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¿No es extraño que alguien se pueda lamer el codo? A ver es una reflexión un poco estúpida, pero piensa, lo es. La gente hace descubrimientos todos los días, que si nuevos elementos, nuevas aplicaciones... pues mi descubrimiento es que es raro que la gente se lama el codo. Vale ya sé que no llegaré a conseguir un Nobel, pero ¿qué más dará? Y la pregunta más importante ¿habrá gente que se lama el codo? Puede ser esté un poco mal de la cabeza ya que me pongo a pensar en estupideces de tal barbaridad tipo esta a las siete de la mañana,antes de cambiarme para ir al instituto. Pero no sé, ¿por qué no si te viene cualquier cosa a la cabeza hacerla en vez de pensarla miles de veces? Sí, ahora que me oigo sueno como el tipo de persona que se aburre un poco, por no decir bastante, y no tiene nada que hacer.
-¡OLIVEEEEEE baja a desayunar ya o llegarás tarde!- Sabe que me molesta muchísimo que grite en casa y más para llamarme. En mi casa no se para de gritar las veinticuatro horas del día ya sea para llamar a alguien o simplemente viendo la tele.
Cojo lo primero que veo en el armario unos pantalones vaqueros rasgados, una camiseta roja y mi chaqueta de pana rosa.
-¡Date prisa Olive!- grita de nuevo mi madre.
-¡No estoy sorda y ya voy!
No me da tiempo a hacerme el pelo, como siempre, me hago un coleta normal, me pongo los pendientes y bajo corriendo a desayunar a la cocina donde sorprendentemente me encuentro junto a mi hermana y mi madre a Owen hablando con ellas.
-¿Owen? ¿Qué haces aquí?
-Habíamos quedado para ir juntos al instituto ¿no te has acordado, no?
-Dios, tengo la cabeza en las nubes. Lo siento, desayuno rápido y nos vamos.
-¿Y nosotras qué, no nos saludas?- se añade mi madre a la conversación.
-Hola mamá, hola Madison, ¿contenta?
-Cada día estás más fría.
-¿No encuentro el problema? Ni las tostadas, ¿dónde están?
-Creo que se han acabado antes de que llegases.
-Sí, me las he acabado yo porque pensaba que no ibas a bajar en la vida.
-Muchas gracias Madsion ¿ y ahora qué como yo?
-Ni que no hubiese comida, cójete unos cereales.
Cojo el paquete de cereales del armario de encima de la cocina y la leche de la nevera, los pongo en un bol y a toda velocidad me los tomo casi sin respirar.
-Me lavo los dientes, la cara, me quito las pantuflas y salgo Owen, dame un minuto. ¿Vale?
-Vale, vale relájate.
Subo corriendo las escaleras en busca de mis zapatos blancos con la suela amplia, me los pongo. Ahora toca lavarse la cara, me echo agua, me quito las legañas o como digo yo legañucias y de un salto empiezo a lavarme los dientes. Cuando acabo vuelvo a bajar los escalones y ya está Owen esperándome en la entrada delante de la puerta.
-Vale, ya estoy ¿nos vamos?
-Sí, vamos.
Cojo mi mochila de al lado de la puerta y salimos. Espectacularmente no hace un día tan frío como la semana pasada, eso sinceramente es raro y más en invierno en Nueva Jersey.
-¿Sabes qué? A Ander Robinson le han nombrado capitán del equipo de béisbol.
-Owen, cariño mío, ¿y eso que me importa a mí?
-¿Cómo qué que te importa a ti? ¿Qué eres? ¿la única monja de todo el instituto que no le examina de arriba a bajo cuando pasa por delante de ti?-Owen es mi mejor amigo y es gay, pero aún no lo ha hecho público. A veces me siento como su tapadera porque siempre nos preguntan si salimos juntos o si somos familiares. Yo siempre me quedo pensando "por Dios ¿cómo no os podéis dar cuenta de que es gay?" Sólo con llevar un día con él yo ya me di cuenta, no sé como la gente tarda tanto o seré yo que tengo un radar excelente. No es que quiera poner etiquetas de que lo descubrí al ver su actitud o como se comportaba con otros o si tenía pluma, sino que me di cuenta de como miraba a Roger Johnson, uno de los jugadores de béisbol más cachas, y ya lo supe.
-Sabes que no me fijo en nadie.
-Pues deberías a empezar a hacerlo o vas a tener que plantearte si eres una monja de clausura.
-No es que no me guste nadie sino que aún no tengo cuerpo para juergas mucho menos para chicos.
-¿Aún te sientes mal por lo de Abby?
-Sabes que aún no lo he superado.
-No sé como aún no lo has superado, si nunca nos habló ni siquiera nos miró en todo el tiempo que llevábamos en el instituto.
-Ya, lo sé pero me afecta. Dejemos de hablar de eso.
Sí, Abby Reed la chica de la que todos hablan desde su muerte. Hace ya dos semanas Becky Blume, una de las chicas más populares del instituto hizo una fiesta en su casa de campo a causa de que sus padres se fueron de viaje. Al principio yo no pensé en ir pero Owen vino a mi casa a las tantas de la madrugada y con la excusa de conocer a más gente fue capaz de que abandonase netflix para ir a la fiesta. Una vez allí todo ya estaba bastante descontrolado todos estaban como una cuba y vi más de una pota por el suelo, una de esas era de Abby. Al llegar a la fiesta Owen me abandonó y se fue a cantar al karaoke que había en el salón montado mientras que yo salí al jardín y me senté un poco alejada de la fiesta. Allí al cabo de una hora viendo instagram apareció Max mi compañero de laboratorio de biología y empezamos a hablar y hablar toda la noche , sinceramente no pensaba que un jugador de béisbol tenía tantas cosas en común conmigo como que le gustase el k-pop o que sea un adicto a series y películas como yo. Al acabar la intensa conversación ya sobre las cuatro de la mañana me despedí de Max porque ya debería volver a casa. Fui a buscar a Owen, extrañamente no lo encontré y al preguntar a la gente de la fiesta me respondían que se había ido a casa ya que se encontraba mal, aunque me extrañarse que no me buscase para irse conmigo.
Bueno al grano, estaba volviendo a casa, afortunadamente la casa de Becky está cerca de la mía, pasando por McCarter park cuando vi a una mujer, supuestamente por su voz fina y aguda, al final de Bloomfield Ave chillando no sé qué en medio de la calle. Al acercarme para ayudarla a llevarla a casa empecé a oír un coche, yo le chillé a la mujer que se apartarse pero ella no me oyó debido a la distancia. Comencé a correr y chillar pero cuando al fin ya estaba cerca se oyó un golpe, un Volkswagen arroyó a esa supuestamente mujer haciendo que callese en la carretera, y por lo que mí respecta estaba muerta. Me derrumbé y las lágrimas me empezaron a caerme por la cara por la trágica muerte de la señora. El coche, al atropellar a la señora paró y de el se bajaron dos figuras que no pude reconocer, al verlas me escondí dentro del parque y desde su valla vi como las dos siluetas cogían el cadáver, lo subían al maletero del coche y se marchaban. Al día siguiente en las noticias con el titular "Cuerpo encontrado en el lago Estiling" sospeché de que fuese la mujer que vi y mis sospechas tocaron luz cuando, un día después descubrieron los criminólogos que el cadáver había sido matado por un golpe de gran fuerza en la cabeza a la vez que descubrieron la identidad de el cadáver, era el cadáver de Abby Reed, entonces entendí que había sido testigo del asesinato de Abby. Quería confesar que fui testigo de su muerte pero siempre que pienso en ello echo la vista atrás y recuerdo la traumática escena que mis ojos vieron y no puedo ni decir palabra. Nadie sabe lo que vi, ni Owen.
-Bueno, te dejo que llego a clase de gimnasia tarde. Nos vemos en la cafetería.
-Vale, adiós.
-Hasta luego.
Mientras Owen se va yendo a clase de gimansia yo me doy prisa por llegar a la mía de lengua llego ya cinco minutos tarde y la señorita Rose es muy exigente con la puntualidad, uno de mis mayores defectos. Han pasado ya siete minutos hasta que consigo llegar a clase, como no, solo al doblar el manillar y abrir centímetros la puerta ya tengo a la señorita Rose echándome un puro.
-Brooks le parecerán horas de venir a clase, siéntese y saque los libros de clase inmediatamente o váyase.
Si fuera factible la idea de irme la haría porque aguantar cincuenta y cinco minutos con esta señora tan plasta no merecen la pena.
Mientras otros atienden a clase, otros miran el teléfono, hablan o comen yo me paso las clases dibujando lo que me viene a la mente, ya sean cómics, animales o cosas raras que mi mente inventa. Creo que soy la única al menos que hace eso en clase, vale que hay gente que dibuja en las clases, pero ellos lo hacen por pasar de los profesores o porque no tienen nada más que hacer. Yo lo hago porque me encanta y me libera y lo hago tanto en clase como en cualquier sitio.
Aleluya ya se han acabado las dos primeras horas y por fin tengo el merecido descanso de irme a la cafetería a pasar el recreo con Owen. Al llegar a la cafetería me encuentro con Owen en la mesa de al lado de los profesores y mientras él se come su sándwich de jamón yo le voy incando el diente a mi manzana.
-¿Al final has llegado tarde a gimnasia?
-Sí pero afortunadamente aún no había venido el profe. ¿Y tú a la tuya?
-Sí, y la señorita Rose solo abrir un poco de la puerta ya me estaba regañando.
-Es lo que tiene tener a la peor profe de lengua. Por cierto mira que buenas visas hay por ahí- Owen levanta las cejas, yo tuerzo la cabeza para ver a lo que se refería. No sé por qué no me sorprende ver el culo de Ander Robinson.
-Aghhhh ¿en serio Owen? Prefiero las vistas a la "comida" que sirven aquí.
-Cállate y disfruta de las vistas.
-Owen si te gusta tanto ¿por qué no te vas y le dices algo?
-A ti te falla la cabeza ¿cómo le voy a decir yo algo a un judador de béisbol? Y encima que no es gay.
-¿Qué más dará si es un jugador de fútbol o la riena de Reino Unido? Y no sabrás si es gay hasta que no se lo preguntes.
-Pero si estuvo saliendo con Helen Thomson durante tres años.
-Puede ser que tenga vergüenza de salir del armario o que sea bisexual o asexual o hasta pansexual.
-Pansexual y asexual, no me jodas, son jugadores de béisbol no tú. Tienen el instinto sexual de perros en celo.
-Te recuerdo que no estamos hablando de mí.
-Mira quién viene por ahí hacia aquí.
Me doy la vuelta y veo venir hacia nosotros a Max sin saber el motivo.
-Olive solamente quedan dos minutos de recreo ¿quieres que vayamos a tu taquilla a por el trabajo de biología así llegamos a tiempo?
-Ostia otra cosa que se me había olvidado, emmmh... Sí claro vayámonos.
-Adiós Owen ya nos vemos.
-Adiós y recuerda siempre hay que usar protección.-Max ríe
-No le hagas caso a veces es gilipollas.
-No, si no me parece mala idea.
Es cosa mía o ¿eso a sonado a piropo? No sé si está de coña o lo está diciendo en serio y sinceramente no me apetece saberlo ya estoy muy roja por lo que ha dicho como para que me dé ahora un patatús. No me gusta Max pero con cosas tipo estas me  pongo muy colorada.
-Bueno pues está es mi taquilla.
-Sí ya veo.
Pongo la combinación del candado y abro la taquilla, ahí encima del trabajo de biología está un sobre rojo, lo abro y veo una caligrafía de ordenador roja en la que se puede leer.
"Te vi verlo, yo también lo vi. O cierras el pico o yo te haré cerrarlo"
Ahora mismo no sé que hacer ¿se referirá al asesinato de Abby? Pero que tonterías digo sé que se refiere al asesinato de Abby pero ¿quién ha escrito este sobre? Y ¿por qué no quiere que lo revele a la policía?
-Olive tardas mucho ¿lo has encontrado?
Guardo corriendo el sobre y lo meto en mi libro de historia para que no pueda ver nada.
-Sí, sí está aquí, cierro y nos vamos.

(Publicaré pronto la tercera parte)

Olive BrooksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora