1.6 Un Amor De Secundaria Que No Olvido

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Cuando lo veian caminar a traves del campus de nuetra secundaria, casi para ningun estudiante pasaba inadvertido Bruce. Alto y desgarbado, era una replica mas deslgada de James Dean, el cabello exchado hacia atras sobre la frente, y las cejas siempre levantadas cuando se enfrascaba en una conversacion profunda. Era tierno, pensativo y profundo. Jamas lastimaria a nadie.

Me asutaba.

Acababa yo de romper con mi novio, el cual no era miy ibteligente, uno de esos con quien una anda y a quien una regresa 30 veces por puro mal habito, cuando Bruce me atajo en un pasaje del campus una mañana para caminar conmigo. Me ayudo a cargar mis libros y me hizo reir varias veces. Me gustava. En verdad me gustaba.

Me asustaba porque era brillante. Pero al final comprendi que estaba mas asutaba mas asustada de mi misma que de el.

Empezamos a caminar juntos mas en la escuela. Levantaba la cara desde mi atiborrado casillero, con el corazon latiendo muy rapido, preguntandome si algun dia me vesaria. Nos habias estado viendo ya durante varias semanas y todavia no habia intentado besarme. 

Sin embargo, me tomaba de la mano, me rodeaba con su brazo y me enviaba con unos de mis libros a clase. Cuando lo abria, aparecia una nota de amor y pasion en sentido mas profundo de lo que yo podia comprender a los 17 años.

Me enviaba libros, tarjetas y notas, y se sentaba conmigo en mi casa durante horas escuchando musica. Le gustaba que yo escuchara en particular la cancion. "Tu trajiste alegria a mis lagrimas", de Stevie Wonder.

Un dia en el trabajo recibi una tarjeta de el que decia, "Te extraño cuando estoy triste. Te extraño cuando estoy solo. Pero sobre todo, te extraño cuando soy feliz".

Recuerdo que caminaba por la calle de nuestro pueblo, que las bocinas de los autos sonaban, que las calidas luces de las tiendas invitaban a los paseantes a entrar y protegerse del frio, y en todo lo que yo podia pensar era, "Brucr ne extraña sobre todo cuando es feliz. Que cosa tan extraña".

Me sentia incomoda de tener un espiritu tan romantico a mi lado, un muchacho, un hombre verdadero a los 17 años, que reflexionaba a en sus palabras, escuchaba todos los aspectos de una discusion, leia poesia hasta altas horas de la noche y con cuidado sopesaba sus decisiones. Sentia en el una profunda tristeza pero no podia comprenderla. Mirando atras, ahora pienso que la tristrza provenia de ser una persona que no escuadra en el contexto de la secundaria.

Nuestra relacion era tan diferente de la que habia tenido con mi novio anterior. Nuestra vida habia sido en gran parte peliculas, palomitas de maiz y chismorreo. Rompias con regularidad y saliamos con otros. A veces parecia que el campus entero estaba enfocado en el drama de nuetras rupturas, las que siempre eran intensas y resultaban un gran espectaculo para que nuestros amigos discutieran. Una buena telenovela.

Yo comentaba con Bruce estas cosas y despues de cada historia, me rodeaba con su brazo y me decia que el esperaria hasta que yo arreglara las cosas. Despues me leia algo. Me regalo el libro. El Principito, subrayadas las palabras, " Es solo con los ojos de la mente que unp puede ver correctamente".

En respuesta, de la unica manera que sabia hacerlo, yo le escribia cartas apasionadas de amor y poesia con una intensidad que nunca antes conoci. Pero seguia con mi muro levantado, mantenidolo a distancia porque siempre temia que descubriwra que yo era una inpostora, que me faltaba mucho para ser una pensadota tan inteligente o profunda como lo consideraba yo a el.

Yo queria regresar a mis viejos habitos de palomitas, peliculas y chismorreo. Era mucho mas sencillo. Recuerdo muy bien el dia en que estabamos Bruce y Yo parados afuera en el frio y le dije que iba a regresar con mi antiguo novio. "El me necesita mas",  le dije con voz de niña. "No es facil que mueran los viejos habitos".

Bruce me miro con tristeza, mas por mi que por el. El lo sabia, y yo lo supe despues, que cometia un error.

Los años pasaron. Bruce se fue pirmerp a la universidad, despues yo. Cada vez que regresaba a casa para Navidad, iba a visitarlo a el y a su familia a su casa. Siempre me agrado su familia, sus calidos saludos cuando me invitaban a pasar, siempre contentos de verme. Yo sabia, por la forma en que su familia se comportaba, que Bruce me habia perdonado por mi error.

Una Navidad me dijo Bruce: " Siempre fuiste una buena escritora. Eras excelenre".
"Si". Su madre estuvo de acuerdo. "Escribias muy hermoso. Espero que nunca dejes de escribir".

¿Pero, como sabe como escribo?, pregunte a la mama.

"Bueno, Bruce compartia conmigo todas las cartas que le rscribias",  respondio. "Numca pudimos, ni el ni yo, olvidar lo hermoso que escribias".

Entonces vi que el papa tambien afirmaba con la cabeza. Me hundi en mi asiento y me sonrojr. ¿Uqr habia escrito exctamente en aquellas cartas?

Nunca supe que Bruce hubiera admirado mi manera de escribir tanto como yo su inteligencia.

Con los años perdimos el contacto. Lo ultimo que escuche de su padre fue que Bruce se habia ido a San Francisco y pensaba llegar a ser cocinero en jefe. Experimente varias relaciones malas hasta que finalmente me case con un hombre maravilloso, tambien muy inteligente. Pare entonces era yo mas madura y podia arreglarmelas con la inteligencia de mi marido, sobre todo cuando me hacia recordar que yo tenia la mia.

No hay otro novio en el que piense con cierto interes, excepto Bruce. Ante todo, espero que sea feliz. Se lo merece. De muchas maneras pienso que el me ayudo a formarme, me ayudo a que aprendiera a aceptar el lado de mi que me rehusaba a ver entre peliculas, palomitas y chismorreo. Me enseño a ver mi espiritu a la escritora que habia en mi.

-Diana L. Chapman

Sopa De Pollo Para El Alma Del AdolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora