PARTE IX

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El intrigante chico mira nuevamente a Ángela. La observa con lujuria; como un león hambriento a un indefenso borrego. Ella se encoge de hombros. Sin darse el tiempo de aclarar su mente con respecto a la situación, Bosco se acerca de manera voraz.

—¿Qué haces? —suelta ella, preocupada.

El joven se limita a cerrar las cortinas.

—La luz directa no funciona bien en esta cámara. Siéntate en la cama —ordena.

Ángela obedece. Él se pone detrás de la XT-500.

—¿P-Para qué?

—Desde aquí no tengo distancia focal. Siéntate en la cama, por favor.

La dureza de su voz al dar las órdenes la ponía con los pelos de punta. Pero qué le quedaba. Debía continuar con la farsa. Se sentó en la cama, aún con los papeles en mano.

—Eso es —murmura Bosco, con el ojo puesto en el visor. Va acomodando el lente de la cámara con la mano izquierda—. Cuando quieras.

La muchacha aparece en la grabación de la cámara. Se fija en los papeles que lleva consigo. Empieza a leer.

—A continuación hablaremos con Bosco. Bosco era compañero de Vanessa y siguió de cerca los días que prescindieron...

Ángela deja de leer. Se da cuenta que el muchacho ha alejado su vista de la cámara y ha recostado la espalda en una pared. Está con los brazos cruzados.

—¿No vas a ver desde el visor? —pregunta ella.

—Es un plano fijo —contesta de forma seca. Decide cambiar de tema—: Cuando hables mírame a los ojos.

Está dispuesta a obedecer nuevamente. Se sentía muy sumisa en su presencia, así su actitud fuese muy distinta a como acostumbraba.

—¿Era Vanessa una chica normal?, ¿se relacionaba Vanessa con gente extraña?, ¿crees que la raptaron?, ¿estabas al tanto de su vida privada?, ¿tienes idea de con quién se pudo fugar? —Habla bastante rápido. Quería acabar con ese asunto que la ponía tan nerviosa—. Ya está.

—Espera. Hace falta tu gesto de sentimiento al momento que escuchas mis respuestas. Luego lo intercaláis.

Asiente en respuesta. Suspira. Vuelve a prestar atención a las hojas.

Ángela comienza a gesticular con sentimiento, como mencionó su compañero. Asiente con la cabeza una y otra vez. El joven se dedica a decir "bla, bla, bla" sin cesar, lo que provoca una indiscreta risilla escapando de la boca de la joven. Se da cuenta que le ha quedado mirando. Lo mira. Él suelta un "vaya", atrapado en una bocanada de aire.

—¿Qué pasa?

—Ayer estábamos más cerca —Se dispone a acercarse.

—No, no creo...

El chico se detiene con brusquedad.

—¿Te pongo nerviosa si me acerco?

La chica traga saliva.

—No.

—... ¿A qué distancia crees que te pondría nerviosa?

Lo observa, sin comprender sus palabras. Cuando cae en cuenta, él ya se ha acercado.

—No, por favor —suelta sin pensar, sentándose un poco más lejos de donde él se ubica.

Bosco, osadamente, se arrodilla sobre la cama.

—Cada palabra que pronuncies vale un centímetro más —puntualiza con determinación, contemplándola de forma desafiante.

—Oye, no tiene gracia...

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⏰ Última actualización: Aug 25, 2018 ⏰

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