Kusari no Naruto

Capítulo 6: Sexto enlace

¿Sabes cuánto apesta no poseer a Naruto? Mucho ... eso es cuánto.

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Kusari no Naruto

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Naruto controló su respiración cuidadosamente mientras obligaba a su cuerpo a no contraer ni un solo músculo. En ese momento, estaba en la esquina oscura de un techo sin pretensiones, agradecido de que la escasa luz de las velas en la habitación arrojara largas y pesadas sombras para esconderse. Dos hombres se sentaron a una mesa, discutiendo en silencio varios temas sin importancia sobre un kotatsu simplista. El joven rubio, que ahora ingresa a su adolescencia a la edad de trece años, había estado siguiendo a uno de los hombres durante casi una semana y tenía que decir que era bastante posible una de las tareas más aburridas que había recibido.

Normalmente, teniendo en cuenta su pequeña mecha, habría sido un milagro que no hubiera atacado al hombre y decidió obtener la información de esa manera, pero era innegable que Naruto había madurado en su tiempo en ANBU. La idea de Saru, lo que coloquialmente se había llamado "terapia de tomate" debido a la reacción insana de Naruto a las personas que usaban la palabra a su alrededor, había sido un éxito tentativo. El control emocional de la rubia había mejorado, y después de un tiempo, alrededor de cinco meses, los flashbacks de los recuerdos de Kushina se habían detenido por completo. Naruto continuó usando el cuello desactivado, como un recordatorio de no volver a caer en viejos hábitos.

Sin embargo, su control no era lo único que cambiaba; había crecido mucho, alcanzando una altura que podría llamarse superior a la media para su grupo de edad a ciento cincuenta y un centímetros. Su entrenamiento le había dado un tono muscular agradable y desarrollado que mostraba músculos claramente definidos sin hacerlo voluminoso como Kuma. Su cabello también había crecido, sus púas cada vez más largas y onduladas; aunque a lo largo de los años no estaba seguro de encontrar el pelo rojo ocasional entre sus mechones rubios. Cualquier cambio en su rostro, aunque rara vez se podía ver, ya que el niño rara vez se veía sin su máscara, excepto cuando se dañó en las misiones ... que era casi cómicamente común.

Con todo, uno podría decir que realmente había crecido en su rol como operativo de ANBU, y había ganado el respeto de varios de sus miembros por la manera eficiente en que manejaba las misiones. Sin embargo, no hubo cambio en el hecho de que él estaba en ese escuadrón y estaba destinado a causar caos dondequiera que fuera; simplemente se había convertido en parte de la vida. Casi tanto como ver a Kuma desafiando la convocatoria de otros ANBU a los juegos de mesa, Tako siendo expulsada de las aguas termales de las mujeres o viendo a Nezumi caminar por el complejo de apartamentos casi completamente desnudo.

Él nunca dijo que era una vida normal.

Él se movió ligeramente cuando los dos hombres se despidieron y rápidamente se separaron. Al no tener intención de perder su objetivo, el rubio rápidamente hizo su propia salida, usando una cadena de su espalda para levantar un panel del techo y deslizarse. Normalmente, sus cadenas de Chakra habrían sido terribles para misiones furtivas como esta debido a su brillo inherente . Sin embargo, con el tiempo, Naruto había trabajado en ello y logró hacerlos más apagados, convirtiéndose en un color gris pálido; cuando hizo esto, se volvieron tristemente frágiles y probablemente se romperían contra la piel desnuda. De todos modos, algunas veces fueron útiles y pronto Naruto estaba en el techo, pegándose a las sombras proyectadas por la luna creciente.

Siguió acechando a su objetivo en silencio, un hombre mayor con una línea de cabello que retrocedía y un kimono áspero y gastado que nunca parecía desviarse demasiado de su rutina de su casa, su bar y sus reuniones de negocios. Esta noche parecía ser una excepción, mientras se agachaba aprisa en un callejón, seguido rápidamente por su cola invisible. Había otro hombre esperándolo junto a una puerta sin luz, y ambos fueron rápidamente introducidos. Interrumpió el interés, Naruto se deslizó antes de que la puerta se cerrara, nada más que una vaga brisa a la gente que estaba dentro.