Las cosas florecen durante la primavera no solo las flores.
Amanda ya no era la misma persona el labial rojo oscuro, la nueva ropa que usaba, y su peso habían cambiado, ya no era esa chica tímida de antes; veía fotos de flores en su Instagram, vendía viajes por internet y en su oficina, cuando fue a almorzar con Pablo, su jefe de el café la llamo de inmediato, al parecer había dinero faltante en la caja y creían que se trataba de el nuevo empleado, ella salió corriendo para allá.
— ¿Qué sucede?
— No conseguimos 200 pesos de la caja y creemos que fue Diego Casas.
— Diego, déjame revisarte.
— ¿Usted también?
Ella le revisaba los bolsillos le dijo que se quitará los zapatos, y lo tocó por todas partes, pero él seguía sin tener nada.
— No tiene nada.
— Estoy seguro de que el es, porque todos aquí somos de confianza.
*Toques de la puerta*
— ¿Un cliente?
—¿ A esta hora?
— Esperen.— Dijo Amanda, quien le abrió a el cliente.
— Disculpen salí muy rápido porque me enteré de que mi hijo estaba enfermo y tuve que pasar a recogerlo en la escuela, mi cuenta daba 200 pesos, aquí están. — Le entrega el dinero al jefe.
Nadie dice nada sobre lo sucedido, todos se van a almorzar, Amanda va a un restaurante que queda al lado, donde también esta Diego, ella se sienta en la misma mesa que él.
—Lamento lo que pasó hace rato.
— No es por nada, Aman...Gerente.
— ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
— Cinco meses y ¿tú?
— Tres años, ¿Por qué se fue de Perú?
— No tenía buena vida, allí estaban todos mis amigos, y yo... Mi vida no era rentable.
— Por esa junta, yo siempre se lo dije, las amistades no duran para siempre, o no sirven para siempre.
— Nunca me dijo eso.
— Pero, si lo pensaba.
— Muchas veces perdí cosas por mis amigos, cosas muy valiosas.
— El robo es un delito.
— Quizás no fue por eso, fue más que todo por palabras.
— La amenaza es otro delito.
— Nunca cumplió su promesa.
— ¿Cual?
— La de enviarme una botella por Liberty, cuando tuvieras trabajo.
— Pensé que no la querías.
— ¿Por qué usted sabe lo alcohólico que era?
— Me dejó de hablar.
— Tiene razón.
— ¿Por qué lo hizo?
— ¿Dejarle de hablar?
— Sí.
— Habían varios motivos, pero deberíamos apurarnos, ya casi vamos a entrar.
Amanda sabía el por qué había dejado de hablarle, solo quería que él se lo dijera, sabía que su ex iba incluida en ese paquete, que tal vez Víctor había metido sus manos en dicho paquete.
En el trabajo, Amanda recordaba las palabras de Diego, que le gustaba trabajar solo, porque creía que todos eran un estorbo, lo observaba y pensaba que él había cambiado, se veía más ligero que antes, esa cara de molestia parcial había cambiado por completo, casi saliendo una taza de té estaba en frente de donde estaba Amanda, Diego se la había puesto. Al salir, todos se despiden y todo ha quedado limpio, Amanda sale rápido del café, y Diego quiere ir tras ella, pero debe seguir limpiando la última mesa. Todos pensaban que quizás Diego trataba de sobornar a la gerente para quedarse con el trabajo, aún a los 21 años se veía tan lindo, que algunas empleadas hablaron sobre eso.
El trabajo en el restaurante había sido ligero, y al llegar a casa tenía un mensaje de su pretendiente plantado, lo observó por unos minutos, pero se bañó y se lavó su rostro, cuando pensó responder se quedó dormida.
ººº
Todavía no se sabía si la primavera haría renacer los sentimientos ocultos, no había pasado nada en el pasado, sin embargo, todo seguía tan fuerte, no hay manera de saber, si las flores entre ellos crecerían.