La salvación de Sheena

Capítulo 1

CAPITULO 1

Sheena

Tome un respiración profunda mientras me adentraba en el edificio. Finalmente estaba comenzando la universidad para estudiar lo que verdaderamente amaba.

Mientras caminaba por el pasillo de entrada pensaba como la mayoría de las personas con un promedio impecable como el mio no escogerían estudiar Artes, principal razón por la cual mi padrastro estaba en contra de mis planes, tuvimos miles de discusiones. Cada una terminaba con la misma oración de su parte:

  —¿Estas segura que tu madre querría esto? Podrías hacer grandes cosas Sheena

¡Que gran tontería! Mamá hubiese apoyado cualquier camino que yo escogiera. Siempre amó verme pintar incluso cuando eran solo garabatos en las paredes. Era su artista favorita. Su más grande tesoro. Su única hija.

Solo pensar en ella me hacia recordar el sueño de hace dos días. Cada vez eran más recurrentes.

Estaba frente al cuarto de huéspedes. La puerta estaba entreabierta, mi padrastro nunca olvidaba cerrarla. Después de todo fue allí donde sucedió. Nadie entraba allí, nunca.

Escuché nuevamente la voz.

Haciendo el miedo a un lado, empuje la puerta.

No estaba preparada para lo vi, el oxigeno abandonó mis pulmones, mis rodillas cedieron y de mi boca escapó un grito.

—Sheena— dijo la hermosa mujer.

—Madre...

—Recuerda, Sheena.— Rogó desesperada con voz fantasmal—. Recuerda

—Mamá.— dije mientras mis ojos se cristalizaban.

—Recuerda Sheena. Por mi.

—Eso trato madre,— lagrimas caían por mi rostro.— lo intento todos lo días.

Su imagen comenzaba a difuminarse. ¡No, no!¿Por qué siempre desaparecía?

—Madre no te vayas. Por favor... Lo intentare con más fuerza— Ya la figura había desaparecido casi por completo—¡No, no, no! ¡No me dejes! Por favor, mamá...

Desperté de la misma forma, con lagrimas manchando mi almohada. Los sueños eran cada vez eran más seguidos. Mas reales. Más dolorosos.

¡Basta ya, Sheena.! Me dije a mí misma.

Si seguía pensando en ella iba a terminar con lagrimas en los ojos como siempre. Sacudí la cabeza para despejar mi mente.

—Hola. ¿También eres nueva aquí?— Una chica apareció frente a mi.

—Hola. Si, soy nueva— respondí—¿Cómo supiste?

—Suerte. ¿Cómo te llamas?—preguntó mientras comenzaba a caminar de espaldas.— Yo soy Holly.