dos

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Ya habían pasado un par de meses desde aquella dolorosa partida, Seungkwan estaba hecho un asco, echado en el piso de su habitación, con las consecuencias de embriagarse por varios días seguidos, su vista nublada y sus labios muy apenas se entreabrían para pronunciar el nombre de su eterno amado.

--Hansol...Hansol, te amo.

Parecía que su vida carecía de sentido alguno. 

e r r o r ; verkwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora