VOICEGASM.1
''La mar no es el morir
Sino la eterna
Circulación de las transformaciones''
Lo repito una y otra vez. Me apasiona esta asignatura, pero los poemas de Pacheco son tan densos que cuando llevas 3 horas midiendo versos y extrayendo simbologías te consume el alma. Miro el reloj de la mesilla de noche y resoplo. Me duele el culo de estar sentado y las sienes de navegar tanto entre versos inentendibles. Faltan solo 4 horas para que comiencen las clases y como de costumbre, no tengo sueño. Estoy agotado y muy nervioso, necesito relajarme, pero en esta habitación solo recibo vibraciones agitadas; así que decido salir de mi cuarto y dar un paseo por el campus.
Coloco los cascos sobre mis oídos y salgo sin rumbo. Aunque tengo en mente pasar por la cocina y coger un Cola Cao calentito. Puedo escuchar la voz de mi hermana en mi cabeza '¿Veinte años y todavía necesitas un Cola Cao caliente para dormir?'. Cómo echo de menos a esa sabandija. En noches como esta me hubiera gustado ir a su cuarto y hablar con ella. Siempre me han relajado las voces, además del Cola Cao.
Tan pronto como me hago con la ansiada bebida comienzo a pensar mientras ando. No sé si me he metido en el grado adecuado. Sí, me gusta la literatura y me encanta el inglés, sin embargo, no esperaba tener que estudiar la biografía de quinientos mil autores. ¿Sus poemas? Dámelos todos. ¿Sus vidas? Puedes ahorrártelas. No me interesa nada en absoluto cómo Edgar Allan Poe se casó con su prima de manera voluntaria. Puedo saber más de sus vidas leyendo y entendiendo sus poemas que estudiándome 4 páginas de biografía para mañana... ¿MAÑANA? El examen es mañana y yo aquí dando vueltas por... Espera, ¿dónde estoy?
Tan inmerso en mis pensamientos que ni si quiera me he fijado hacia dónde caminaba. Una voz burlona tintinea dentro de mí 'Caminante, no hay camino, se hace el camino al andar'. Creo que necesito un descanso de la vida en general. Observo mi alrededor con cautela y aviso cómo delante de mí se aparece una puerta algo mugrienta. Debe ser una especie de desván, pero tampoco es que quiera descubrirlo. Juraría haber entrado en el edificio de chicos, pero por la pared plagada de un azul vibrante y el olor a lavanda que impregna los pasillos diría que estoy en el edificio equivocado. Quizás en el de las chicas. Vuelvo sobre mis talones y me dirijo hacia las escaleras por las que he venido y una luz lejana que acompañan a unos pasos golpean mi apaciguada expresión para tornarla a puro terror. Podría ser expulsado si me encuentran aquí y no puedo permitirme eso. No cuando he trabajado tanto por llegar a esta universidad. Los pasos se acercan y yo decido con angustia esconderme apresuradamente tras la puerta mugrienta. Lo que encuentro tras ella, es un barullo de cajas, oscuridad y ¿perchas? No tengo tiempo de jugar a ser detective así que decido esconderme tras una caja gigante que parece estar rellena de libros. La puerta por la que acabo de pasar se abre y una marea de polvo de la que antes no había sido consciente me atraviesa.
- Sal de ahí, te he oído – dice una voz femenina.
Me congelo. Me siento como si algún familiar me hubiera pillado masturbándome y dejo de respirar por unos segundos.
- Saaaaaaaaal – canta con un tono infantil la voz femenina.
Escucho unos pasos. Mierda.
- Sara, ¿qué haces? – pregunta otra voz femenina, pero diferente y dueña de los pasos que estaba escuchando hace un segundo. Al menos me matarán entre dos personas y no una, eso siempre es más heroico ¿no? Dos contra uno, una injusticia, el chico se encontraba en una situación de desventaja.
- He escuchado pasos en esta planta.
- Eso es imposible Sara, no he visto salir a nadie de su cuarto cuando estaba en la planta de abajo. Deben ser las ratas.
¿Ratas? De repente prefiero la idea de que me maten entre ellas dos.
- Revisemos un poco y volvamos abajo, no creo que haya nadie en este desván a las tantas de la noche. Solo hay libros viejos y perchas – asegura la segunda voz femenina.
¡Ahá! Sabía que había perchas. Soy toda una caja de sorpresas. Guapo, alto, inteligente y con el superpoder de la observación.
- Ya, pero... deja que dé una vuelta por aquí para asegurarme.
Pasos se acercan hacía mí y rezo un padrenuestro de un Dios que no es ni si quiera mío. Cierro los ojos y me hago una bola, metiendo la cabeza entre mis rodillas, cual avestruz. Los pasos no cesan, pero cada vez se van alejando más de mi punto, lo cual me alivia, aunque aún puedo sentir la adrenalina viajando por mi interior.
- Venga ya Sara, aquí no hay nada. Vámonos, ya mismo termina nuestro turno.
- ¡Malditas ratas! Juraría que sonaba fuerte Gio, lo juro.
Las voces se alejaron cada vez más entre risas y desesperación hasta que se hacen inaudibles. Estoy a salvo, mis cuatro extremidades siguen en mi cuerpo y mi Cola Cao está frío. Gracias Sara y Gio por enfriar mi bebida. Me levanto de golpe y vuelvo a escanear mis alrededores. Mi primera impresión se hace realidad y es bastante acertada. Todo sucio y... extrañamente reconfortante. Este olor. Este olor a libro viejo y madera húmeda me hace sentir tan bien. ¿Cuándo inventarán una vela con este olor? He visto velas con olor a jamón, por qué no una con olor a libro viejo.
Aparto unas cuantas cajas de una pared cercana y me siento con la espalda contra la pared. Inhalo una vez más. Debería esperar hasta que el sol salga para moverme de aquí sin ningún peligro. Son las 4 de la mañana, no falta mucho así que me relajo y vuelvo a centrarme en mis cascos. Si luego me pillan bajando las escaleras diré que he venido a por unas toallas, que me envía el profesor Edward, eso es...
El estridente sonido de la alarma me sorprende y se me vuelca el corazón. ¿Dónde estoy? Este olor... libros. ¿Libros? ¡El examen de literatura!
Salto de mi sitio a la velocidad de la luz y salgo del edificio burlando a las profesoras de la entrada fácilmente, pero recibiendo algunas miradas confusas por parte de las chicas que deambulaban por los pasillos en rumbo a la muerte hecha papel y preguntas.
Entro en mi cuarto y cojo apresuradamente mi mochila, metiendo las necesidades para el resto del día. Cuando miro el reloj me relajo al ver que aún tengo tiempo. Me siento en la cama, intentando bajar mis pulsaciones. Ese olor aún me impregna la nariz. Tan relajante y tan familiar. Puede que esta no sea la última vez que regrese a esa casualidad.
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VOICEGASM (Kino - Pentagon)
FanfictionA mí me calman las voces y este olor tan familiar. A ella le incordia el mínimo ruido y detesta este olor. Ni en un millón de años me imaginaría esta situación, ni que mis dedos buscan inconscientemente su chat para escuchar sus notas de voz.