¿Qué sientes?

90 2 1
                                    

Parte en español.

Me tumbo en la cama, recostada de lado, y cierro los ojos.

Allí está él, simplemente perfecto, simplemente él. Sus castaños ojos me observan. Parte de su pelo está aplastado por la almohada. Sus brazos están cruzados sobre su pecho.

Contemplo sus ojos por unos instantes más. Durante ellos, los analizo atentamente. Son profundos, oscuros, y no sabes dónde acaban, no encuentras un final en ellos. Irradian amor, te transmiten una felicidad y seguridad inexplicables. Te acogen, te sobrecogen amistosamente.

Me ensoñezco tanto en sus ojos, que me olvido, por un momento, de que él está aquí, hasta que me dedica una amplia sonrisa.

-Y dime, ¿cómo estás hoy?

Le devuelvo la sonrisa.

-Bien, Ermal. ¿Y tú?

Él suspira.

-No podría explicarlo. Cada día que paso contigo es inexplicable.

Ensancho mi sonrisa, sintiendo que lo que acaba de decir me llena el alma entera. Nos quedamos en silencio los dos, durante un buen rato, hasta que, finalmente, hablo.

-Yo tampoco podría explicar lo que siento cuando estoy contigo, por ejemplo, ahora.

Ermal sonríe.

-Trata de hacerlo...

Permanezco en silencio por otro tiempo, tratando de analizar mis emociones. Sin embargo, éstas son un caos total. Es una marea de nervios, amor, luz, estremecimientos... Es algo tan inexplicable...

-Escucha, Ermal, sé que pensarás que soy una simple chica, quizá confusa, quizá inmadura, quizá tonta... Pero te aseguro que no es así... No es así en absoluto.

-¿Qué es lo que sientes?-pregunta él, pacientemente.

-Es extraño. Es como si... Nunca me he sentido igual, ¿sabes? Es como si tuviera unas ganas terribles de abrazarte, de abrazarte y no soltarte nunca, nunca jamás, y de cuidarte... Y aunque sé que puede que el destino nos separe, no sé, yo siempre estaré allí por ti, para ti, para quererte, amarte y protegerte. Y ahora, cuando me miras, tengo la certeza de que...

-De que yo también estaré allí para ti, por siempre, siempre.

Sonrío.

-¿Cómo lo has sabido?

-Porque yo siento lo mismo,                .

Y otro tiempo más en silencio, contemplándo uno los ojos del otro y sumiéndonos en ellos. Extiendo la mano y acaricio delicadamente uno de sus rizos entre mis dedos.

-Ey, deja empaz mi pelo, es sagrado, ¿vale?

-Ya, y es por eso que si algún día te lo cortas, el destino querrá que tú y yo nos separemos.

Él realiza una expresión de dolor.

-Venga ya, estaba bromeando-digo, riendo.

Él ríe también. Yo poso la mano con la que estaba acariciando sus rizos sobre su mejilla. Riendo aún, se acerca lentamente a mí y une sus labios con los míos. Luego, posa su mano sobre mi mano y la acaricia. Mi corazón empieza a latir más rápido de lo normal y cierro los ojos. Lo beso yo también, delicadamente, apasionadamente, tratando de transmitirle lo mismo que me hace sentir él. Siento toda su calidez en mí, su respiración y su perfume.

Se separa, me mira y me sonríe, dejando al descubierto sus dientes, pero su rostro se va haciendo borroso, cada vez más complejo a mi vista...

Entonces abro los ojos, y sólo veo el muro blanco frente a mí. Nada más, nadie más. No estás aquí. ¿Por qué? No estás aquí, ragazzo paradiso...

Ragazzo Paradiso [Ermal Meta One Shot]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora