Capítulo 2

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CAPÍTULO DOS

FIESTA DE BIENVENIDA

Matthew Ash.

Llevo un rato acostado en mi cama observando las estrellas, quizá las personas piensen que estoy loco, o que cómo voy a ver las estrellas desde mi cama. Pero, la cuestión es que hace dos años por mi cumpleaños número dieciséis, mi padre me envió con unos familiares suyos cerca de la costa norte del país y al regresar, una semana después, gran parte del tejado de mi habitación había sido sustituido por un grueso vidrio, que se puede oscurecer o aclarar según mis necesidades. Ese es el tercer mejor regalo que he recibido.

El segundo mejor regalo, fue un telescopio de última generación, con el que salgo al balcón a observar el espacio y realizar anotaciones si encuentro algún cambio o anomalía y el primero, ha sido el primer telescopio que me dio papá a escondidas de mamá cuando tenía siete años. Unos días antes de que nuestra pequeña familia se terminara de desmoronar.

Durante el rato que he estado observándolas, he notado una estrella o satélite nuevo. En realidad, no sé qué es con exactitud, porque brilla demasiado como para ser alguna de las dos ya mencionadas. Pero, cabe destacar que es hermoso ese pequeño fenómeno, si mañana todavía está, claramente lo voy a investigar.

Hoy no me pondré en ello porque voy a asistir a la popular fiesta de bienvenida. Es una buena oportunidad de hacer nuevas amistades para los chicos tímidos o ampliar círculos. Tengo el leve presentimiento que este será un año muy interesante debido a la cantidad exorbitante de alumnos nuevos. Además, del intercambio de conocimientos debido a nuestras diferentes culturas y costumbres.

Aunque, no sé cómo haré para que Sarah no se dé cuenta que me voy a escapar tan temprano, ya que estoy castigado por el altercado que tuve con Jake el primer día de clases y no me sorprende estarlo. Estoy mucho más que seguro que fueron algunos de los chiquillos chismosos que asisten a la misma iglesia que mi madre quiénes le dijeron lo sucedido. Siempre que pasa algo en lo que de alguna u otra manera me veo envuelto, Sarah se entera de inmediato. Y, ¿Adivina qué? Nadie fue.

Lo peor de todo es que nunca pide mi versión de los hechos, ya que uno no se debe fiar de lo que dicen las demás personas sin haber escuchado a los involucrados. Sin embargo, ella prefiere creerles y escuchar a cualquiera antes que a mí.

No me prohíbe usar mis telescopios porque no sabe de la existencia de estos en casa, porque ya los hubiera quemado o destruido con un martillo del abuelo o cualquier otra cosa lo suficientemente fuerte capaz de causar destrucción.

Sarah no es una persona razonable cuando de hablar se trata y mucho menos cuando el tema saca a colación ovnis, anomalías en el espacio o Planeta Tierra, simplemente cree que lo único que existe y no vemos es a Dios, aunque desde mi punto de vista, creo que fue inventado por los humanos miles de años atrás para aferrarse a algo y tener el consuelo de que alguien los ama y se interesa por ellos en alguna parte del universo.

Cierro mis ojos, mientras tarareo una estrofa de Melting de Cuco, una canción que estuvo muy de moda hace unos años atrás. Esta canción no me trae recuerdos de nadie en particular como muchas personas piensan cuando me escuchan cantarla, es solo una música más de mi amplio repertorio musical.

Mis gustos musicales son muy variados, no soy del tipo de persona que se ciega creyendo que es culta solo por escuchar un género musical en específico. El verdadero conocimiento y belleza se encuentra en la variedad y cuando se es capaz de respetar los gustos y opiniones de los demás sin imponer nuestro criterio.

Ring... ring... ring...

Suena mi móvil de repuesto en alguna parte de la habitación, abro mis párpados y me levanto de la cama.

ENIGMA © [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora