Chapter Two

154 21 5
                                    

Todos estábamos en clase de artes y el maestro nos pidió representar "nuestra alma interior" en una pintura. Acomodé la base y comencé trazando unas líneas negras a lo largo del lienzo. Mi pintura era de unas oscuras y solitarias calles con solamente una persona en ellas bajo la lluvia. Al terminar observé detalladamente mi trabajo y alegre me levanté para mostrárselo al maestro, al instante tropecé con un pie que no vi y me tomó desprevenida.

Caí al suelo sintiendo un golpe en mi cabeza junto al frío de la pintura, me levanté mientras miraba mi cuadro arruinado y mi cara manchada. Los presentes en aquel salón de clase comenzaron a reír mientras observaban la escena divertidos. Solté la pintura y salí corriendo al baño escuchando pisadas por detrás que cada vez se oían más fuertes.

Entré al baño y puse mis manos en el lavabo, miré la puerta y ahí estaban paradas Sara y Keily con una expresión de asombro y preocupación.

—Pero, ¿qué pasó?

—Alguien me puso el pie y tropecé—jadeé con lágrimas en los ojos.

—La que lo hizo debió ser Diiana. Ella está en tu contra desde hace un año, no me sorprende que alguien mágicamente te pusiera el pie en tu camino para hacerte caer. Es obvio que fue ella

—Es cierto—dice Keily dándole la razón a Sara.

—En fin, vamos a quitarte la pintura de la cara para que podamos volver a clase

Con ayuda de mi hermana y de Keily me quité la pintura en menos de veinte minutos, salimos del baño y entramos nuevamente al aula. Me quedé unos segundos parada en el marco de la puerta donde todas las miradas estaban sobre mí, cabizbaja tomé camino a mi asiento y volví a retomar lo que estaba haciendo hace unos minutos atrás.

Pasé esa hora de clase soportando las burlas de todos y traté de ser fuerte y no tomarle importancia, aunque por dentro estaba destruida y al borde de romper en llanto. Después de un par de minutos tocaron el timbre y me dirigí a mi clase de matemáticas.

[...]

—Quiero que alguien de ustedes me resuelva un problema en la pizarra—menciona la maestra mirando a todos los que estaban en esa habitación.

—Yo maestra—Daniela—una de las integrantes de los populares—se ofreció y sin más se levantó tomando el pedazo de tiza que sostenía la maestra.

Resolvió el problema mientras miraba a todos con superioridad. La maestra revisó la pizarra sacudiendo la cabeza de lado a lado.

—Perdón Daniela, pero está mal. Siéntate por favor—informa haciendo un ademán con la mano—. Ahora quiero que pase usted, señorita Karina

Quedé en un estado de shock al escuchar que mi nombre fue mencionado. Me levanté de un brinco de mi asiento y con nerviosismo me dirigí a la pizarra. Tomé la tiza y resolví el ejercicio. La maestra lo revisó y me dio a entender que estaba hecho correctamente, escuchado eso di vuelta sobre mis talones, entregué el gis y tomé asiento.

Después de estar dos horas aprendiendo sobre álgebra y algo de trigonometría dieron el timbre para indicar la hora del receso, salí del aula y me dirigí a mi casillero a dejar un par de cosas que no necesitaría por el resto del día.

Estaba guardando unos libros en éste y la puerta se cerró bruscamente, sin darme tiempo a procesar lo que sucedía una mano tironeó de mi cabello hacia el baño de damas. Cuando me empujaron y caí al suelo pude ver a las populares junto a sus novios riendo y burlándose.

Mi corazón se partió al darme cuenta que Wyatt los acompañaba y reía a carcajadas con los demás. Daniela me aventó su malteada de fresa en el cabello dejándolo escurrido y pegajoso, Neydi se me acercó a paso lento y me dio un golpe en la zona del estómago haciendo que quede casi sin aliento, Diiana me agarró del cabello y me contrapuso en el suelo dándome un fuerte golpe en la cabeza.

—Espero que te quede claro de lo que somos capaces nosotros y de que esto no es nada comparado con lo que viene

Me soltó de ese agarre de dolor mientras observaba sobre mi hombro como todos se iban dejándome ahí tirada como a un trapo viejo. Wyatt me observó por un rato y si no me equivocaba, en su mirada había culpa. Abrazó a Diiana por los hombros y se fueron de donde estaban.

Me puse a llorar desesperada en ese suelo mugriento y feo, unos minutos bastaron para levantarme y lavar mi cara. Sonreí forzadamente cuando entró una chica y salí de ese lugar para esconderme de la sociedad y de todos.

El resto de las clases me las pasé aislada, aguantando las ganas de gritar y decirle a todo el jodido mundo que me odiaba por existir. Al finalizar la jornada escolar y en el momento en el que llegué a mi casa corrí a mi cuarto cerrando la puerta a mi espalda. Me deslice en ella desatando un llanto inconsolable, un llanto que reflejó mi dolor y tristeza.

Me derrumbé en mi oscuro cuarto en donde no podía hacer nada, sólo llorar hasta quedarme sin aliento y luego salir de ahí con una sonrisa falsa para no desatar la estúpida pregunta: "¿estás bien?".

Mi Vida Antes De Morir ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora