El rubio suspiro con cierto toque de tristeza, aun no se acostumbraba a aquella soledad en su corazón, aunque estuviera con su hermana, su cuñado y próximamente son su sobrino aún se sentí solo.... ¿Acaso...? Era inútil, él mismo decidió irse de aquella escuela para próximos héroes, él no se podría transformar en algo tan luminoso cuando sus manos estaban manchadas de sangre, cuando sus heridas seguían abiertas.
Neo se levanto de la cama y se bañó, necesitaba que el agua se llevara todos aquellos pensamientos solitarios, se supone que tras tantos siglos en soledad ya se había acostumbrado a aquella fría habitación, a despertar sin un propósito fijo, a solo vagar entre las transitadas calles o a trabajar hasta que el último de sus clientes se vayan.
- No entiendo como le tome tanto aprecio en unos solos meses – el rubio miro la palma de sus manos para luego cerrarlas en un puño, tomo una chaqueta de su armario y salió de la habitación sin siquiera desayunar salió de la casa, necesitaba aire fresco, necesitaba que el viento que llevara de una vez sus problemas.