04

5.4K 322 40
                                    

El día siguiente, como era Navidad, no tuvimos actividades. Este sitio llevaba haciendo campamentos tanto tiempo que sabía que si ponía clases u otras cosas la gente iba a terminar por fugarse.

Sin embargo, mi situación era diferente al del resto de personas que estaba aquí. Un año más, lo más probable será que me quede en la habitación mirando la tele, pero no viendo nada.

-Buenos días…-sonó una tímida voz detrás de mí, después de bajar las escaleras.

Oh. Es verdad. Este año sería diferente.

-Buenos días. Leo, dime una cosa… ¿Tienes pensando hacer algo hoy?

Leo, sin entender nada se limitó a negar con la cabeza.

-¡Perfecto! Entonces hoy te vienes conmigo a… Yo qué sé, salir por ahí. No quiero quedarme aquí.

Bueno, ahora la pregunta es el qué hacer. Ya tengo acompañante, y lo que me falta es un sitio al que ir. Veamos, podemos ir al cine, o a comer algo, o volver a la pista de patinaje…

-Mm… ¿Alguna sugerencia sobre el sitio a donde ir?-le pregunté a Leo. Aunque él simplemente me miró y se encogió de hombros. Qué raro por su parte…

Cogí el móvil e introduje la palabra Dublín en Google, a ver si me salía algo. Después de un rato mirando, una frase en azul me llamó la atención: “Tramore Amusement Park”. Un parque de atracciones. Oh…

-Leo, ¿te dan miedo las alturas y la velocidad?

-Más o menos… Depende…-dijo muy bajito.

-Está un poco lejos, pero donde yo vivo no hay, así que… ¿Podríamos ir…?-dije enseñándole el móvil.

-¿Un parque de atracciones? Es que…

-PORFAAAaaaa…-dije poniendo ojos de cachorrito.

Leo me miró con una lucha interna. Se ve que por un lado no quería ir, pero por otro tampoco se quería quedar el día de Navidad allí, en un edificio vacío.

-Encima no cierran el día de Navidad. ¡Venga, vamos!-dije cogiéndolo por el brazo y zarandeándolo un poco. Según leí ayer en internet, en Corea existe algo llamado “aegyo” que a los chicos les encanta. ¿Por qué miré lo que les gusta a los chicos coreanos? Ni idea. Alguna que otra vez que he entrado a Youtube para ver un vídeo de Rihanna y termino viendo un vídeo sobre cómo hablar con una alpaca.

-Bueno, si te hace ilusión…-dijo muy bajito.

Eso fue música para mis oídos. ¡¡YUUUUUUUPIIII!!

Tardamos bastante en llegar, y el trayecto no pudo ser más incómodo. Sentada al lado de Leo durante tanto tiempo sin nada de lo que hablar puede ser desquiciante. Yo intentaba darle conversación, pero si él apenas me contestaba…

Cuando por fin llegamos, sentí que estábamos en el paraíso. Había una especie de montaña rusa, y un par de atracciones que giraban en el aire, y un simulador, y una casa del terror, y un minigolf, y… ¡AAAAAAH, ME ENCANTA ESTE SITIO!

En cambio, Leo se iba poniendo cada vez más blanco. No sé si fue una buena idea traerlo para aquí… Bueno, empecemos con algo sencillito.

-Leo, ¿quieres que vayamos al minigolf?

-Bu-bueno…

Según que entramos al sitio y nos dieron los palos, Leo fue poco a poco recuperando el color. Aunque creo que pronto lo volvería a perder, pero esta vez no por miedo, sino por rabia…

Empecé yo, ya que sabía cómo hacerlo. Coloqué la pelota, palo hacia detrás y ¡pac! La bola se desplazó un par de metros. A simple vista parecía fácil, pero…

Frío LeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora