The stone of souls

Antes de comenzar me veo en la obligación moral de aclarar dos puntos:

1. Este iba a ser un oneshot, pero por una arranque de inspiración (Chanyeol y su guitarra de Hide), en mi cabeza comenzó a rondar la continuación. Después de eso una cosa llevó a otra. Y aquí está.

2. Debido a lo anterior, tuve que volver a escribir y agregar detalles en este primer capítulo, para que el enlace entre las partes fuera más notable. Pero no creo que haya afectado la historia de manera general, simplemente es más explicativa en algunas partes. Así que si leyeron la otra versión les recomiendo leer esta antes de seguir con las posteriores.

Por último,  puede ser un poco confusa en algunas partes, pero es inevitable y en parte es mi intensión.  Con esta historia logré contar de manera  coherente  con una de mis fantasías. No voy a decir más al respecto (no a los spoilers), pero tal vez alguien se da cuenta de cual es....

Sin más...

Tenía mucho frío, más frío que el que hubiera recordado que había sentido jamás. Intentó calmarse pero entre más esfuerzo ponía en ello su cuerpo se sacudía con más fuerza. No había logrado encontrar la manera de que su cuerpo parara de temblar siquiera un instante y maldecía entre dientes por haber decidido emprender este viaje sin compañía. 

Al menos ahora no sentiría tanta soledad. 

Pero realmente sus quejas no eran más que un efecto colateral de no haber pensado cuidadosamente que era lo que realmente quería. Aquello era lo que había estado buscado cuando emprendió su viaje y lo encontró. Pero sus ganas de buscar inspiración en parajes recónditos y personas sencillas estaban menguando con cada paso que daba en aquel camino plagado de necesidades. Ahora el frío era su único compañero y no uno bueno.

Cuando algo va mal, siempre puede ir peor. 

Solo unos pocos pasos más dentro del bosque, apenas unos minutos de camino cuando comenzó a llover estrepitosamente. En medio de la tormenta, los árboles gigantescos se balanceaban a la par del viento como si batallaran contra el clima. No tenía otra opción que apresurar el paso, la idea de buscar cobijo en los gigantescos árboles había sido muy poco fructífera hasta el momento. Tenía que buscar una protección más duradera que el follaje que se balanceaba desesperadamente, como si cada sacudida fuera la última. 

La única opción de hospedaje por esos parajes según un anciano que había encontrado kilómetros atrás, era una posada de no muy buena reputación, pero dada la situación le urgía encontrarla. Era la única existente entre el pueblo que había dejado atrás esta mañana y el próximo que se encontraba a más de un día de camino. A pesar de la reputación, no quedaban muchas opciones disponibles.

En aquel momento, cuando conoció al anciano le pareció graciosa la advertencia. Con mucha seriedad le comentó: "...demasiadas historias horripilantes joven. Pero este pobre viejo no sabe cuanto de verdad podrá haber en ellas". Pensó en replicar, explicar que no creía en cosas sobrenaturales pero los ojos grises rodeados por profundas arrugas se enfocaron en los suyos. Por un momento sintió el peso de la mirada como una advertencia más convincente que sus palabras. Pero solo fue un instante, él no creía ni en fantasmas, ni en hechos sobrenaturales y no iba a comenzar a hacerlo ahora.

Siguió su camino, las pesadas gotas en instantes mojaron totalmente su cuerpo, todo estaba borroso y cada paso se hacía más complicado. Cuando las esperanzas comenzaban a mermar, en el horizonte apareció un enorme lienzo gris y verde, donde a pesar de las gotas que difuminaban el paisaje se podía vislumbrar un jardín. Como las polillas atraídas por la luz, con el corazón emocionado corrió hacía el claro, alejándose lo más posible del inhóspito bosque. Ninguna posible historia horripilante podría ser peor que el frío y las gigantescas gotas de agua.