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Wanda Pov.

Rodé por la cama y estire el brazo buscando el calor de Natasha pero no estaba.

-¿Nataska?-. Dije abriendo los ojos.

-¡En el baño!-. Gritó y yo rei negando con la cabeza.

Volví a cerrar los ojos, aspirando el aroma de la almohada de Natasha. Habían pasado unos días desde que salimos de la cárcel.

En todas las noticias están nuestros rostros buscándonos, incluso hay recompensa por nosotros.

Natasha se compró una peluca de color roja, decía que era para que no la reconocieran.

No vivimos con los demás, escogimos tener nuestro propio espacio, sí ha eso se le llama estar en un hotel diferente cada dos días.

No me quejaba ya que tenía a mi lado a las dos personas más importantes en mi vida que son Pietro y Natasha.

Era divertido ver la relación que se fortalecía entre Natasha y Pietro, ambos son como niños pequeños.

Suspiré al notar que Natasha abría la llave para bañarse, rodé por la cama pataleando con la sábana para levantarme.

Corrí rápidamente al cuarto de baño y sonreí al escuchar a Natasha cantando a todo pulmón mientras se lavaba el cabello.

Me desnude con rapidez y me adentre al agua, estaba tibia y abrace por la espalda a Natasha.

-Pensé que querías seguir acostada-. Dijo soltando una risita.

-Mmm si... Pero es mejor estar aquí a tu lado-. Dije dándole un pequeño beso en el hombro.

-No empieces con algo que no vas a terminar-. Dijo mientras se quitaba el shampoo del cabello.

-¿Quien dijo que no lo iba a terminar? Pero tienes razón, estoy agotada por toda la actividad que hicimos en la noche-. Dije para empujarla y tomar el shampoo.

-No decías estar agotada cuando suplicabas más-. Dijo y golpeé su estómago.

A estas alturas de nuestra relación, hacíamos casi todo juntas y también disfrutábamos mucho del cuerpo de la otra.

No podíamos quejarnos, es como si estuviéramos en la etapa de luna de miel como dice Pietro, que nada más queremos dejarnos guiar por la pasión y el deseo sin freno.

Pero vamos... Que no puedo hacer nada, todo en Natasha me llama para caer rendida en la pasión y ella ni se diga.

Nos bañamos entre burlas y risas, después salimos para cambiarnos, disfrutando de la comodidad que teníamos ambas.

-Nos vemos adorables-. Dijo Natasha al mirarse al espejo.

-Tú look es bastante bueno aunque no se porque ambas vamos de rojo-. Dije con una sonrisa.

-El rojo escarlata se ha vuelto mi color preferido-

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-El rojo escarlata se ha vuelto mi color preferido-. Dijo Natasha para poner su mano en mi mejilla y cerré los ojos para disfrutar de su caricia.

-El mío es el verde... Cómo tus ojos-. Dije con una sonrisa de lado.

-Te amo Wanda Maximoff-. Dijo sosteniendo mi rostro entre sus manos.

-Te amo Natasha Romanoff-. Dije con una sonrisa mirándola a los ojos.

Nos acercamos y juntamos nuestros labios en un suave beso, amaba la sensación de tenerla cerca de mi.

De sus labios carnosos junto a los míos, cada dia a su lado es único, nos separamos para darnos otro corto beso.

-Vamos, que Pietro quiere comer-. Dije empujándola para salir del cuarto.

-Ese chico parece un barril sin fondo-. Dijo Natasha abriendo la puerta.

-¿Y tú qué? Eres igual que él y aún no entiendo por qué sigues tan flaca-. Dije dándole un pequeño apretón en el brazo.

-Por que suelo hacer demasiado ejercicio por las noches-. Dijo de manera coqueta mientras subía y bajaba las cejas.

-Oh dios que asco, no quiero saber nada de sus actividades-. Dijo Pietro que ya estaba a lado del elevador.

-Soy libre de decir lo que quiera, el aire es libre-. Dijo Natasha cruzandose de brazos.

-Por esa razón pedí una habitación lo suficiente lejos para no escucharlas-. Dijo Pietro y yo no pude evitar reírme.

Tenía que decir que lo lamentaba por él pero en realidad no, no soy culpable que las paredes fueran demasiado delgadas.

Me puse los lentes oscuros al igual que Pietro y Natasha, mi hermano se había pintado el cabello de color negro, aunque aún así se le podían ver sus raíces blancas.

Me subí el gorro de la chaqueta y entrelace mi mano con la de Natasha para salir del elevador y del hotel.

Caminamos por un tiempo hasta llegar aún pequeño restaurante, tomamos asiento en una mesa un poco apartados de todos.

Pedimos la comida aunque la mesera se sorprendió por todo lo que pedimos.

-Ese niño me mira fijamente-. Dijo Natasha y gire para verla.

-¿Y tú lo estás viendo fijamente verdad? ¡Oh por dios! Lo estás haciendo-. Dije señalándola con el dedo.

-Y dices que el infantil soy yo-. Dijo Pietro comiendo un pedazo de bolillo.

-Lo eres y tú... Deja de ver a ese niño-. Le dije a Natasha la cual soltó un bufido.

-Estoy segura que sabe quienes somos... ¿No puedes borrarle la memoria?-. Dijo Natasha y yo rodé los ojos.

Me agache y baje un poco los lentes para mirar al niño, en cuanto se dio cuenta quien era, abrió demasiado los ojos, hice señal de silencio con mi dedo índice y el asintió rápidamente para seguir con su comida.

-Asunto resuelto-. Dije dándole una enorme sonrisa a Natasha.

-¡Dame esos cinco hermana!-. Dijo Pietro alzando su palma y chocamos nuestras palmas.

-Cada día me impresionas más-. Dijo Natasha con una sonrisa.

Nuestra comida llegó y tuve que soportar el pleito de ambos, ya que siempre querían lo mismo.

Después de charlar un rato y mandarle un mensaje a Steve para decirle donde estábamos, nos marchamos al hotel.

Hoy era un día que no salimos a detener a nadie, nos fuimos a la recamara de Pietro para ver unas películas.

Estaba recargada en Natasha mirando la película de estación zombie cuando tocaron la puerta.

Natasha seguía comiendo gomitas de chile y Pietro fue abrir la puerta con todo y sus quejas.

Mire hacia atrás cuando escuché que abrió la puerta pero no se escuchaban voces hasta que soltó un pequeño jadeo.

-¿Visión?-. Dijo la voz de mi hermano y con rapidez me levanté del sillón junto a Natasha.

Thunder (Scarletwidow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora