Maldito

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Si creía que esa mañana no iba a haber algo más que me sorprendiera, estaba completamente equivocado.

Miré al chico comer con un poco de recelo pero con ansias, parecía más hambriento de lo que yo había estado. Me saltó la duda de cuanto tiempo llevaría sin comer para devorar aquel pan con aquella vehemencia. Después recordé la mancha verdosa en su rostro y el malestar que la misma causó en mí. 

Cuando la vi solo pensé en curarla, todo lo demás pasó a un segundo plano, solo cuando terminó de desaparecer la desagradable marca me percaté de que lo había tocado. Al saber que el chico ante mí, Chanyeol, era un humano normal la duda de porque sabía de la existencia de Tenebris Permafrost no saltó en mi cabeza hasta que ya el chico había engullido la mitad del pan negro. Viendo como terminaba de comer, me aventuré a preguntar.

— Entonces Chanyeol, ¿Por qué conoces de Tenebris Permafrost?

Ante la pregunta, los ojos de Chanyeol se cristalizaron como si quisiera llorar y me miró como si tuviera miedo de la reacción que tendría cuando dijera su respuesta. Ese recelo me mantuvo intrigado, traté de suavizar la mirada para hacerle entender que no debía de tener miedo, nada de lo que me dijera me iba a sorprender, yo tenía bastante experiencia con las cosas sobrenaturales. Pero mis palabras no bastaron, el chico había dejado de mirarme y se concentraba en estudiar el mendrugo de pan que aun quedaba en sus manos.

— Puedes decírmelo, no soy el tipo de persona que tiende a escandalizarse, suficientes fenómenos sobrenaturales he visto en mi vida. No te preocupes Chanyeol, creo que puedo soportar lo que sea que tengas que decir. — dije para dejar claro lo que mi mirada intentaba decir.

El chico terminó de comer el último pedazo de pan y me miró suplicante, pidiendo que no me enojara, que no lo alejara o al menos eso me pareció leer en los ojos oscuros. Bajó la mirada hasta el borde del mantel y jugueteó con el mientras decía: — Porque yo vine de ahí.

Lo miré asombrado ante tan inesperada confesión. ¿Cómo podía provenir de Tenebris Permafrost? ¿Sería un demonio? ¿Rufus lo estaría utilizando para atraparme? 

Inmediatamente conjuré las runas de protección en estado de pánico, me puse de pie en alerta y la mesa se tambaleó ante el fuerte movimiento. Entonces pasó algo que no esperaba, el chico calló de rodillas contra el piso de piedra, los delgados brazos se enredaron alrededor de mi cintura y la mejilla se apretó contra mi abdomen.

— Ust... Usted es mago puede ayudarme, por favor yo... yo no estoy maldito, simplemente mi pelo es así y yo... no siento el frío. Por favor, no se asuste, que este es el único trabajo que tengo, por favor ... si me echan de aquí no se que voy a hacer.

No sabía si era la sensación de la cercanía de otro cuerpo, la imagen frágil del chico suplicando entre mis piernas o la desesperación de los ojos negros, pero me calmé. Enredé mis dedos entre los blancos cabellos para intentar calmarlo a él también, pero al contrario de lo que había esperado el chico rompió en sollozos ahogados.

— No te preocupes, Chanyeol, no voy a hacer nada que afecte tu trabajo. Intenté calmarlo Simplemente me asombró tu respuesta, sobre todo porque soy mago.  Hice una pausa, dudando si debía decir la verdad, pero al final decidí hacerlo. Se lo que pasó en esa ciudad y me resulta extraño que tu puedas provenir de allí.

El chico siguió sollozando, los ojos rojos y gruesas lágrimas cayendo de ellos. La imagen dolió. ¿Cuánto habría sufrido el chico por esta confesión? 

En ese momento comprendí el miedo y el recelo al contestar la pregunta, incluso yo me había alarmado ante semejante confesión. Tenía muchas preguntas, pero primero necesitaba que Chanyeol se calmara, tal vez el chico podía ser un buen guía, tal vez podía obtener más información del chico que de todos los magos que había conocido hasta el momento. Después de un rato logré que el chico dejara de llorar y se volviera a sentar donde lo hacía anteriormente, lo había hecho pacientemente, tratando de no asustarlo, ni de transmitir la impaciencia y la curiosidad que  barboteaban dentro de mí.

The stone of soulsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora