EPÍLOGO.

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AÑOS DESPUÉS.

"Hey, Yang," le llama Ruby, "-recuerdas aquel día en que descubriste que Weiss... el Dust... yo-" balbucea sonrojada.

Riendo sin ganas mientras andaba a su lado, Yang sujetaba sobre sus hombros a una pequeña y escurridiza niña de no más de tres años de edad.

"No me lo recuerdes," rueda los ojos la rubia mientras continua su andar hasta la puerta de la entrada de los jardines de la residencia Schnee-Rose, "-esa tarde, de no ser por Blakey-" una tierna y alegre voz la interrumpe.

"¡Eykey!" Chilla divertida la voz de la pequeña pelinegra en los hombros de Yang.

"Si, cielo, Blakey... pero es mami, dile mami por favor." Ruega Yang entre risas nerviosas.

Ante la plegaria involuntaria de la rubia, Ruby ríe divertida al ver como la ausente Faunus pelinegra mantiene su autoridad presente en la mente de Yang.

"¡Mami!" Grita dando saltitos sobre los hombros de Yang, la pequeña.

Sonriendo al preguntar, "¿Que hay con eso Rubs?" Ayuda a su pequeña a soltarse de sus preciados mechones rubios, tomando las manitas de la pequeña entre las suyas, jugueteando con estas.

Ruby guarda silencio, pensando como ventilar las nuevas noticias a su hermana mayor. Pero decide esperar hasta estar en presencia de la otra mitad de su familia y equipo.

Abriendo la puerta corrediza, Ruby indica a Yang pasar delante de ella. Dos pares de ojos violeta brillan divertidos al notar a las dos siluetas inmersas en una profunda y probablemente intelectual conversación al otro lado del jardín.

Colocando en el suelo a su pequeña, Yang besa la coronilla de la melena pelinegra, guiñándole un ojo señalando en dirección donde Weiss y Blake, quienes charlaban mientras bebían animadamente de sus tazas de té.

Comprendiendo, la pequeña niña asiente sonriendo divertida antes de echar a correr hasta donde su otra madre abrazándose a esta al llegar a ella, sorprendiéndole, haciéndola saltar ante la divertida risita que dejaba escuchar.

"¡Eykey!"

Abrazada a una de las piernas de Blake, la pequeña pelinegra se aferraba a esta riendo divertida mientras gritaba el apodo apenas bien pronunciado. A unos cuantos metros de distancia, Yang se golpeaba la frente con la palma de la mano al escuchar a su pequeña llamarle de esa manera a la Faunus.

'Oh, rayos, estoy en problemas. No se supone que un infante llame a un adulto por su nombre tan irrespetuosamente... o algo así dijo Blake...'

En efecto, Blake fruncía el entrecejo al escuchar el apodo emanar de los labios de su pequeña.

"Hola cariño," Blake le alza, abrazándole con cuidado, colocándola en su regazo mientras rozaba tiernamente su nariz con la de su pequeña, haciéndola reír tiernamente, "-¿dónde escuchaste ese nombre?" Pregunta sin despegar su vista de la sonrojada rubia que se acercaba a ellas.

"Obviamente de la insensata de tu esposa," bufa Weiss sonriendo de medio lado, al notar como la pequeña niña frunce su tierno ceño, agrega, "-de Yang, seguramente lo ha escuchado de Yang." Corrige haciendo a la pequeña sonreír y saltar de los brazos de Blake a los suyos con entusiasmo, "¿Cómo has estado lindura, es de tu agrado el jardín de niños?"

Notando la presencia del dúo a su lado, Blake saluda desde su lugar, "Hey Ruby," al verla tomar su lugar al lado de Weiss, quien llenaba de besos a la pequeña pelinegra en sus regordetas mejillas, "-¿Cómo estas el día de hoy?"

"Oh," Ruby se sobresalta, "-eh, ya sabes... lo mismo, lo mismo." Responde nerviosa abrazando a Weiss mientras hacía caras graciosas a su sobrina, quien entusiasmada aplaudía divertida en el regazo de la peliblanca.

¡Ups, Culpen al Dust!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora