Babywolf →HyeWon♡

Lo que yo veo.

Luego de aquel espantoso espectáculo, Hyejoo se volteó hacia mi dirección y sonrió. Sonrió con una palpable satisfacción que heló la sangré de todos los presentes.

Seguidamente, ella se estiró y empezó a caminar, dejando a Sooyoung tirada en el piso.

En aquel momento, nuestras vistas se encontraron. Sin despegar mis ojos de ella, la vi acercarse decididamente hacia donde yo estaba.

Frenó sus pasos a unos pocos centímetros de mí y me tomó de la muñeca con fuerza.

Buscó mi mirada y con sus preciosos ojos café, me hizo seña de que la siguiera. Ni una palabra intercambiamos, pero presentía que eso era lo que ella me pedía; que la siguiera.

Sin soltar mi muñeca y entre todo el silencio que había, Hyejoo me arrastró fuera del salón sin mucho esfuerzo.

Yo sólo la miraba. En aquel sofocante silencio, yo sólo la miraba y la seguía. Observaba su hermosa cabellera negra y su bonita figura de 1.64 cm.

Sonreí inconsecuentemente.

Cuando estuvimos ya afuera, el silencio siguió estando presente entre nosotras. Hyejoo seguía caminando sin mirar atrás y yo sólo la seguía.

Caminamos por uno de los tantos pasillos del colegio. Por aquel que nos dirigía hacia nuestro destino: el salón de música.

Éste se encontraba al final del pasillo, en uno de los lugares más recónditos del colegio. Al estar tan alejado, estaba aislado del resto de los salones.

Y eso le encantaba a Hyejoo, porque nadie interrumpía cuando estábamos allí.

Cuando llegamos, ella abrió la puerta con cuidado y las dos entramos. Aún no intercambiábamos palabra alguna.

Yo pasé y cerré delicadamente la puerta para luego prender la luz. En aquel instante, ella se dio vuelta y me mostró una de las sonrisas más adorables que había visto en mi vida.

— Wonnie, unnie.~ —Dijo ella con mucha ternura y se abalanzó a abrazarme.

Yo sonreí ante su gesto y le correspondí el abrazo. Bien apretadas, nos balanceamos de un lado al otro como si bailáramos al compás de una canción lenta que no escuchábamos.

Pero entonces recordé lo que había sucedido hace unos minutos y me separé de ella.

—Hyejoo... —Comencé diciendo, ya con un semblante y un todo más serio.

—Unnie.~ —Volvió a decir ella y me dedicó una de sus tantas sonrisas adorables.

Conteniendo mis ganas de abrazarla, me froté la frente algo molesta.

—¿Por qué sigues haciendo lo mismo? — Pregunté al fin. En mi interior, batallaban mi ganas de mimarla y la responsabilidad de regañarla.

Ella hizo un puchero como respuesta y se sentó en el piso cruzándose de brazos.

—No te incumbe — Respondió al fin y desvió su mirada al piso.

—¿Sí? Pues tienes que hacer algo con esa actitud que tienes —Le volví a reiterar lo mismo. Siempre le repetía lo mismo pero ella parecía no entender —. ¿Y ahora cuál fue la razón para que hicieras eso?

Esta vez me miró a los ojos pero enseguida bajó la cabeza apenada. Podía ver que intentaba decirme algo pero se mantenía callada.

—Esto... es que esa sunbae me hizo perder el tiempo. Tiempo preciado que podría pasar contigo. —Respondió en voz baja.

Me dio mucha ternura la actitud que tenía. Por fuera, hacía tanto espectáculo para infundir miedo y autoridad. Pero cuando estaba conmigo era simplemente una bebé gigante.

Seguía teniendo aquellos "colmillos" cuando algo no le gustaba, pero era demasiado adorable como para usarlos conmigo... la mayoría del tiempo. A veces los sacaba cuando quería conseguir algo.

—Prométeme que no volverás a hacerlo, Hyejoo —Mencioné con toda la seriedad que pude.

Asintió levemente con su carita de perrito lastimado. Los labios estaban encorvados hacia abajo y sus grandes ojos café me miraban llorosos.

Me acerqué a ella despacio y acaricié su cabeza suavemente.

Aquel momento en que yo bajé la guardia, ella me tomó de la cintura y me tiró hacia ella.

Ese rostro de niña apenada había vuelto a tener aquel tinte de ferocidad que tanto la caracterizaba.

Yo me asusté al principio ante aquel acto repentino pero enseguida recobré mi cordura.

O no tanto.

Dos segundos tardé en darme cuenta de que sus labios prácticamente estaban sobre los míos. Tener su respiración justo en mi cara imposibilitaban el que yo pensara con claridad. Mucho menos ayudaban los latidos de mi corazón. ¿O eran los de los suyos?

El punto es que estábamos tan cerca que con sólo moverme un poco ya la estaría besando.

—Si me das un beso, prometo no volver a hacerlo— Mencionó en un susurro con aquella sonrisa socarrona que usaba ella cuando victoriosamente acorralaba a su presa.

—Sabes que así no vas a conseguir lo que quieres, ¿verdad? —Agachó la cabeza en respuesta.

—Nunca me das lo que quiero — Comentó con suma tristeza y volvió a sentarse en el piso mirando el suelo.

Me senté al lado de ella con una enorme sonrisa en mi rostro. Por poco casi me ponía a reír de lo adorable que era, pero intenté mantener la compostura en todo momento.

Con una señal hice ademán de que se acercara y reposara su cabeza en mi regazo. Bufó antes de hacer lo que le había pedido y apoyó su cabeza en mis piernas.

Una sonrisa asomó sus labios. Parecía una niña feliz al verla así de sonriente. Yo sonreí, por supuesto. Pues era muy contagiosa su bonita sonrisa.

Acaricié su hermosa cabellera negra con mucho cuidado. Aquella desprendía un sabroso olor a perfume de jazmín y su textura era tan suave como el algodón. Era tan liso su pelo que sin esfuerzo, podía peinarlo.

Tomé su barbilla con cuidado y la miré a los ojos; a aquellas preciosas esferas color café que me miraban con expectativa. Los mismos ojos que deseaban matar a todos, ahora me miraban con mucha ternura.

Le deposité un pequeño beso en sus labios antes de seguir acariciando su cabeza.

—¿Feliz? —Pregunté yo.

—¡Feliz! —Respondió con mucho entusiasmo y sonrió el resto del tiempo en el que estuvimos juntas.

Todos la ven como La Loba por su temible presencia.

Pero ella es en realidad una pequeña lobita que sonríe ampliamente cuando está conmigo.

Ella no es Son Hyejoo, La Loba.

Ella es Son Hyejoo, mi pequeña lobita.

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Nota:

Espero que les haya gustado este two shot.~