Un Taikomochi llamado Mccartney

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En la medida en que lo pienso, me parece que los hábitos tanto de limpieza como laborales o de deberes son simplemente una distracción de nuestro constante temor a la muerte. Solo analicémoslo. El estar distraído tratando de recordar la imposición de hábitos,si lo piensas de una manera objetiva, es una de las pequeñas cosas que distraen un terrible temor. Tan eficaz, esto de los ejercicios de memoria ocasionado por la imposición de hábitos es como una pequeña anestesia al dolor punzante de una sensación de escalofrío constante por la respiración helada de una muerte que no deja de atosigarnos con su aliento. Con esto, puedo decir que la imposición de hábitos en alguna manera salvo mi vida. Debo admitirlo, esto de los hábitos no hubiera sido posible sin 2 personas esenciales, una con mayor prioridad que la otra, Minnie y Macca...Macca siendo el mas importante. Creo que para tener una mejor comprensión de la magnitud de estos actos es preciso que les hable acerca de Mccartney, puesto que de Minnie he hablado lo suficiente.

James Paul Mccartney es un hombre delgado de 1,80 que cabe en el concepto de "el mejor hijo de la historia". Perdió a su madre desde muy pequeño y el hecho de que su padre se convirtiese en músico le ayudo a no dejarse absorber por el dolor, somos parecidos en ello y singularmente distintos al el ser poseedor  de una mente mas equilibrada. El es extraño, pues no cae en lo bizarro al ser tan ordenado y buena persona, al contrario de todo, el es el chico sencillo que ha todos cae bien... como era de esperar, el es el único que comprendía mis patéticos intentos filosóficos. En la medida en la cual yo lo entiendo, creo que nuestra amistad ha salido a flote gracias a que el es el rio y yo soy el mar, el ve las cosas con perspectiva y calma mientras yo siempre tengo un revoltijo en la cabeza, esta de mas decir que Minnie lo ama. 

Nunca podre entender la composición de un Mccartney, todo el peso de aquel apellido hace cargar a quien lo porta un enorme sentido común y un elegante toque de valentía, eso me es extraño, incluso me atrevo a decir para mis adentros que Mccartney es el único hombre que me ha llamado completamente la atención. No tengan una mente maliciosa o morbosa, mas allá de una atracción corriente el es alguien a quien extrañamente quieres conocer pero en algún punto es reservado y solo muestra su mejor cara, incluso con la gente desagradable, en ello puedo decir que nos complementamos para formar un extraño buen equipo, el negocia y yo peleo. Viéndolo bien al hacer este análisis sobre Mccartney, me parece que siempre trata de ayudarme y por alguna razón que ignoro no puedo resistirme a su ayuda, me gusta tenerle cerca y lo se pero no soy capaz de admitirlo fuera de mi. 

En algún punto el conoce todo sobre mi, pero yo casi nada sobre el y eso me intriga de sobremanera. El me recuerda aquel libro de la biblioteca que robe por mero afán de ser malo y que leí por mero aburrimiento, trataba acerca del mundo de las Geishas y como esas mujeres son un mar de secretos ocultos que despistan la curiosidad de cualquiera con sus habilidades en la conversación y en las artes, Mccartney es algo así...o mas bien, el es la versión masculina de aquellas mujeres, es un, como lo leí en aquel libro, taikomochi, un hombre geisha. Un hombre que hipnotiza extrañamente y que puede ser muy bondadoso, pero que no desvelaría sus secretos ni en la mas intima confianza, es pues a mi parecer, un taikomochi trofeo, una exhibición bondadosa que todos pueden apreciar pero nadie puede poseer. 

Yo intento ser igual a el, pero confieso que mi secreto no es nada encantador sino todo lo contrario, son secretos bizarros que mas allá de impactar por elegancia, harían que perdiera a Mccartney puesto que se que no estaría de acuerdo con ello...aun así lo hago, no debería pero aun así, hago todo aquello que aquel taikomochi tan contrario a mi repudiaría. 

Where the winds hit heavy on the borderline (Mclennon)Where stories live. Discover now