Epifanía

Cállate

Horas más tarde, cuando la situación fue asimilada por los dos, el alba los sorprendió abrazados en el sillón.

— John.

El medico soltó los dedos de Sherlock para levantar la vista.

— ¿A quién debo agradecer por semejante muestra de valor? ¿Sucedió algo en tu cita?

— Podría decirse, pero realmente no quiero hablar sobre ello.

— Por favor.

— No, es muy humillante y vas a burlarte de mí como siempre lo haces.

— Te doy mi palabra de explorador que no lo haré.

— ¿Me lo juras?

— Te lo prometo.

John suspiro, tratando de poner en palabras aquella cita desastrosa que lo condujo al mejor día de su vida.

— … Y estaba a la mitad de la cena cuando esta chica empezó a hablar sobre su último novio y la forma en la que notó que la había querido todo el tiempo sin que ella se diera cuenta y de repente todo tuvo sentido, no sé, simplemente lo supe.

Sherlock se río.

— Epifanía.

— ¿Qué?

— Lo que tuviste se llama epifanía.

Bastardo sabelotodo John Watson rompió en carcajadas.

— Sherlock.

— ¿Sí?

— Cállate.

Fin