Capítulo 3.

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Desperté tarde el día después de la fiesta, eran más o menos las 12: 00 PM, pero, por supuesto que me había levantado más tarde que eso de las 12:00 PM.
Los hotcakes eran la comida más deliciosa con la que mi madre nos despertaba cada fin de semana, mis hotcakes estaban algo fríos pero el microondas lo resolvería todo en un tronar de dedos, bueno no, en una cuestión como de 30 segundos.
Claro que me senté a disfrutar el delicioso manjar de dioses poderosos, mucho más si lo acompañabas con crema de avellanas o mantequilla, les podría jurar que nunca se arrepentirían de probarlo.
Terminé dejando el plato limpio como si nunca lo hubiese usado, lo llevé al fregadero y como buena hija que soy los lavé, si, eso ni yo misma puedo creérmelo, me dirigí a mi habitación y rápido me llegó una notificación era mi novio.

"¿te divertiste ayer? ¿Cuántos chicos te coquetearon?"

Básicamente él solo se la vivía pensando que lo llegaría a engañar en cualquier momento, nuestra relación llevaba apenas 6 meses, aunque lo conocía de mucho antes, eso era algo que me vivía atormentando el alma, algo que no muchas personas sabían tan bien como mi mejor amiga Viviana.

Retrocediendo dos años atrás, había pasado casi 2 años anteriores a ese soltera, ningún chico en ese entonces llegó a llamarme la atención, me dedicaba más a salir con mis amigas, tareas, proyectos, mi vida era bastante tranquila, hasta que una tarde Eduardo, uno de los que solían ser mis amigos posteó una foto, y le comenté la estupidez más grande "¡Hey! A ver si presentas a alguien ¿no?" Y así fue como decidí joderme la vida, con un solo comentario, porque en menos de 5 minutos un perfil que no tenía agregado comentó, pero de ahí más nada. Le mandé un mensaje a Eduardo para saber como estaba, que tal le iba en el bachillerato, nos pasamos platicando todos los días después de eso, hasta que una semana después me saco tema diciéndome "Merid, te conseguí novio" Obviamente yo estaba en pánico ya que la única cosa que se pasaba por mi cabeza era ¿Qué demonios hizo ahora? Yo definitivamente no quería una relación, pero días después de conocer al amigo de Eduardo, Dan, ya no parecía tan malo. Pasamos los primeros meses bien, parecía ser el chico perfecto, hasta que llegamos a las 8 meses, todo era peleas, celos, berrinches, pero más de parte que él que mía, siempre tenía celos por todo, por cosas sin sentido, los reclamos eran por todo, "No puede ser que vayas a ponerte eso para salir ¡te me cambias de inmediato!" "No vas a salir con tus amigos y punto" "¿Y este por qué te habla?" Que infierno vivir eso ¿Cierto? Pero así fue hasta que llegamos a los 11 meses, ambos estábamos hartos de todo, así que terminamos y fue algo tan satisfactorio ya no tener las mismas preocupaciones de antes, el estrés, todo al fin se había acabado.

Después de todo, poco después me enteré por el novio de mi mejor amiga Viviana, Jared, que Dan en los

5 meses después.

Estaba saliendo con una chica llamada Lucía, al parecer todo estaba tornándose bien en mi relación con ella, salíamos, hablábamos de diversos temas que teníamos en común, pero sobre todo estábamos bien y nos divertíamos juntas, aunque lo de nosotras era algo a escondidas estábamos bien, y digo a escondidas porque mi madre aun no sabía de ello, ni los padres de ella, lo cual nos hacía complicado el demostrarnos cariño sin que se dieran cuenta de que tenías una relación de algo más que simples amigas y 3 meses después de intentar hasta el cansancio que funcionara así como algunas relaciones todo terminó pero terminó bien. Empecé de nuevo, hasta que llego otra chica, pero Dan regresó, en ese momento tomé la peor decisión, dejé a la chica por Dan, ¿Con que podía defenderme de que me acusaran de ser tan estúpida por volver con mi ex novio? Exacto, no había excusa alguna hacia eso, solo era culpa mía, de mi yo interior que esperaba la mínima labia para caer en sus brazos y decir "oh, sí mira como me muero porque regreses a mi" y aunque esto suene a sarcasmo en realidad no lo era, después de todo no tuve que esperar muchos meses para darme cuenta que me volví a meter en la misma mierda que en la de un principio, un fuerte aplauso para esta dulce e inteligente señorita que prefiero volver con su ex antes que su dignidad, al final de todo ya no tenía tanto o en efecto ya no había una. Los meses pasaron tan rápido pero nunca pude llegar a amarlo como lo amé cuando lo conocí ¿Cómo demonios debía sentirme cuando iba a besarlo y sabía que sus labios habían sido deshonestos tiempo atrás? ¿Cómo demonios debía sentirme sabiendo lo que él me había hecho y que lo ignoré por completo al tomar esta decisión? Solo fue cuestión de tiempo para hacerme ver a mi misma que sus besos ya no llenaban mi alma, sus palabras se resbalan por mi piel porque ya no me enrojecían las mejillas, inclusive algunas eran como cuchillas que querían atravesar mi piel, sus caricias no hacían que mi cuerpo sintiera algún efecto ante esto, lo único que recibí fueron críticas hacia mi persona, mi físico, mi autoestima se sentía enterrado por mi hasta profundidades tan grandes que en ocasión dudaba de si aún podía sentirme bonita, "¿No has notado como que ya estás un poco subida de peso? Deberías maquillarte más, muestras demasiado y se te ve mal, ¡Cámbiate esa falda que pareces una completa puta! ¡No ese vestido no me gusta te hace ver gorda!" ¿Como debía sentirme entonces? Se supone que cuando tienes una pareja está debe de hacerte sentir bien, no matarte toda la poca autoestima que llevas dentro, debe de hacerte crecer, claro que sí algo se te ve mal debe decirte pero con las palabras correctas y de una forma sutíl, yo solo escuchaba y callaba, porque eso es lo que debía hacer para mantenerlo contento, ser infeliz y hacerlo feliz a él, un error que muchas personas cometemos, mantener a una persona feliz aunque a nosotros mismo nos hagamos tanta mierda.
Las parejas crecen juntas, una persona que quiere verte feliz lo hará pero siendo feliz de la misma manera, si no hay algo mutuo no hay nada.
Y así pasé de nuevo, noches tratando de que no me escucharan llorar por la madrugada, dibujar era una manera de poder sacar mi frustración y el deseo de llorar aún más, era lo único que me calmaba, que hacía que por un momento olvidara que estaba en una situación tan mala que mis dibujos solo reflejaban absoluta alegría, colores vivos, como quería sentirme.

Días después de haber estado así, me llegó repentinamente un mensaje de texto.

"Hola, soy Alex el de la fiesta."

Podía jurar que en ese mismo instante ni siquiera yo me lo podía creer, pero respondí tan rápido como pude, de ahí salieron temas inesperadas, risas estúpidas y un color rosa alumbrando todo lugar por el cual caminaba, no iba a negarlo, me hacía sentir mejor de lo que cualquier persona podía hacerme sentir, incluyendo a mis amigas, sabía cómo sacarme risa tras risa, en ese momento estaba tan agradecida de poder sonreír por un rato.

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⏰ Última actualización: Jan 23, 2019 ⏰

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