Capitulo 2 -Ya no tenemos compañía-

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-Ve con ella -Dijo Vi-. Merece su historia. Arrópala en su cama y dile que todo estará bien, que papá y mamá cuidarán de ella.

-¿Estás segura de esto? -Dijo Robert-. Aún faltan por clavar la mitad de las ventanas, y a esos escurridizos perros de circo no les va a costar nada entrar aquí y devorarnos.

-Oye los aullidos -Dijo ella poniendo una mano en su oreja-. Aún están lejos, y tu hija esta aquí cerca, solo queriendo un cuento para dormir.

Él la mira, pensativo, y dice:

-Aveces quisiera una mínima oportunidad de ganarte en una pelea.

-Nunca la tienes, y ahora ve -Dice Vi-. A por ellos tigre.

Robert sonrió y se fue corriendo detrás de su hija, la acompañó hasta su cama y la arropó.

-¿Ahora si me contarás la historia? -Dijo la pequeña ya lista para irse a dormir.

-Pues, si... Ya te voy a contar la historia...

Pausa larga.

-¡¿Cuando será?! -Dijo Princesa entre risas.

-Ya empiezo, ya empiezo... ¿Ves al cielo?... Al principio todos los dioses caminaban sobre la tierra, pero la luna llegó al cielo porque quería saber que había allí detrás... Los humanos se maravillaron con su belleza y le pidieron que se quedara ahí para siempre ya que alumbraba la eterna noche que los abarcaba... Las estrellas son todos los hijos que la luna perdió mientras estaba en forma humana inmortal, aquí caminando sobre la tierra, en los tiempos de la noche eterna... Milenios antes de que el sol existiera... Ella quiso venir a la tierra ya que se enamoró de un humano que le componía una canción diferente cada vez que la veía pasar por el cielo. Los demás dioses se negaron a que se viniera a la tierra por un simple mortal, pero ella vino en su propia voluntad y se le apareció al chico en la forma de una joven de pelo blanco. Al principio el hombre no le creía que ella fuera la luna, pero ella insistió hasta que al fin, él tuvo que creerle, y terminó enamorándose de ella... En muestra de su amor, la diosa volvió inmortal a su esposo humano, y la primera vez que uno de sus hijos murió, extrañamente apareció un destellito blanco en el firmamento, lugar reservado para los dioses. La luna y el humano se preguntaban por qué había nacido ese punto en el cielo después de morir su hijo, pero lo que no sabían es que sus hijos se merecían esos puestos en el cielo ya que eran semidioses. Pero no brillarían con la misma intensidad que su madre. Según cuentan las leyendas, la Luna siempre iba a sentarse a la orilla del lago a hablar con su hermana gemela, la Diosa Agua, melancólica. Al que la luna se cansara de perder a tantos hijos y ver tantas estrellas en el cielo, retomó su lugar en el negro firmamento para hacerle compañía a sus hijos, y no volver a dejarlos solos nunca jamás... La luna y su esposo discutieron amargamente porque él no quería que ella volviera al cielo, pero ella lo hizo. Se fue volando de la tierra hacia el cielo dejando al humano con su inmortalidad. Un día que la luna no se veía pasar, ese antiguo humano de nombre ya olvidado pidió a los dioses que la inmortalidad le sirviera de algo, y que al mismo tiempo él pudiera estar con su amada... Ninguno lo escuchó excepto el dios fuego quien lo hizo brillar intensamente y subir al cielo para alumbrar, al principio temporalmente, la eterna noche... Pero después se ganó su lugar eterno en el firmamento. Después de milenios de su ultima pelea concedieron los dioses un reencuentro total entre ellos dos llamado "eclipse" para que pudieran arreglar sus diferencias una vez mas. Han habido tantos eclipses que La Luna y El Sol ya arreglaron sus peleas entre ellos dos, pero el dilema es que ellos no deciden donde quedarse... Algunas leyendas dicen que el Dios Sol convencerá a la Luna de volver a la tierra, pero otras dicen que la Diosa Luna lo convencerá de quedarse ahí en el hogar de los dioses, en el firmamento alumbrando por siempre.

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