«Dulces sueños, primor...»
Los ojos del castaño se abrían gentilmente.
—Mierda...— susurró mientras tallaba sus ojos. —Carajo, mi cabeza.—
—Veo que ya has despertado, bello durmiente.—
Eddie miró rápidamente frente a él. Detrás de lo que parecía ser una lámpara, (muy luminosa, por cierto), se encontraba un chico de pie. Lo único que el menor pudo captar fue la sonrisa tétrica que portaba aquella persona.
—¿E-En dónde estoy?— Las lágrimas ya salían de los ojos del más bajo.
—¿Qué no recuerdas este lugar, Eds?—
Aquel apodo lo delató.
Los ojos del menor estaban repletos de lágrimas.
Richie bocazas Tozier.
Uno de sus mejores amigos.
Le dolía mucho que fuera él quien lo tuviera ahí.
— ¿Por qué me haces esto, Richie?
— Porque te amo.