Diego había comprado una propiedad su vida no había sido solo fiesta, tenía suficiente dinero, solo que no se conformaba con solo tener, quería comenzar de nuevo para ser una persona exitosa, hace tiempo no quería estudiar, pero a sus 21 años, sentía que ya quería hacerlo, le gustaba la radiología, había averiguado sobre ello, tenía un solo trabajo, había una historia detrás de su cambio de país, se dio cuenta de que sus amigos eran muy inútiles, cuando su ex novia se metió con uno de ellos, él solo trabajaba y había dejado de ponerle atención, todos vivían en un solo apartamento, y un día tan solo los descubrió, estuvo a punto de hacer una locura, pero su mejor amigo saco a su amigo y a su ex novia de la casa, se podría decir que los corrió, fue en ese momento cuando todos se enteraron, las cosas se hicieron estrechas, e incomodas, en ausencia de su ex, y ahora en presencia de la novia de su mejor amigo, analizaba que ella le hacía el desayuno, le planchaba la ropa, y lo atendía muy bien, que su mejor amigo la quería mucho, y que nada de eso lo hacía su ex por él. Por todas estas razones le presto dinero a su hermana y se llevó sus ahorros en ningún momento pensaba en Amanda, quizá pensó que ella ya estaría casada y fuera de Buenos Aires, por lo que era mayor.
Por el medio día Diego se pasa por un restaurante donde ve a Amanda comiendo con su pretendiente, pensaba que ese era su lugar, entra a comer en una parte donde ellos no puedan verlo, la ve reírse, y piensa en que si no hubiera perdido su tiempo estaría sentado allí con ella, haciéndola reír, como solía hacerlo antes, de creer en las mentiras de sus amigos y no creer en una sola promesa que le había hecho Amanda, que era tan simple, pero tan necesaria ''Siempre puedes contar conmigo''.
Se dirijo a la mesa donde estaban ellos sentados, y escucha un poco la conversación.
— Amanda, llevamos saliendo más de dos meses, y no sé porque no te lo había dicho antes.— Pablo saca una caja de su bolso, pero Amanda por ver su teléfono no lo puede ver.
Eso le da tanto miedo a Diego que decide intervenir.
— Amanda.
— ¿Diego?
— El jefe te está buscando.
— ¿Pero, no tengo llamadas perdidas?— Dice revisando su teléfono.
— Es porque me envió por ti, dice que es urgente.
— Bueno, Pablo nos veremos después.
ººº
—Antes de que lleguemos a la cafetería quería decirte algo.
— ¿Qué puede ser?
— El jefe no te llamó.
— ¿Qué? Y ¿Por qué dijiste eso?— Lo toma de los hombros.
El mundo gira sobre ese movimiento, Diego no escucha más nada, solo ve sus ojos mirándolo directamente, una especie de química domina sus cuerpos, entonces, a 10 metros Pablo los observa, y luego se retira.
— Te estoy diciendo que me digas.
— Tengo miedo de perderte.
Ella le suelta los hombros y se da vuelta para poner sus manos en el rostro y respirar.
— Amanda, sé que hace poco fue que volvimos a vernos.
— Pero, qué Diego, ¿Qué tontería vas a decir?, luego aparecerá tu ex y te hará cambiar de opinión, o alguien te dirá una tontería y vas a creerle, solo porque apenas me conoces.— Se voltea hacía él.
— Ahora te conozco de hace más y mi ex ya no será más un problema, tampoco mis amigos.
— Solo vivías rogándole a esa mujer, y perdiendo tiempo con tus amigos.
— ¿Cómo es que sabes eso?
— Yo se muchas cosas porque te conozco desde hace más.
— ¿Desde hace cuanto?
— Siempre te vi, pasar por la avenida cuando íbamos a la escuela, nunca te hablé, porque pensé que tenía 8 años para hacerlo, y te hablé tres meses antes de irme del país, cuando ya estabas ocupado.
— ¿Me habías visto antes?
— Sí.
— Eso...No sé que decir.— Rasca su cabello.
— Siempre, como siempre no sabes que decir.
— Amanda. — La toma de la mano.— Me gustas.
— ¿Cómo antes?
— Mucho más que antes, ahora puedo verlo todo con claridad, siempre te preocupaste por mí, cuando quisiste pagar esa taza, cuando me dejaste entrar primero al bus, por el hecho de querer saber sobre mí vida.
— Es cierto, yo te quería.
— ¿Qué hay de ahora?, ¿Qué puedo hacer?
— No sé que decirte.— Amanda camina hacía la tienda.
Al cerrar la tienda nuevamente Amanda se va, esta vez sin despedirse, se le hace tarde para entrar al restaurante, las empleadas ven como la partida de Amanda le afecta a Diego, y comentan que quizás ellos tengan algo, y por eso Amanda lo defiende tanto, el jefe escucha parte de la conversación, y recuerda cuando Diego le pone el té a Amanda en su lugar, pero decide vigilar un poco más.