⭕Shigaraki Tomura//Vestido blanco⭕

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         ⭕"Vestido blanco"

       Hoy me había despertado emocionada. Hoy, era la fiesta de graduación de mi novio y, oficialmente, se convertiría en el  héroe que siempre deseó ser. No podía estar más orgullosa ¿Quién era mi novio? Nada más ni nada menos que Izuku Midoriya. Amaba aquel chico tierno. No podía olvidar el día que me dijo que entraría a Yuei, aun me recordaba apoyándolo cuando todos decían que no tenía oportunidad al no tener quirk y, ahora, lo vería cumplir su sueño.

      Preparaba con calma mi desayuno, y me esforzaba mucho para mantener el control sobre mí  misma, ya que explotaba emoción por todos lados. Sentí   tres toques en la puerta. Al principio, creí que había sido mi imaginación, pero volvieron a tocar más fuerte.

      Curiosa, me acerqué  a la puerta y la abrí. Me sorprendí de no ver a nadie y pensé que era una broma, hasta que mis pies sintieron algo. Dirigí la mirada hacia abajo y vi una caja, torpemente forrada con papel de regalo y un lazo de azul celeste. Tomé la caja con cuidado y cerré la puerta.

       Llevé el paquete hasta la mesa de la cocina. Parecía una niña pequeña abriendo la caja. Una vez zafé el lazo y desenvolví la caja, pasé a ver su interior. Al principio solo vi una tela blanca bien doblada y una tarjeta bien decorada.

    Para mi amor:
Espero que te guste mi regalo. Úsalo esta noche. Te amo.

        No pude evitar pensar en el chico de ojos verdes mientras leía la tarjeta. Ya me lo imaginaba sonrojado mientras escribía esas pocas palabras.

      Saqué lo más delicado que podía aquel regalo blanco y lo extendí frente a mi, dándome cuenta como la tela iba tomando forma de vestido.
 
     Ansiosa, corrí hacia mi cuarto y me probé el vestido. Me quedaba perfecto. El modo en que ceñía la cintura y soltaba ligeros pliegues me gustaba, además de que era hasta un poco más arriba de la rodilla, lo que me era muy cómodo. Se veía tan inocente con el detalle de un lazo azul celeste en mi cintura. Simplemente me encantaba y no podía esperar a usarlo en la noche.

******

     Sentí toques en la puerta y casi terminaba de arreglarme. Casi me caigo corriendo por las escaleras, pero estaba muy entusiasmada. Abrí, encontrándome con el peliverde, que vestía de traje y corbata y me miraba expectante de arriba a abajo.

-E-Estás muy l-linda. -murmuró y noté cómo las mejillas de mi chico se tornaban rojizas, lo que me pareció adorable y lo besé suavemente en los labios -V-vamos.
 
      Tomó mi mano. Un taxi nos esperaba en la entrada y nos llevó hasta nuestro destino. Entramos en un gran salón y reconocí a varios del salón. La primera persona que te vio fue tu amiga Uraraka, que fue hasta donde estaba y me abrazó fuertemente.

- ¡(T/N)-chan! Hace tiempo que no te veía. Te extrañé. Desde que nos vimos en el centro comercial no nos hemos visto más.

-Uraraka-chan, es tan bueno verte de nuevo -dije esbozando una sonrisa a la chica.

-¿Tú eres (T/N)? -se acerca a nosotros una chica de piel rosa y yo asiento -Yo soy Ashido Mina. Midoriya-kun habla mucho de ti.

       Le dedico una sonrisa a ambas chicas y volteo a ver el rostro de Izuku. Estaba todo sonrojado y se frotaba el cabello, nervioso. Al notar que lo estaba mirando te sonríe tiernamente y se acerca a mí , dejándome un tierno beso en la mejilla. Ahora no sólo él era el sonrojado.

        De la nada, las puertas se abrieron con total estrépito, revelando a unos cuantos hombres que se veían algo deformados en su apariencia. Se veían bastante robustos y grotescos, de ojos saltones y, ¿eso que se veía en su cabeza era su cerebro?

