IX -Traiciones.

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Abrí los ojos con difícil, mis párpados pesan al hacerlo, un pequeño bostezo sale de mis labios mientras froto mis ojos con desesperación. Hice un esfuerzo por levantarme de la camilla sin hacer ruido, necesitaba escapar de este lugar. Me acerqué a la puerta y salí a los pasillos del hospital un profundo silencio llamó mi atención. Es un hospital, se supone que enfermeras deberían estar pasillando de un lado a otro con o sin pacientes, o familiares en espera con preocupación, pero estaba vacío. Lo que más me sorprendía era no encontrarme a Baylee en mi espera.

-¿Hay alguien aquí? -hablé en un tono alto, pero no obtuve respuesta.

Seguía mis pasos hasta la recepción pero allí no estaba la típica señora recibiendo clientes, miré a todos lados y el hospital parecía desierto. Mis manos empezaron a sudar por los nervios que ocacionaban el lugar. Algo no andaba bien. Corrí hasta la salida y esta estaba cerrada, busqué más salida, pero el hospital se me hacía cada vez más un laberinto, cualquier dirección que tomaba me regresaba al mismo lugar, a la recepción, mis latidos no ayudaban, mis pulmones empezaban a succionar con rapidez el oxígeno y esparcirlo. Estaba entrando en pánico, rápidamente regresé a la habitación y tomé el aparato del oxígeno. Esto no me puede estar pasando, ¡Odio los lugares encerrados!

-Kaylee... -escuchaba su voz a lo lejos, mis esperanzas de salir aumentaron al escuchar su voz.

-Jack, soy yo. ¿Dónde estás? -salí de la habitación y no encontraba nada-, Jack por favor habla, estoy asustada -estaba llorando, mi cuerpo era débil, todo en mi lo era.

-Carlos, escúchame. No puedes hacer eso -escuchaba sus pasos acercarse a mí. Entré a la habitación rápidamente y los vi, pero algo dentro de mí cortó mi respiración por un segundo-, no hagas esto más difícil Carlos, se supone que la cuidaríamos.

Parpadee tres veces y volvía a ver esa figura, se trataba de mí estaba en cama con los aparatos conectados, Carlos estaba junto a mí con una jeringuilla con un líquido rosa dentro, Jack sostenía su mano fuerte mientras discutían.

-Sabes que es mi destino, debo seguir las órdenes o estaré muerto Jack, tú también lo harás -Jack retrocedió y huyó.

¿Me estaba abandonando?
¡Jack Collins me estaba abandonando!

-Jack, ¿A dónde vas? -siguió huyendo hasta desaparecer. ¿Es que acaso no me ve?

-Tranquila pequeña, prometí no hacerte daño. Sólo te sacaremos de aquí, pronto estarás a salvo. -Sus palabras fueron clavadas en mi pecho. Intenté defenderlo, pero solo era un fantasma. Sentía como si mi alma flotara y mi cuerpo habría sido abandonado. Inyectó el líquido en mi cuello, un punzante dolor atravesó mi alma hasta caer, mis ojos cerraban completamente hasta no ver nada.



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-¡Carlos! -mi garganta ardía como el aceite de un cardero al caer, un punzante dolor golpeó me pecho. Sentí la lluvia caer de mis ojos a mis mejillas hasta sentir el salado en mi boca. Era un estúpido sueño o tal vez era un recuerdo. Intenté subir mis manos para secar mis lágrimas pero unas cadenas impidieron mi movimiento, sentí un pequeño tuvo plástico, donde colgaba una bolsa, dentro de mí vagina lo que me hacia estremecer- ¡Auxilio! -grité a todo pulmón, pero nadie respondía. Sentía el frío metálico en mis piernas lo que me hizo enfurecer. La puerta se abrió dejándome ver esos ojos tan metálicos como los de él- ¡Te mataré!

-No te hagas más daño Kaylee puedo sentirlo -se acercó a mí y quitó un pelo rebelde de mi frente, volteé rápido mi cabeza para evitar sus manos. Lamentaré hacer eso. Sufriré de una tortícolis.

-¿Qué quieres Deiby? -fulminé sus ojos con desagrado.

-Protegerte de ti misma -Ya sí me dió más ganas de asesinarlo.

-¿Donde está Jack?

-Está con Baylee.

-¿Qué? Sí ese hijo de puta le pone un debo encima las pagará peor que tú -estaba furiosa, más por qué Jack esté con Baylee que el estar pricionera. Sí ese sueño era más que una pista, entonces no debería confiar en nadie. Ni siquiera en Jack. No podría confiar en alguien que ocultó el causante de la muerte de mis padres por tanto tiempo. Y si, me había arrepentido de muchas cosas.

-Tranquila, no le hará daño. Jamás dejaría que tocaran a mi hermanita menor -acaricia mi mejilla lo que me alcanza para morder fuertemente su mano- ¡Hija de los demonios! -golpeó fuertemente mi rostro y se dirigió a la puerta- ¡Carlos! ¡Duermela otra vez! Y si es posible hazla callar.

Recuerda lo que te enseñó papá Kaylee, defiendete hasta morir, estaba preparada para aquella aguja en mi cuello. Pero todo plan resulta fallar y es cuando te das cuenta que llevas una aguja en tus manos que conduce suero, ya que inteligentes.

-Vamos a dormir, zorra. -Inyectó aquel líquido rojo en el tubo plástico que conducía el suero a mi cuerpo. De a poco empecé a sentir como mis párpados se cerraban hasta no sentir más y es donde me doy cuenta que no había sido un sueño, Jack me había traicionado.

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AVISO DE SUMA IMPORTANCIA.

He estado un poco distante por problemas, bien. Ya he regresado a mi vida en WATTPADLANDIA.

Bien quiero contarles que estoy decidida a darle vida a este hermoso y bello libro que de hecho estoy muy orgullosa. Sé que muchos lectores ya han dejado de leer por mí ausencia, pero bueno. Siempre habrán nuevos y les agradezco a aquellas personas que aún sigan teniendo fe en mí y así mismo en el libro. 💕

He pensado en unos nombres para el libro, el KAYLEE lo puse porque soy pésima y aún quería un contexto con exactitud o algo llamativo. Mañana estará todo. Espero que les guste.

Mi Demonio Guardián ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora