.II.

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Con la lealtad no se juega

Neblina y más neblina. No logro distinguir nada de lo que está al frente nuestro, a medida que nos vamos acercando, la bruma se hace más espesa, apresuró el paso sintiendo que hay más ojos observando. Algo toca mi hombro e instintivamente saco mi espada y apuntó a la garganta.

—Tranquila – dice Anvan, alejando la espada de su cuello.

—Me asustaste.

—El equipo no está. –miro detrás de él. Efectivamente no hay ningún soldado, es como si se los hubiera tragado la tierra.

Agudizó un poco más la mirada, hay unas sombras altas ocultas entre la neblina.

—Corre.

Y nos echamos a correr.

¡Sabía que era una muy mala idea!

—Creo que los perdí…

—¡SOLO SIGUE CORRIENDO!

Al frente. Una puerta de metal.

Nos detenemos agitados en frente de ella.

—¡Maldición¡ ¡Abran! – grita Anvan golpeando la puerta.

Nadie responde. Yo a sus espaldas veo que las siluetas se siguen acercando.

—!Derribala!

Toma impulso y se arremete contra ella. Los engranes salen disparados y cuando queremos dar un paso al frente, somos arribados por cinco vampiros, retrocedemos y nos topamos con otros cinco.

—¡Identifíquese! – ordena uno mientras nos ponen las espadas en nuestro cuello.

—Vaya que gran forma de dar la bienvenida – sonrió con cinismo y eso parece que los enfurecer más, porque aprietan el filo más fuerte contra mi piel – Tsk. Clan Anatema.

—No nos informaron su llegada.

—¡Pues la carta debió perderse!

—¿Cuáles son sus razones para estar aquí?

—La niña de Coelem. –responde Anvan.

—Bajen sus armas.

Me acarició el cuello, si no fuera porque aquí está la dichosa niña ya los hubiera desmembrado.

—Capitán, espero que nos perdone por nuestro comportamiento no sabíamos que usted fuera el enviado de Lord Walker.

—Pues al parecer no saben nada.

—¿Disculpe? –se gira mirándome con indiferencia.

—Un gusto. Soy la Capitana de la Guardia del Clan Anatema.

— ¿Usted? no me haga reír.

—Créame que no he dicho nada gracioso.

— Señor Ares. Ella es Gea.

— La exterminadora. Así que una asesina afamada está en nuestro Clan.

—No se preocupen, cuando mis señores dejen todo en orden, vendrán por la niña y yo me iré. Tampoco me hace mucha ilusión estar aquí.

—¿Acaso nuestra hospitalidad no es suficiente?

—Hasta este punto les podría sugerir que nunca más vuelva a apuntarme con un arma si  quieren vivir.

—Tus amenazas no funcionan aquí. Y si valoras tu vida, más te vale mantener la boca cerrada.

—Mejor debería cerrart…

—¡Disculpela señor! Solo tiene 27 años desde que la convirtieron. Aún no maneja bien la ira. – me interrumpe Anvan. Traidor.

—Pero si solo es apenas una niña. Aun no puedo creer que tu seas la Capitana de la guardia. Debes ser un estorbo para tu equipo…

—Ni. Una. Palabra. Más. –se queda callado, al sentir que tengo apoyada mi daga en su pecho — No me conoce y es preferible que no lo haga. Espero que sepa mantenerse lejos durante mi estancia. –murmure en su oreja, me separe lentamente al ver que ya tenía muchas armas apuntándome.

Algún día los mataré a todos.

Como lo disfrutare.

—¿Qué es lo que pasa, principito? ¿Te comió la lengua el ratón?

—Arrestenla.

No tienen idea de como deseo matar a este sujeto.

Mala idea ponerte en mi camino Ares.

✒️✒️✒️

—Señora ¿Está bien? La han tenido tres días sin alimentarse.

—No debiste decirles de mi condición.

—Yo… E-En verdad lo siento…

—Te costará caro Anvan. El enemigo no puede saber tu debilidad.

Anvan retrocede asustado por mis palabras, siento un pequeño escozor en mi garganta. Necesito sangre.

—¿Cuando me sacaran de aquí?

—Hoy habrá una audiencia con los reyes. No creo que se atrevan a dejarla más tiempo encerrada. Pero seguramente recibirá una sanción.

—Bien. ¿Has visto a la niña?

—Aún no.

—Necesitamos averiguar si es una vidente. No me extrañaría que este clan nos esté mintiendo.

—Eso sería poner en duda su lealtad.

—Jamás haría algo que comprometa mi lealtad hacia My Lord, por consiguiente nada que lastime a My Lady.

Comienza el salseooo :p

Corriendo por mis venas [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora