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La gente intenta controlarlo todo, pero no se dan cuenta de que hay cosas que no se pueden controlar o predecir. Aún así no se dan por vencidos ¿por qué no ser impredecible? Algo diferente al resto como los científicos dirían "un enigma para la ciencia". No sé si yo seré un enigma de tal magnitud o simplemente algo que está ahí sin más. Pero de lo único que aún estoy segura es de que soy Olive Brooks y eso nadie lo va a cambiar.

-Bueno, ¿me vas ya a decir de una vez qué coño te pasa?- dirige la mirada a la carretera. Yo solo me arrastro el pelo del rostro y sigo escuchando Katy Perry haciendo como si no la oyese.

-Por favor, ¿en serio? ¿No se te ocurre nada mejor para pasar de mí que hacer que no me oyes? En serio, sabes que puedes confiar en mí, podrías hacer el favor de demostrarlo y decirme que te pasa- hace una pausa, al ver que no contesto sigue hablando- Vamos, no tienes diez años Olive- Mira, paso de contestar. ¿Por qué la gente no entiende que a veces quiero estar sola, SOLA? Tampoco hace falta ser un Albert Einstein para entenderlo. Subo más el volumen a la canción para que entienda que no me apetece hablar y giro la cabeza hacia la ventana para esquivar a mi pesada hermana mayor. Pero se ve que no da brazo a torcer.

Se gira hacia mí viendo que estoy pasando de ella como de un carro se tratase, suelta una mano del volante y con ella me quita mis auriculares. Le replico en un tono alto.

-¿Qué coño haces Madison? Devuélveme mis auriculares.

-Ahh, ¿ahora sabes que existo? Si quieres que te los devuelva dime que te pasa ya de una vez.

-No entiendes que no quiero habar, solo quiero estar sola y ahora devuélvemelos.

-No hasta que no me lo digas

Le intento arrebatar los auriculares de la mano mientras ella me los aparta todo el tiempo y mientras conduce con una mano.

-¡Para ya o vamos a tener un accidente de coche! ¡DEVUÉLVEMELOS!

Deja de prestar atención a la carretera y ahora su único objetivo es impedir que coja mis auriculares. Acabamos de pasar un semáforo en rojo entre numerosos pitidos, pero ella sigue intentando salirse con las suyas, porque sí, es una loca, no, mejor dicho una puta loca y encima me ha tenido que tocar a mí como hermana.

-¿Has visto lo que ha pasado? Eres una puta psicópata deja mis auriculares y aprende que cuando se conduce se mira a la volante. Podríamos habernos matado.

-¿Perdona? Esto pasa porque una tiene problemas y no es lo suficientemente inteligente como para pedir ayuda.

-¡EL COCHE, FRENAAAAAA!

Nos viene un coche de cara por culpa de no coger el volante con las dos manos hemos cambiado de carril sin darnos cuenta y todo porque una idiota no es capaz de dejarme en paz y callarse. El miedo a chocar contra aquel Ford Fiesta azul se apodera de nosotras y empiezo a chillar mientras me pongo las manos sobre la cara según nos vamos acercando al coche y el coche nos pita para que nos apartemos. Afortunadamente Madison consigue girar antes de poder llegar a chocarnos. Mi cara en shock describe perfectamente la situación de miedo en la que toda mi vida ha pasado por delante de mí.

-¡Estás L-O-C-A! ¿Cómo puedes jugar con nuestras vidas solo por una rabieta que te ha dado de repente? Me dices que me comporto como una niña de diez años. Y hasta esta niña de diez años tiene más conocimiento como para saber que si se conduce hay que estar atenta.

-Mira cállate, no te quejes que te he librado de un choque.

-¿Qué tú me has librado de qué?

-De un choque.

-¿Me estás tomando el pelo, no? ¡TÚ HAS SIDO QUIEN HA PROVOCADO QUE CASI NOS CHOQUEMOS PORQUE TE FALTA UN TORNILLO!

-Déjame en paz.

Olive BrooksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora