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La vida de Harry era tranquila, quizás demasiado, tanto así que rozaba el límite de lo monótono y pasivo, de cualquier forma él sabía que no podía quejarse, tenía todo lo que hasta ahora había deseado, un trabajo para el que se había preparado y un proyecto de casa que se estaba haciendo real ¿Qué más podía pedir? Ciertamente nada. Era la mañana del primer día libre que se tomaba en años cuando se dio cuenta de aquello y de lo harto que estaba, pero un cambio le aterraba, ¿Qué si se decidía por deshacer toda su vida, empezar de cero y todo salía mal? Por supuesto que no quería eso, era más cómodo quedarse en su cama dando vueltas en su cabeza, quejándose de su vida pero sabiendo que seguiría teniendo todo lo que quería. Finalmente se levantó de la cama y abrió las cortinas dejando entrar el sol, tomó un baño y se arregló; pensaba hacer algo en su día libre no sabía con certeza que ,ya que jamás había tenido un hobbie, quizás encontrara uno hoy, algo allaría 

Salió de su departamento y se encaminó directo a la calle, le encantaba tener todo cerca pero detestaba el ruido de los autos, se alegraba de que su casa ya casi estuviera lista, la había hecho construir en un lugar ideal según él, estaba solo a 10 minutos de la ciudad lo que lo apartaba del bullicio pero de cualquier forma no lo suficiente de la zona centrica, el lugar perfecto. Aún no había desayunado así que decidió caminar unos metros hasta la cafetería más cercana, pidió un café y reanudó su paseo.

Se preguntaba cuánto tiempo llevaba caminando tal vez una hora pero no estaba seguro, nunca había sido capaz de determinar la hora por la posición del sol, lo que le llamaba la atención es que extrañamente no estaba cansado, quizás por el ritmo que mantenía, demasiado lento, o quizás porque no estaba prestando atención simplemente caminaba, por ello se sorprendió al notar que, sin quererlo, había terminado a unas calles de la playa, honestamente no tenía nada mejor que hacer así que simplemente decidió seguir caminando hasta allí. Le encantaba el olor a mar, le hacía recordar a todas las vacaciones en familia y a los buenos momentos del pasado, siempre había vivido cerca del mar por eso aún seguía sin querer desprenderse de las costas, amaba pasear descalzo por la orilla le servía para despejar la mente y pensar, el mar era una gran compañía para alguien como él, un solitario, se quitó sus zapatos y se dispuso a recorrer la orilla, el tiempo no importaba, necesitaba despejarse y probablemente ,subconscientemente, había terminado en la playa porque no había lugar que lo tranquilizara más.

El mar estaba intranquilo, parecía un tanto empático, había llegado a pensar que locamente podría tener una extraña conexión con esa gran masa de agua, pero de inmediato borró la idea, que disparate,  pero de cualquier forma le alegraba ver que no era el único que estaba pasando por un momento turbulento, quizás la culpa de todo la tendría algo que yacía en el fondo, tanto del mar como de él, algo desconocido y que estaba esperando el momento propicio para hacer su estallido, temía que eso lo llevara a una tormenta, sabía como eran, las había visto y vivido.

Había recorrido ya bastante, cabe aclarar que sin resolver nada aún de sus conflictos hasta se podría decir que ahora estaba algo más mareado con su vida después de las ideas que cruzaron su cabeza, cuando finalmente el frío empezó a molestarle, con la mirada busco algún lugar donde ponerse a resguardo pero sin encontrar más que un pequeño banco a lo lejos, por lo menos eso le serviría, se le ocurrió que podría quedarse allí hasta que se hiciera más tarde, aún era temprano para volver al departamento, miró su café, solo le había dado unos sorbos y ahora ya estaba frío, debería tirarlo, que manera de desperdiciar dinero. Una vez sentado se sacudió la arena de sus pies y  volvió ponerse los zapatos, la vista era magnífica e imponente cada vez que miraba hacia el horizonte le sorprendía lo pequeño que se sentía junto al mar pero a la vez la paz que este le hacía sentir.

-¿Puedo sentarme?

Él simplemente lo miró de reojo, no era tan alto ni tan joven nada extraoirdinario a primera vista, Harry simplemente se encogió de hombros

OctoberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora