II

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II

ethan

– Me dijeron que el otro día tuviste una pelea en la discoteca.

– Mhm.

– No puedes hacer ese tipo de cosas Evelyn, sabes perfectamente que tienes que controlarte y respetar a todo el mundo porque no puedes ir por la vida así y menos borracha.

– Ya.

– Es que joder, tu también... Sabes perfectamente como te pones cuando bebes y vas con tus grandes ovarios tu sola de fiesta, ¿en qué coño pensabas?

– Ajá.

– Oye Evy* después de estos tres últimos días sin ti, fuera de la ciudad, me he puesto a pensar y bueno... ¿qué te parecería hacer una orgía con todo el equipo de baloncesto?

– Okay.

– ¡No me estás prestando atención maldita idiota!

De un golpe en el hombro Ethan hace que vuelva a la conversación y me doy cuenta de que me he pasado cinco minutos metida en mis propios pensamientos, mi amigo se encuentra en la alfombra de mi habitación, mirándome preocupado. Pero sé que si supiera el por qué de mi comportamiento ausente probablemente le daría igual que me atropellara un camión. Maldito Harry.

– ¿Estás bien? —Me pregunta Ethan, mientras se incorpora de la alfombra y apoya sus mejillas en mis piernas.

– Sí, claro. Solo llevo desde la fiesta un poco rara, pero no es nada.

– ¿Segura? —Sonrío falsamente mientras le pellizco la mejilla— De todos modos, ¿cómo llegaste a tu casa? Me han dicho los del equipo que estabas tambaleándote y llorando.

Trago saliva intentando relajarme y pensando rápidamente una excusa porque no puedo decirle simplemente que su padre me vino a recoger y se tomó las libertades de cambiarme la ropa por una camisa de él —que se encuentra peligrosamente guardada en el fondo de mi armario— dejándome dormir plácidamente en su cama para que después de haberme despertado intentara meterme mano y hacerme su amante. Dicho así, sonaba más turbio de lo que era. Sabía que tenía que decirle algo a Ethan, alguna explicación, por muy mentira que fuera pero también sabía —y a ciencia cierta— que aunque no le dijera nada lo menos que sospecharía mi querido amigo es lo que había pasado. Era surrealista.

– Bueno, yo estaba ahí y se me acercó alguien pero tú no lo con-

Entonces Kendrick Lamar suena por toda la habitación y puedo jurar que se sintió como si los cielos se abrieran y Dios bajara y me dijera: te doy otra oportunidad, hija mía. El tono de móvil de Ethan siguió sonando, y supe que era alguien importante porque se levantó de donde estaba y rápidamente atendió a la llamada, caminando por mi habitación mientras escuchaba y soltaba monosílabos.

– Estoy en casa de Evy ahora mismo, quedamos para ir a comer juntos (...) Sé que son las diez de la mañana mamá (...) ¿Qué dices? Pero papá di- (...) Vale mamá (...) Que te he dicho que vale, cojo el autobús y llego en media hora (...) ¿Cómo que está abajo el chófer? ¿Para qué me preguntas dónde estoy y me vienes con la historia de si te puedo hacer un favor cuando ya tienes a Carlos ahí y me estás obligando? (...) Adiós mamá.

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⏰ Última actualización: Aug 21, 2018 ⏰

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