1 Capítulo

25 3 1
                                    

-Evan por lo que más quieras prepárate, necesitamos ir al hospital porque el doctor ha indicado más estudios -Dijo  Elizabeth acercándose a mi- Entiende que necesitamos saber el avance de la enfermedad para poder ayudarte.

-¿Ayudarme a mi, ja y cómo? -Pregunté de manera sarcástica- Eres una genio que me concederá tres deseos? Pues aquí va el primero J-O-D-E-T-E! No seas patética- Dije lo más frío posible aunque por dentro estoy destruido.

-Entiendo que pienses que solo lo hago por lástima pero eres de mi sangre, me duele como si me estuviera pasando a mi -Comentó Elizabeth antes de aproximarse a la puerta- Si pudiera te daría mi salud y sin ningún reproche tomaría tu enfermedad. Siento haberte molestado -Gritó ya en esta para luego salir por ella.

Elizabeth

Al salir de la habitación de Evan suelto ese dolor que no podía dejar escapar allí dentro, trayendo consigo una que otra lágrima. Baje las escaleras y para mi sorpresa me encontré a Edward hablando con lo que parecía ser una enfermera.

-¿No harás lo que pienso?- Pregunte asustada temiendo por la respuesta aún ya conociéndola. -No puedes- Dije creando un camino de lágrimas entre mis mejillas.

-No hay otra opción- Dijo Edward carente de emoción. -Es por su bien- Comentó dirigiéndose a la cocina.

-¿Su bien? Internarlo en un lugar lleno de extraños apartado de su familia. No pensé eso de ti- Dije desbordando rabia en cada palabra.

-¿Y crees que le hace bien estar encerrado en su dormitorio durante dos semanas completas? Dime. -Dijo Edward mostrando dolor en sus palabras. -No puedo ver como se destruye, no sí puedo hacer algo- Dijo y se dirigió hacia la cocina dejándome envuelta en lágrimas.

Después de un rato escucho a alguien bajar por las escaleras e inconscientemente paso mis manos por mi cara intentado quitar cualquier lágrima que sirva de evidencia de que estaba llorando.

-Estoy listo- Me paralice al escuchar esas palabras proveniente de Evan. -¿Puedo comer algo antes?- preguntó.

Evan

Escuche toda la conversación entre Edward y Elizabeth desde mi habitacion y pienso que aunque este dolido por dentro sería muy egoísta de mi parte hacer sufrir con este a los que sólo quieren ayudarme, así que decidí arreglarme para asistir a dichos estudios médicos.

Al terminar salgo de mi habitación y procedo a bajar las escaleras, al terminar el tramo de esta me encuentro a una Eli triste.

No por mucho

-Estoy listo- Dije intentando disimular mi culpa.

Vi como la expresión de su cara cambio radicalmente al escucharme decir eso. Ahora en sus ojos se veía un brillo y parecía un niño cuando le dan un premio.

-¿Pero antes puedo comer algo?-Pregunté ahora con una sonrisa en el rostro.

-Seguro, si quieres puedo prepararte unos waffles- Dijo Elizabeth con entusiasmo.

-Seria molestar demasiado, además no hay mucho tiempo- Dije. -Me comeré una manzana y ya está- Dije con un tono apagado.

-¿Molestia? Cómo crees! Y hay mucho tiempo. Ahora mismo lo preparo. -Dijo Eli alegre. -No te muevas- Comentó dirigiéndose a la cocina.

-No me moveré hasta el punto que pienses que soy una fotografía- Dije guiñandole un ojo viendo como se perdía entre las paredes del pasillo.

Al cabo de unos minutos siento la presencia de alguien y levantó la vista de mi teléfono.

-¿Así que pensabas internarme?- Pregunté de manera fría al ver a Edward.

-Era eso o dejarte morir solo- Dijo penetrandome con su mirada. -Ya veo que haz recapacitado y que haz decidido ir al hospital por tu cuenta- Dijo ahora con un tono cálido.

-Si- Dije no queriendo entrar en detalles.

Edward se dio cuenta de que no quería hablar del tema así que guardo silencio. Mientras más pasaba el tiempo más incómoda se volvía la situación, llegó un momento en el que literal el aire podía cortarse de lo pesado que estaba hasta que llegó Elizabeth con su alegría y nos rescató de ese silencio infernal.

-¡Listo!- Dijo mirándonos con una sonrisa. -El desayuno está en la mesa- Comentó dirigiéndose a esta.

_____________________

-¡Estaba delicioso!- Comente esta vez realmente alegre.

-Deberías abrir tu propio restaurante y así dejas de lamerle las suelas a ese tal José.- Subrayó Edward.

Elizabeth estudia gastronomía y en su tiempo libre trabaja de ayudante de chef pero este la trata pésimo por ello el comentario de Edward.

-Qué bueno que les gustó pero no es para tanto- Dijo Eli sonrojada. -Ed te he dicho que no hables así de José, es una buena persona. -Dijo un poco irritada.

-Bueno, creo que ya es hora de irnos- Dije intentando calmar el aura de este lugar aunque realmente no quiero ir.

-Es cierto- Dijo Edward. -Debemos irnos- Dijo parándose de su silla y caminando hasta la puerta acto seguido por mi.

Mire a Elizabeth desconcertado al ver que no tenia acción de irse con nosotros.

-Me quedaré para que cuando regresen este todo listo- Dijo dándome una sonrisa.

-¿Listo para que exactamente?- Pregunté.

-Es una sorpresa- Comentó guiñandome un ojo. -Ahora váyanse, se les hará tarde- Dijo haciéndonos señas de que saliéramos.

Al salir me encontré con el auto de Edward, nos introducimos en este y al arrancar todo se volvió blanco para mi.

¿Listo para escuchar tu condena?- Pregunto mi subconsciente.

Que crees que estuve haciendo toda esta semana en mi habitación? Me prepare física y emocionalmente para este día. Nada podrá sorprenderme hoy.

 

Los Tesoros De La Vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora