CAPÍTULO 5: Abajo, en el sótano

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A mitad de la madrugada, los párpados de la pelinegra empiezan a abrirse, el motivo, las fuertes ganas que tenía de ir al baño.

- Mamá... - susurraba Jacquelyn

- ¿eh?

- Enciende la luz, por favor. - decía mientras se sumergía entre las mantas.

- Dios... ¿Qué hora es Jacquelyn?

- Sé que es tarde, sólo quiero ir al baño...

- Pues ve.

Un suspiro de la pelinegra se logra oír desde debajo de las pesadas y cálidas mantas que la cubrían.

Sacó su brazo hacia fuera de esta y buscó torpemente un interruptor que había visto bajo un farol que divisó al llegar.

- Bien

La pequeña lámpara iluminó débilmente la gran y antigua habitación, sin embargo, lo que le interesaba a la joven Jacquelyn era que esta no estuviese en completa oscuridad.

La pelinegra partió con su búsqueda del baño en medio de la fúnebre noche, cada paso que daba hacía crujir el piso por donde caminaba.

Algunos focos que colgaban del techo seguían prendidos, así que para la suerte de Jacquelyn, ese largo pasillo tenía algo de iluminación.

De repente, unos sollozos se pudieron oír desde el otro extremo de la gran casa.

- Oh cielos, ¿dónde rayos está el baño?

Jacquelyn, sumergida en el terror, entró en la primera habitación pequeña que vio. Sin embargo, no era el baño.

Había velas encendidas dentro de esta habitación, por lo tanto, la pelinegra no tuvo miedo de investigar que había allí.

Fotos de la familia de Atalía. La tía Abilene y la abuela Marthe eran las que aparecían en las distintas imágenes. Tres en total y tres velas a una distancia concreta de las láminas.

Todas estas fotos eran de cuando las tres estaban más jóvenes, la abuela, sobre todo, ni siquiera tenía arrugas.

- Tal vez murió por alguna enfermedad - dijo Jacquelyn.

Las ganas de ir al baño le recordaron nuevamente que su madre la estaba esperando en la habitación, así que decidió tomar una de las velas menos consumidas junto al soporte metálico que la sostenía.

La foto de la abuela se oscureció.

Finalmente encontró aquel baño, era algo inquietante entrar en este de noche, pero gracias a la vela pudo iluminar esa habitación al instante.

Cuando Jacquelyn salió, se dirigió hacia la habitación. Al ir tan rápido, chocó con un tocador que estaba al lado de la puerta.

- ¡Auch!

- Jacquelyn, ¿de dónde sacaste eso? Vete a dormir, ahora.

La pelinegra decidió no explicarle nada y solo hacer caso a lo que le ordenó. Espiró el fuego que surgía de la pita de la vela y esta se desvaneció fácilmente.

Nuevamente, la habitación estaba en completa oscuridad, así que a Jacquelyn solo le quedaba tratar de conciliar el sueño de nuevo.

A la mañana siguiente, una voz despertó a madre e hija, sobresaltando a ambas.

- ¡Atalía!, ¡Jacquelyn! es hora de levantarse.

- Dios... Abilene, me asustaste - decía la madre de Jacquelyn exaltada

Cuando la tía entró a la alcoba, en ambas manos sostenía dos tazas de café que parecían recién servidas.

- Tomen, se despertaron bastante tarde.

- ¿Qué hora es? - decía Jacquelyn mientras se estiraba

- Son las doce en punto, ya estoy bajando las cosas abajo para que pasemos lo suficiente hasta que acabe todo esto.

Ambas salieron de la cama al instante, Jacquelyn se colocó la mochila que había dejado el día anterior al lado de la mesa de noche, acto seguido bajaron la escalera rápidamente hasta llegar al primer nivel.

- ¿Por donde está el condenado sótano? - decía Atalía mientras agarraba la taza de café.

- Está allí abajo. Jacquelyn, agarra la taza por favor.

- Oh, claro, disculpa - manifestó la pelinegra mientras tomaba un sorbo del café.

Abilene abrió una antigua y rechinante puerta que se encontraba tras la amplia escalera por donde habían bajado antes.

- Estaré abajo chicas, lleven lo que dejé en el sofá, es poca cosa.

La madre de Jacquelyn se sentó en una de las sillas del comedor y tomó lentamente su café, mientras la pelinegra llevaba las cosas abajo, junto a su taza.

Luego de unos minutos, Atalía decide seguirle el paso a Jacquelyn y baja al sótano rápidamente.

En la lúgubre habitación, había un sinfín de cajas amontonadas una sobre otra, formando unas secciones en el amplio sótano.

En el fondo, se podía ver una vieja trampilla con la cadena torpemente cortada.

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⏰ Última actualización: Jun 21, 2023 ⏰

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