voz del chico a su espalda sonó burlona, y hasta podía decir que era algo aguda, esa... no era la voz de su Hobi. El alivio recorrió su cuerpo de una manera casi inmediata.
—Uh... no sé de qué me hablas.
Su voz sonó unos tonos más bajo de lo usual, agradeciendo a todo lo que existiera en el cielo por haber llevado su sudadera con capucha. Alzó su mano, jalando las cuerdas de la sudadera para que su cara quedase medio atrapada en el agujero de esa prenda.
—Mira hombre...
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Yoongi no pudo evitar bufar de risa por las palabras del chico, recordando al meme de la rata pero apretó sus labios, conteniéndose para no quedar como un idiota.
—Voltéate, ya.
Refunfuñando, el pelinegro se dió la media vuelta para observar a un enano que conocía de lejos. Sabía que estaba con el en clases, por supuesto. ¿Quién no iba a conocerlo después de todo? Era un chico popular por su "adorable" personalidad, y también porque tenía uno de los mejores cuerpos de la clase, por no decir el único.
