Thunder (Scarletwidow)

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Natasha Pov.

¿Cómo se supone qué es esto?. Mire detenidamente aquélla cosa, no entiendo porque los terrestres usan esto.

-¡Funciona!-. Grité sacando mi espada pero alguien me detuvo.

-Solo tienes que apretar este botón y no romperlo con tu espada-. Dijo Wanda con su asentó que se me hacía demasiado atractivo.

-Oh... Vaya-. Dije apretando el botón y el líquido cayó en mi taza.

-¿Cómo es que dicen que se llama está cosa?-. Pregunte frunciendo el ceño y mirándola a los ojos.

-Cafetera... ¿Nunca habías visto una?-. Dijo con una sonrisa de lado.

-Claro... He visto cientos de ellos-. Dije cruzandome de brazos, tratando de darle ninguna importancia.

-Claro-. Dijo divertida mirándome a los ojos y haciendo un pequeño gesto.

Wanda no apartaba su mirada de mi rostro y me puse un poco nerviosa, pero eso no era posible, jamás me había puesto nerviosa con la presencia de alguien.

-¡Hola chicas!-. Gritó Pietro corriendo por todos lados.

En ese momento el lugar se comenzó a llenar de los vengadores, era un caos con todos ellos en estos días.

-Gracias-. Le susurré a Wanda que sonrió y tome mi taza.

Fui a tomar asiento para comenzar a desayunar, tome cuatro panes y sonreí a Visión que solo se sentó a mirarnos ya que él no necesitaba comida.

Tengo una extraña conexión con Visión, debo suponer que es por la gema que cada uno portamos, Visión apenas es nuevo en poder saber el alcance de su gema, yo llevo solo unos tres meses, pero aún así no logro comprenderlo por completo.

Pero ambos tomábamos un tiempo para charlar todos los días y practicar con la gema, era curioso por que de cierta manera eramos iguales.

Mire a Wanda que tomó asiento enfrente de mi, estás dos semanas que llevo aquí, ella siempre está escuchándome o ayudándome con lo que no entiendo.

Ambas sentimos esa conexión y no puedo evitar sentirme atraída por ella, su voz, su asentó, su cabello, sus ojos.

Wanda Maximoff es la mujer más bella que he visto en toda mi vida, sabía lo que estaba sintiendo por ella.

Y me podía dar cuenta que yo no era indiferente para ella, sus coqueteos conmigo eran más que obvios.

No sé porque sentía como si fuera mi alma gemela, mi otra parte o como aquel libro que Wanda me leyó.

Éramos dos personas como el hilo rojo, nacidas para estar juntas.

-El día de hoy se podrán tomar el día libre, solo el capipaleta tiene que ir a una misión con Hill-. Dijo Tony con una sonrisa de oreja a oreja.

-Deja de decirme así-. Dijo Steve frunciendo el ceño.

-¡Que bien! ¡Vamos Visión tengo que mostrarte el mundo!-. Gritó Pietro y arrastró a Visión con él.

-¿Quieres ir a dar un paseo?-. Le pregunté a Wanda que dejó de masticar para verme.

-Si... Sólo me cambio y listo-. Dijo Wanda tomando su pan y retirándose a su cuarto.

Me levanté rápidamente tomando un pan en mis manos y el otro en mi boca.

Me vestí con la ropa que me dieron o más bien, la que me compro Tony porque dijo que no podía andar así por la calle.

Al terminar espere a Wanda en la entrada de la sede, seguía terminando de comer mi pan cuando llego.

-¿Aún sigues comiendo?-. Pregunto con una sonrisa.

-Si... Tu estas... Bueno... Estás hermosa-. Dije con una sonrisa provocando que Wanda mirara a otro lado.

-Gracias... Tu igual. ¿Podemos irnos caminando?-. Pregunto y yo asentí corriendo para estar a su lado.

La caminata fue agradable, hablamos de casi todo, de todos los temas aunque había algunos que no entendía por completo.

Me gusta como sus ojos brillaban cada vez que me miraba y sonreía al contarme de sus poderes.

Llegamos a una calle, mientras Wanda compraba un helado yo miré hacia un local.

No entendía muy bien lo que había allí pero decía; "Sex shop".

No quería quedarme con la duda así que le preguntaré a Wanda.

-¿Oye Wanda que es eso?-. Le dije apuntando con mi dedo el lugar.

Noté que ella se ponía roja, roja como un tomate... ¡Ha! Ya sabía que es un tomate.

-Eso... Eso es para las parejas-. Dijo y le dio al joven dinero.

-Pero yo quiero saber que es-. Dije haciendo puchero.

-Ya te dije que son para dos personas que se quieren-. Dijo Wanda con voz nerviosa.

-¿Cómo nosotras? Yo te quiero... Podemos probarlos si dices que son para dos personas que se quieren-. Dije y miré con el ceño fruncido como Wanda se atragantaba.

-¡No! No... No podemos usar eso-. Dijo con pánico evidente mientras sus mejillas se sonrojaban.

-¿Entonces no me quieres? Dices que dos personas que se quieren pueden usarlas-. Dije con una pequeña tristeza al saber que no me quería.

-No.... Lo que estoy tratando de decir es que si te quiero demasiado Nataska pero nosotras no podemos usar eso de aquella tienda-. Dijo poniendo una mano en mi antebrazo.

Sonreí de oreja a oreja al saber que me quería, no todo estaba tan perdido.

Wanda suspiro y se acercó a mí para decirme en el oído para que servían esas cosas de aquella tienda.

Sentí como mis orejas se ponían calientes y comenzaba a sentir calor. Se todo lo relacionado con lo que hace una pereja pero no conocía esas cosas.

-¿Ahora lo entiendes?-. Dijo Wanda con una sonrisa y yo asentí.

Wanda tomo con su dedo un poco de su helado y me lo en barro en la nariz, así que yo iba hacer lo mismo.

-¡No! ¡Aléjate de mi!-. Gritó mientras reía.

Rei mientras la perseguía por toda la calle, algunas personas nos miraban pero no me importó.

Pude sujetarla entre mis brazos y ella reía sin parar, simplemente la mire enbellezada.

Wanda se estaba convirtiendo de cierta manera como dicen las personas de aquí... Se estaba convirtiendo en mi mundo.

Wanda no dejo de sonreír y me miro a los ojos, con mi mano puse un mechón de su cabello detrás de su oreja, nuestros ojos estaban fijos.

Wanda acarició mi mejilla con tanta ternura pero el hechizo se esfumó cuando un pequeño niño choco contra nosotras.