•|- fREEEEH. - alarga Chica con vagancia. Fred la mira divertido.
- ¿Qué pasa?
- Tengo hambre. - atrapa su rostro entre sus manos y lo mira suplicante. - ¿Me cocinas algo?
- Eres mujer, tienes brazos y piernas. Cocínate algo tú.
Chica hizo un gasp, completamente ofendida y al borde de abofetearlo por decir tal estupidez. En la mirada de Fred podía notarse con gran facilidad que la estaba provocando a propósito. Rió.
- Está bien, está bien. - dice entre risas. - Sólo que no sé cocinar tan bien, así que vamos a comer a otra par...
- ¡Nu! ¡Yo quiero que me cocines! - demanda la rubia, encaprichada. - No cuesta nada, ¡yo te ayudo!
El mayor se queda pensativo. Era bastante mala idea, puesto que acabarían haciendo alto enchastre en la cocina y él debería encargarse del desastre que podría armarse. Aunque, por otro lado, tendría una excusa para quedarse más tiempo con la de terminaciones verdes en su propia casa, lo cual daba ventajas a su elección.
Por supuesto, mientras él se seguía debatiendo, ella lo miraba intrigada, esperando una respuesta de su parte.
- ¿Podemos ver Netflix mientras comemos? ¡Por favor! - jaló de su camisa desesperada. - ¡Porfavorporfavor!<//3
El azabache sonríe disimuladamente. Voltea a ver a la rubia, su mirada cómplice daba a entender su respuesta. Ella da una gran sonrisa entusiasmada.
- ¡Yo hago los pochoclos! - en un parpadeo, corrió hasta la cocina entre risas.
Fred negó divertido y la siguió detrás.
Por supuesto, había algo más escondido en esa mirada fanfarrona. Y es de esperarse proviniendo de alguien como Fred, quien aún para Chica, sigue siendo un completo enigma desde que iniciaron su extraña relación, o al menos desde que le habló por primera vez. Por eso puede ser una gran caja de sorpresas a veces.
•✦───────────•✧
Y como el miedo por tocar un horno era tal, acabaron preparándose dos platitos con yogurt y cereal. Y para ese pequeño aperitivo tardaroncontrarirtas horas de la noche.
Pero ¡hey! Al menos nadie salió herido, ¿no? uvu.Para las ocho ambos ya estaban instalados en el sofá de la sala, cubiertos por una manta compartida. La pequeña estaba ubicada sobre el regazo del mayor, de modo en que sus piernas se entrelazaran con las contrarias y así podría sentirse segura resguardada en el cuerpo ajeno. Aún así, la posición no era incómoda, al contrario. Fred abrazaba tiernamente a la Chica, rodeando su torso con un brazo y con el otro sostenía el tazón con cereal.
En frente suyo, una gran televisión, una mesada con frituras y gaseosas, sábanas y más sábanas.
La película se transmitía, Chica se mostraba interesada, casi no despegaba su vista de la pantalla. Únicamente para alimentarse de su cereal y luego ponerse dentro de la película otra vez.
Sin embargo, Fred no prestaba demasiada atención, casi se había perdido gran parte de la trama y la verdad no le importaba. Estaba concentrado en el cuerpo de la contraria, cuyo contacto con el suyo le provocaba una extraña pero cómoda experiencia. Transmitía la calidez que él no podía emanar sobre sí mismo, y de alguna forma, lo distraía de la realidad por unos reconfortantes momentos.
¿Cómo pudo haber vivido tanto tiempo sin esa sensación? ¿Haberla buscado con tantas personas sin lograr éxito alguno? Se sentía un completo idiota por no haber sido consciente de la persona que tenía junto a él, quien ahora lo acompañaba. La quería, no había duda de ello.
Acercó una de sus manos a su rubia cabellera, peinándola con delicadeza. Enredaba sus dedos entre sus hebras amarillentas, que emanaban un olor a perfume exquisito. El color de su pelo y la suave textura eran muy curiosos, casi adictivos. Sólo se concentraba en el tacto de su cabello y las pequeñas e inaudibles risitas que escapaban de los labios de ella, como una droga auditiva.
Sin mucha experiencia, trenzó su pelo torpemente, atándolo con la liga que antes formaba la coleta en el suyo.
- No sé nada de estas cosas, pero... - comenta, aumentando un poco la fuerza del abrazo. - te ves mucho más preciosa así~.
Chica voltea un poco su cabeza, viéndolo con cierta burla y un minúsculo pero visible rubor, que dejaba evidencia de lo avergonzada que estaba. Plantó un pequeño beso rápido en la comisura de sus labios.
- Eres un idiota. - susurra ella con gracia, juntando ambas frentes y mirando aquellos ojos rubíes con ternura.
- Así me amas. - presume el azabache, un poco perdido en las orbes amatistas de la adversa, sosteniendo su cintura con una mano, mientras que la otra seguía peinando sus cabellos amarillos con distintos tonos rubios, provocando otras cosquillas más aparte de los pequeños besos que depositaba sobre él.
Mierda, Fred no podía estar más enamorado.
[🌻]
quiero llorar.
ESTÁS LEYENDO
✴↪·| ᴄᴏʟᴏᴜʀs'› -ᶠʳᵉᵈᶤᶜᵃ
Fanfictionᵖᵒʳᵠᵘᵉ ᵉˡ ᵃᵐᵒʳ ᵗᵉ ʰᵃᶜᵉ ᵛᵉʳ ᵉˡ ᵐᵘᶰᵈᵒ ᵈᵉ ᵈᶤˢᵗᶤᶰᵗᵒ ᶜᵒˡᵒʳ·- ✳ Momentos Fredica escritos a lo random por la estúpida autora, sisi ✳ Se permiten copias/adaptaciones¿?.