      Midoriya agarró fuertemente mi mano una vez aquellas monstruosidades se acercaban a nosotros. Me cargó estilo princesa e intentó sacarme de la sala, pero seguían entrando aquellas criaturas. Miró desconcertado hacia todos lados y vio que uno de lo ventanales tenía un hueco debido a que el cristal se había roto, pero era un poco pequeño.

-Agárrate fuerte-dijo y se volteó de espaldas, rompiendo el cristal, dejándonos en el exterior.

       Su traje comenzaba a deshacerse en los puños. Le miré preocupada, notando que él volteaba la vista hacia la sala que habíamos abandonado.

-Izuku -murmuré. Sabía lo que estaba pensando.

-No te preocupes, te prometo que no me va a pasar nada -dijo, depositando un suave beso en mi frente y otro, un poco más posesivo en mis labios antes de alejarse de donde estaba.

       No podía quedarme sentada. Si no podía ayudar debido a que no soy una heroína o porque no tengo quirk, no debería preocupar a Izuku. Comencé  a correr por el jardín exterior, buscando la salida. Me parecía muy irónico el hecho que en el jardín todo estuviera perfecto: rosas rojas y blancas, bien cuidado, mientras que dentro de una sala, se estuviera desarrollando una matanza.

      Escuché unos gruñidos e inevitablemente miré un poco más adelante y alcé la vista, viendo una de esas criaturas con alas. Tenía su vista posada en mí y comencé a correr, regresando al lugar de donde había salido. Aquella bestia me seguía y me sentía perdida. Estaba ahora justo frente a mí. Comencé  a retroceder hasta que sentí la vidriera de una ventana. Aquel monstruo se abalanzó contra mí, rompiendo el cristal y cayendo a unos pasos lejos de mí. Me levanté enseguida del suelo, notando cómo mi vestido blanco se había manchado de una sustancia rojiza y se había rasgado un poco. Mi espalda ardía, de seguro tenía cortes a causa del vidrio.

      Un escalofrío recorrió mi espina dorsal al ver a esa abominación levantarse y dirigirse hacia mí. No podía despegar la vista de su mirada descolocada. Sentía miedo. Lo veía acercarse amenazadoramente y, esperando lo peor, cerré los ojos. Al no sentir dolor, ni un pinchazo, ni una mordida, ni siquiera que halaran mi vestido, abrí los ojos confundida, viendo cómo aquella criatura se quedaba quieta.

       Entonces vi todo a mi alrededor. El suelo manchado de sangre. Vi los cuerpos de todos tirados en el suelo y me era repulsivo verlos así, todos inmóviles. Sentía ganas de vomitar ante tal grotesco escenario. Levanté un poco mi vista y a lo lejos vi el cuerpo de Izuku, que trataba de levantarse, pero entonces uno de esos mutantes pisó fuertemente su cuerpo, dándole su fin. Mi cuerpo se paralizó ante tal escena. Las lágrimas corrían por mis mejillas y sentía una enorme presión en el pecho.

      Entonces sentí la vista de cada una de esas bestias posarse en mí.  Un muy mal presentimiento invadió mi cuerpo. Yo sería su próxima víctima. Pero ninguna de esas monstruosidades se inmutó, de hecho, un chico de cabello celeste y ojos rojos se acercó a mí, ignorando los charcos de sangre a su alrededor y aquellas rarezas. Miré asustada a mi alrededor. Mi respiración se tornaba agitada y no era para menos, sentía mi muerte bastante cerca.

     El chico se paró justo al frente mío y acunó con suavidad mi rostro. Yo estaba confundida, aun no reaccionaba a todo esto. Dirigí mi vista una vez más a aquellas mutaciones y el chico siguió mi vista y sonrió:

-No te harán daño, no tienes por qué temer -el chico acarició con suavidad mi cintura y me inspeccionó de arriba a abajo, a la vez que se impulsó a mí, besando mis labios con fiereza -Es una pena que el vestido se haya estropeado.

Plus Ultra One-shots✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora