Sinopsis

91 12 2
                                    

Era de noche. Siempre era de noche.

Entre los muchos ruidos que se podrían escuchar en medio de la noche, como aullidos de huargos, peleas de Golems, e incluso aveces ciervos y ratas, esta noche traía sonidos diferentes...

Se oían truenos y caían rayos por doquier... Era la tormenta mas fuerte que se había registrado en siglos de historia... Tal vez milenios... Pero eso no impedía que absolutamente TODO... TODO el mundo estuviera gritando:

-¡AQUÍ ESTÁ! ¡AQUÍ ESTÁ AL FIN! ¡DE ÉL SE CONTARÁN HISTORIAS Y AUNQUE NO CONOZCAMOS TU NOMBRE, SE BIENVENIDO!

Ese grito se escuchaba desde todas las aldeas... La Diosa Vida estaba al fin dando a luz a su sexto hijo en el cielo.

Nacía un Dios, y por eso había caos en el firmamento.

Llovía muy fuertemente y todos en la tierra bailaban bajo la lluvia, por el nacimiento del nuevo Dios que llevaban profetizado los sabios desde hace 500 años...

La Diosa Vida pujaba para que su nuevo hijo saliera de su vientre.

Cuando al fin salió el bebé, la tormenta que había en la oscuridad de la noche se apagó como si alguien hubiese cerrado una llave. Y en ese instante todos los seres vivos comenzaron a gritar y a festejar.

Un nuevo Dios para la tierra había nacido, y los demás Dioses estaban muy contentos en el firmamento por el nacimiento de su nuevo hijo.

La felicidad de los Dioses significaba también buenas cosechas para las aldeas y clanes que habían en el mundo, así que para no hacerlos enfadar, los humanos festejaban con ellos.

-¿Los niños ya se fueron? -Pregunta Leia.

-No querían, pero los obligue a rondar por el bosque en busca de unas nueces turquesa... Creo que no volverán en un buen rato... -Dijo Nag con un pequeño toque de sentido del humor.

Nag se recuesta junto a su esposa debajo del Manzano Boreal.

-Es hermoso... -Señaló Leia, sosteniendo al pequeño bebé y pasando un dedo por su cara dormida.

-Es el heredero del fuego... -Responde Nag.

-No le llames así... -Dijo Leia con cierto toque de bursquedad-. Déjalo crecer, y veamos si tiene otras habilidades...

-¡Habrá caos muy pronto allá abajo si no hay nadie que dé al mundo el equilibrio que falta! -Dijo Nag-. No sé como el mundo se sostiene después de que desterré a Kusso y lo condené a muerte.

-¡No debiste hacerlo! -Susurró Leia, mirando severamente a su marido.

-¡¡¡Él se lo merecía!!! -Respondió Nag enojado-. ¡Este pequeño tiene lo que necesito para enmendar mi error y restablecer el equilibrio en la tierra!

-Aún no puedes obligar al bebé a tener un destino... ES UN BEBÉ...

-¡ES UN DIOS! ¡Si el quiere, puede destruir un planeta con su pequeña furia aunque eso le deje agotado por miles de años! ¡Obviamente nació listo para lo que sea!

-¡No nació para llenar un vacío! ¡Cada Dios nació para ser único!

-¡Eso no lo decides tu!

-¿Y entonces qué harás? ¿Pedirle a los iniciadores que un Dios recién nacido sea un reemplazo del hijo que perdiste?

-Haré lo que tenga que hacer... Pero el mundo está en peligro, y debo salvarlo.

-¿Salvarlo de qué? ¿De ti?

-Salvarlo de mi error...

SemidiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora