-Tu semana está a punto de dar un vuelco. No te cierres a nuevas experiencias. Abre la ventana y deja que entre la suerte- Christopher leyó aburrido el horóscopo que le aparecía en el móvil- Número de la suerte el cinco. Color, marrón.
Bufó ante la estupidez que se reproducía en la pantalla. Nuevas experiencias? No eran suficientes las que había tenido últimamente? Qué día era hoy?Viernes?Sí. Eso lo dejaba exactamente en el número ciento ochenta y uno de su nueva y patética vida. Aunque , bien mirado, prefería su patética vida actual a la que había tenido hasta entonces.
Mordió el croissant con saña, se lamió el chocolate de los labios que iría a engordar sus ya de por si llenas caderas y miró la pantalla con ojos extraviados.
-Lo último que necesito ahora mismo son nuevas experiencias-rezongó y miró con recelo el sobre que sobresalía por encima de las páginas de su libro, la invitación que el capullo de su ex le había hecho llega esa misma mañana a la clínica veterinaria.
La invitación a una jodida boda.
La suya con el musculoso al que había pillado 6 meses átras y que hizo que descubriese quién era Erick en realidad.
Cómo demonios se hace para vivir cinco años con un hombre y no saber que se está tirando todo lo que se mueve? Cómo narices no sabes que estás durmiendo al lado de alguien que necesita más y que lo busca fuera?
En cierto modo ahora todo tenía sentido. La monotonía en la que se había convertido su vida en común, la falta de comunicación, las inesperadas ausencias, sus cambios de humor y la decadencia de su vida sexual.
Quizá, como él lo había acusado en esa primera y última discusión, no se había molestado en preguntar. Su relación había sido la de dos mejores amigos. Dos personas que se conocían desde la infancia, que fueron al mismo instituto y terminaron compartiendo un piso años después de pura casualidad.
El que hubiesen acabado en la cama no era más que otro error, se percataba ahora, uno provocado por el alcohol y los excesos de una noche de fiesta que los llevó a traspasar la línea de la amistad e incursionar en una posible relación y de ahí a planear una boda que nunca llegaría a celebrarse.
No. No se celebró por que aquel musculoso vestido de cuero que le comía la polla a su prometido mientras él le decía lo malo que había sido, lo había dejado en shock.
Oh, sí, jodida revelacióm!
"Puedo explicarlo, Chris"
La frase más trillada en la historia de los cuernos y que surgió de entre sus labios mientras meneaba la húmeda polla que acaba de extraer de los labios de su amante.
Se llevó la mano al puente de la nariz y se la apretó levantando las gafas.
No recordaba mucho de sus intentos de explicarse, solo el runrún de fondo y los "te veo el jueves a la misma hora, cariño" del musculoso. Y ni siquiera eso tenía realmente sentido. No. Nada tuvo sentido hasta que sacó la maleta del armario y empezó a recoger sus cosas.
"Christopher tengo necesidades que tú no puedes cubrir. Necesitaba descubrirme a mí mismo, pero eso no quiere decir que no te quiera. Eres mi mejor amigo.
Primera bola fuera del campo.
La primera frase nada más empezar a meter sus cosas dentro de la maleta había sido esa, luego le siguieron una larga fila de rocambolescas explicaciones y justificaciones que le dijeron , sin lugar a dudas, que había tirado con los últimos seis años de su vida sin darse siquiera cuenta.
"Nuestra relación nunca ha sido típica, Chris"
"Íbamos a casarnos"
"Hemos sido más tiempo amigos que otra cosa"
"Pero íbamos a casarnos"
"Tengo necesidades y tú no podías..."
"Coño! Que íbamos a casarnos!"
La conversación había ocurrido más o menos de esa manera. Él se había disculpado, le dijo que nunca había querido engañarlo, que no deseaba que se enterase de esa manera, que seguía siendo importante para él y sentenció aquella vista preliminar con la frase decisiva.
"Todavía quiero casarme contigo, Chris. Necesitas de alguien que te cuide y yo todavía quiero ser el que lo haga. Podrás comprender que necesito más de lo que encuentro contigo?
El taxista se había ganado la propina y con justicia por habe llegado en menos de cinco minutos y cargar él solito con las maletas.
Seis años de su vida tiradas a la basura, seis años en los que había sido un completo estúpido que no se había enterado de nada.
Y ahora el hijo de puta se casa y tiene el morro de invitarme a la boda. En qué mierda de mundo alternativo cree que vive?
"Confío en que al menos podremos seguir siendo amigos"
Otra típica frase a la que había respondido con un gesto también típico; su dedo corazón mirando al cielo por la ventanilla del taxi.
Y ahora el estúpido horóscopo del móvil le decia que no se cerrase a nuevas experiencias, dejaría algún día el karma de burlarse con tanta saña de él?
-Peli ñoña y helado de chocolate- masculló en voz baja. Aquel sería el plan para esa noche.
El letrero del bus anunció la siguiente parada. Se bajaba aquí. Su nuevo piso no era precisamente para echar cohetes, estaba seguro que era incluso más viejo que el, pero al menos no había gilipollas ocupándolo, lo cual tenía que ser un verdadero consuelo.
Saltó del autobus como todo un atleta olímpico, correteó fintando a los demás pasajeros sobre sus zapatos y salio a la calle. A esas horas de la noche esa parte de la ciudad estaba tranquila, no había mucha gente que cogiese la misma salida, asi que disminuyó la velocidad y continuó su paseo con dignidad.
Habia sido todo un cambio, nada que ver con la zona cosmopolita en la que había esado viviendo los ultimos años con Erick. De todos modos, ese había sido precisamente el motivo de mudarse a Lincoln, Nebraska y abrir allí su propia clínica veterinaria; alejarse del pasado todo lo que podía.
No veia la hora de llegar, ponerse su pijama favorito y se arrellanaría en el sofá a ver una pelicula y comerse todo un bol de helado si se le antojaba.
-El helado de chocolate siempre lo soluciona todo- canturreó. Sujetó bien el libro bajo el brazo y empezó a bucear en el interior de la mochila en busca de la llave.
Apuró el paso, subió los primeros escalones a la carrera pero no llegó a alcanzar el siguiene pues el zapato se engancho contra algo lanzándolo de golpe contra el suelo. De no haber puesto las manos y una rodilla por delante se habría comido sus propios dientes y las gafas.
-Joder eso si que ha sido una buena plancha- escuchó a su espalda-Estas bien?
Arrugó la nariz y se giró lentamente para ver a alguien a los pies de la escalera, su mirada sin embargo no estaba puesta en su cara.
-Te gusta lo que ves?-le escuchó murmurar mientras entrecerraba los ojos. Un segundo después sus labios se estiraban en una pícara sonrisa-Más de lo que te imaginarías.
Con un ahogado grito se subio inmediatamente el pantalón que se la había bajado con la caida e intentó ponerse en pie. El eslogan que acababa de poner en palabras estaba escrito sobre la tela de su ropa interior y venía acompañado por la silueta de un sexy gatito.
El rubor le inundaba el rostro mientras se ponía de pie y se desenganchaba rapidamente el zapato. al mismo tiempo, el recién llegado recogía el libro, la invitación y la bolsa de la confitería que había salido despedida en la aparatosa caída.
-Se ha hecho daño, señor veléz?
Se subió las gafas con un dedo y contuvo una expesión estoica mientras conemplaba a su exultante vecino pero fue incapaz de evitar que el calor siguiese bajando por su rostro e iluminando de un tono rojizo su piel clara.
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Loving wolf ( chrisdiel adaptación)
RomanceConfundir a tu vecino con un ladrón, tirarlo al suelo y practicar una detención, no es la mejor manera de comenzar una relación. Zabdiel de Jesús aprendió esa lección por el camino difícil, uno que lo llevaria a haver hasta lo imposible para hacerse...