El Guardaespaldas ♤KookV♤

Manos A La Obra

TaeHyung dejó a su nuevo guardaespaldas con el jefe de seguridad del edificio para que este le diera las indicaciones para activar y desactivar alarmas, a quien debía llamar en casos de emergencia y otros pequeños detalles. También había estado hablando con su jefe sobre esos temas aunque estaba un poco distraído por el rostro de TaeHyung, a pesar de que este le estuviese hablando todo el tiempo directamente a él mientras estaban sentados a un lado de la mesa de desayuno. Resulta que la mujer era solo la limpiadora pero que también cocinaba los días en los que TaeHyung debía estar en la oficina. Era de Sudamérica y había estado trabajando para TaeHyung por varios años ya, lo que explicaba su cercanía.

JungKook fue invitado a almorzar después de estar toda la mañana escuchando a TaeHyung mientras este le explicaba cualquier pequeño detalle de su vida en el que él estaría incluido. Y eso era mucho debido a que era su nuevo guardaespaldas personal, después de todo. Estaría a prueba durante treinta días y luego podría tener el puesto definitivo. JungKook estaba muy satisfecho; hasta ese momento, no había nada que pudiera incomodarle de su nuevo trabajo.

Cuando el almuerzo estuvo listo, los dos muchachos se sentaron a comer uno frente al otro. JungKook se sentía al extraño al estar comiendo con su jefe, parecía algo muy poco profesional. Pero no sentía que había comenzado a trabajar aún, puesto que solo había estado hablando con TaeHyung por un rato. TaeHyung. Debía de decirle Señor Kim y no tutearlo como si fuera un amigo. Aunque la calidez de TaeHyung hacía que ser su amigo no fuera nada difícil, solo bastaba ver su sonrisa. Y el brillo de sus ojos hacia que pudieras sentirte tan cómodo y a gusto que era demasiado fácil no acostumbrarse a ello.

-¡JungKook! -El pelinegro pestañeó varias veces, alejando sus pensamientos al escuchar la voz del castaño.

-Amm... ¿Si?

-Te preguntaba qué te ha parecido el puesto. -TaeHyung tragó y alcanzó su taza de té. -Se que ya has firmado pero a veces no sabemos exactamente todo lo que conlleva hasta que lo vemos. Y ahora que más o menos sabes todo, ¿qué te parece? -TaeHyung le sonrió un poco pero el hecho de que fuera dirigido a JungKook, ya tenia alegre al pelinegro.

-Mmh... Está muy bien. -El pelinegro dejó sus chopsticks a un lado. -Se que podría acostumbrarme a los horarios, soy bastante flexible.

-Perfecto. -TaeHyung sonrió más amplio y JungKook dejó salir un pequeño suspiro.

(*******)

Al día siguiente, después de haber vuelto a su humilde apartamento y dormido como ángel durante toda la noche, JungKook se presentó en la mansión Kim. Los guardias lo dejaron pasar al reconocerlo y de inmediato llegó a la gran puerta principal, tocando el timbre. Unos minutos después, un TaeHyung en pijama, descalzo, con el cabello desordenado y un cepillo de dientes en la boca le abrió la puerta. JungKook se quedó sin habla por unos segundos. ¿Por qué aún así se veía malditamente guapo?

-Hola. -JungKook se inclinó para hacer una reverencia.

-Pasa, JungKook. -TaeHyung caminó arrastrando los pies para dirigirse al baño. -¿Ya has desayunado? La mesa está lista, así que puedes sentarte.

JungKook se quedó parado en la sala, no muy convencido de pasar y ponerse cómodo tan apresuradamente. Había leído la agenda de la semana que había llegado a su correo en la noche y sabía que hoy tocaba hacer algunas compras. JungKook debía llevar a TaeHyung, escoltarlo mientras hacia sus cosas y volver a su casa con él. No se quejaba, le gustaba salir y pasear y estaba seguro de que no sería aburrido con su nuevo jefe.